Cuando el “amor” lastima y la impunidad prospera

“Creo que comprenderíamos mejor el alcance de la misoginia y la violencia contra las mujeres si tomáramos el abuso de poder como un todo y dejáramos de tratar la violencia doméstica aislada de la violación, el asesinato, el acoso y la intimidación en las redes, en casa, en el lugar de trabajo y en las aulas; si se toma todo en conjunto, el patrón se ve claramente” 
Rebecca Solnit

“Fueron aumentando las prohibiciones y enojos hacia mí: gritos, insultos, jaloneos, apretones de cuello, de pierna o de brazos;  jalones de pelo, golpes. Más de una vez traté de irme, pero siempre regresé, porque él decía que estaba arrepentido y me amaba; yo le creía”, lamenta Gio. La persona de la que habla, su ex pareja, es Javier “N”,  Secretario de Estudio y Cuenta de la Quinta Sala Penal del Poder Judicial del Estado de San Luis Potosí.

El 9 de abril, Gio presentó una denuncia por violencia familia ante la Unidad de Atención Temprana para la Mujer de la Fiscalía General del Estado y el día de hoy, 19 de agosto, es la audiencia de Formulación de Imputado, es decir, cuando se define si Javier es vinculado a proceso. Esta no es la única denuncia en su contra, Javier tiene dos denuncias penales previas: por lesiones, presentada por un compañero del poder Judicial; y por violencia familiar, presentada por su ex esposa.

Aunque Javier tiene procesos abiertos en su contra no ha sido destituido, ni siquiera suspendido temporalmente de su cargo.

En un país donde diez mujeres son asesinadas al día, se requiere justicia. En los últimos días Gio ha recibido sugerencias y amenazas telefónicas para que desista de la demanda, pero para ella las cartas están sobre la mesa.

Todos los tipos de violencia

Gio se mudó con Javier en el 2017, cuando ella tenía 21 años, no fue algo deseado, pero las circunstancias familiares y la manipulación que Javier ejercía en contra de ella la llevaron a vivir dos años y medio de infierno.

“Teníamos que adaptarnos a vivir como pareja, por lo tanto, no podía salir sola con mis amigas y me pidió que limitará los días que veía y hablaba con mis papás. En enero del 2018, me dejó regresar a la uni y yo me sentía un poco más libre; pero me llevaba y recogía, sabía mis horarios, quiénes eran mis maestros, cuál era mi salón, me pedía fotos para ver qué estaba haciendo. Cuando iba con mi familia, también, tenía que mandarle fotos para demostrar que estaba con ellos”.

En 2018 fue la primera vez que Gio presentó una denuncia por violencia familiar: “Fue la cosa más horrible del mundo, fui asustada y sola. Denuncie uno de los episodios más feos de mi vida: Javier me había arrastrado por el baño y el vestidor hasta llegar al cuarto; me rompió la ropa, me azotó en diferentes ocasiones contra el suelo y me golpeó los costados, mientras me gritaba que me callara y que era una puta escuincla pendeja, porque yo sólo quería hacer drama y llamar la atención”.

Javier se veía triste y arrepentido, Gio lo perdonó. A los pocos días, volvió a explotar en contra de ella, en esta ocasión, la corrió del departamento: “Cuando se iba, se acercó a mí y me acarició la cara, entonces, me dijo que le hiciera un favor y me muriera y me escupió. Su hijo lo sacó de la recamara y me dio trescientos pesos porque sabía que aunque trabajaba yo no tenía dinero, como trabajaba con él  todo me lo depositaban en su tarjeta y sólo me daba cien pesos a la semana”.

En septiembre del 2018, Javier fue notificado por la primer denuncia presentada por Gio. Ellos estaban separados y Javier decidió pedir perdón. Esta vez fue distinto, acompañó su disculpa con una anillo de compromiso y promesas de una vida nueva con terapias de pareja. En la Audiencia de Formulación de Imputación, mismo proceso que enfrenta el día de hoy, Gio le dio el perdón. Pasados algunos meses, llegó una nueva golpiza con un puñetazo en la cara, pero esta vez Gio decidió poner fin a todo.

La violencia familiar se define como un acto de poder u omisión intencional, dirigido a dominar, someter, controlar o agredir física, verbal, psicoemocional o sexualmente a cualquier integrante de la familia. Según la Secretaría de Salud, uno de los velos que cubren a la violencia familiar son los patrones culturales en México, que establecen que la violencia es una forma “normal” en las relaciones de pareja.

En cuatro años, del 2015 al 2018, el número de denuncias por violencia familiar aumentó un 40 por ciento en todo el país. En San Luis Potosí el alza alcanzó el 107 por ciento con cinco mil 408 reportes de octubre del 2018 a la fecha, según el Informe de Incidencia de Violencia Familiar.

Han sido semanas difíciles para Gio y tiene miedo de ser atacada o que algún miembro de su familia sufra alguna agresión, en todo momento recuerda que Javier es un hombre violento y con poder. 

ASTROLABIO

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