
En febrero de 2013, un médico radicado en Tepalcatepec, Michoacán, despertó a país aletargado. El cirujano decidió exponer su propia vida y empezó a dar detalles de la barbarie. José Manuel Mireles Valverde se identificó como uno de los consejeros generales del Consejo Ciudadano de Autodefensas situado en la región de Tierra Caliente. Los siguientes meses y años habría un cambio profundo en la región: un cártel desaparecería, habría una revolución armada.
El término de autodefensas aún no era conocido. Apenas en febrero de ese 2013 había comenzado a aparecer en la prensa mexicana de manera marginal. Mireles Valverde fue entrevistado por la Agencia SubVersiones. Y el video, subido a la red social YouTube, acumuló decenas de miles de vistas. Se trató de una entrevista de apenas 21 minutos, suficientes para que el médico denunciara el terror que vivían los pobladores de Tepalcatepec. Narró cómo Los Caballeros Templarios les exigían no sólo dinero por metro cuadrado de propiedad o por cada auto, sino hasta a sus esposas. Y después, a las hijas.
“Y las regresaban cuando ya estaban embarazadas”, dijo.
La denuncia no se quedó allí. Dijo que los operativos federales eran una farsa. “No pisan el cemento”, afirmó. Los militares llegaban a los pueblos y no enfrentaban a los narcotraficantes a pesar de que los lugareños les decían en dónde estaban. Explicó que se liberaron de las extorsiones y de otros delitos armándose como antes lo habían hecho los indios Purépechas. Se organizaron y un buen día detuvieron a una gavilla de criminales y los entregaron a las autoridades. Y poco después, esos criminales fueron liberados. Mireles Valverde dijo que la corrupción llegaba hasta la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y explicó por qué los operativos fallaban.
Han pasado más de siete años y la guerra continúa. Los cárteles cambiaron de nombre, capos murieron y otros fueron detenidos. Pero los abusos a la población civil continúan. Como si aquella guerra no hubiera servido de nada.
La niña, cuya edad ni nombre fueron revelados, habla frente a la cámara. Llora. Pide justicia y que quienes la violaron paguen por lo que le hicieron.
“Me subieron con ellos. Solamente escuché cómo me decían lo que me iban a hacer y qué me iban a hacer si yo decía. Yo di hasta el último golpe que aguanté y me defendí y uno quedó herido y yo… Me aventaron de la camioneta… Me aventaron de la camioneta… Me tiraron, me empujaron de ahí”, narró entre lágrimas.
“Cuando miré yo que nomás se fueron, arrancaron la camioneta los muy cobardes y se fueron, yo al momento miré que mi moto la habían tirado, la habían dejado tres cuadras después donde me habían tumbado de la moto y me fui corriendo hacía mi moto. Estaba todavía prendida, tirada y prendida, yo me fui a la casa de mi amiga. Antes de llegar me di cuenta que no traía el bolso que yo cargaba. Me fui a donde lo había tirado. Al momento agarré mi celular que estaba en el bolso y le marqué a mi hermano, le marqué y rápidamente. Fueron por mí a la casa de mi amiga”, recordó.
“Yo hace 20 días, antes de cuando me acosaron verbalmente, yo ya había dado el comunicado con la gente, con la supuesta gente que está encargada del pueblo, lo que me había pasado”. Y se corta el video que circula en redes sociales.
MICHOACÁN EN LLAMAS
La ola de violencia en México permea desde hace muchos años en Michoacán. Tan sólo en los primeros cinco meses de este 2020, Michoacán registró 854 homicidios dolosos, 151 de ellos ocurrieron el pasado mes de mayo, según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).
De enero a mayo, la entidad sólo ha reportado un total de siete feminicidios. De acuerdo con los datos oficiales, el estado acumula en ese periodo 212 casos de abuso sexual, 52 de hostigamiento, 138 violaciones simples y 43 equiparadas. En el reporte más reciente del SESNSP, no hay ninguna investigación abierta por acoso.
Mientras que a nivel nacional, el país concentra 12 mil 184 asesinatos, de los cuales, 2 mil 411 se dieron en mayo pasado.
Sin Embargo
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