Daniela, la joven mexicana que vivió en la secta sexual Nxivm

Estados Unidos.- Daniela era una talentosa estudiante de preparatoria de una pequeña ciudad del centro de México cuando decidió renunciar a una beca para estudiar un año en Europa y se mudó a un pueblo cerca de Albany, Estados Unidos, donde se unió al grupo Nxivm.

Poco después de su llegada, Keith Raniere, el líder del grupo, expresó su interés sexual por ella, a pesar de que solo tenía 16 años, según testificó el jueves en el juicio en contra de Raniere por tráfico sexual y extorsión en la Corte Federal de Distrito en Brooklyn, Nueva York. Unos días después de que cumplió 18 años la llevó a una oficina en penumbras donde, según declaró, ambos se echaron en un colchón sucio y tuvieron un encuentro sexual.

Durante un día entero de declaraciones, Daniela, quien fue identificada en la corte solo con su primer nombre, describió cómo Raniere mantenía un arreglo parecido al de un harén en el que tenía relaciones sexuales con unas doce mujeres.

Dijo que él criticaba sus hábitos alimenticios, obligaba a que las mujeres participaran en sexo grupal y reclutaba a algunas para apaciguar a las integrantes que sufrían episodios de celos —lo que Raniere llamaba “berrinches de orgullo” y “explosiones”— debido a sus actividades poliamorosas.

“Alguien podía explotar en cualquier momento”, dijo Daniela, ahora de 33 años. “Estas cosas sucedían a todas horas”.

En un momento dado Daniela también fue parte de las mujeres afligidas por los celos y, al parecer, también sus hermanas (mayor y menor). Las tres mujeres tuvieron relaciones sexuales con Raniere, según testificó.
Raniere, de 58 años, fue uno de los fundadores de Nxivm (se pronuncia nexium) que surgió en los años noventa como una organización de autoayuda ubicada en una ciudad de los suburbios del norte del estado de Nueva York. Ahora enfrenta cargos de extorsión, robo de identidad, trabajos forzados, lavado de dinero, fraude y tráfico sexual.

Aunque Raniere se presentaba como un mentor de personas en búsqueda del crecimiento personal y la paz interna, los fiscales han dicho que en realidad se trataba de un depredador que explotaba a sus seguidores, en especial a las mujeres.

Testigos y exmiembros de Nxivm han dicho que Raniere instaba a algunas mujeres a hacer dietas de hambre para que mantuvieran el físico que a él le gustaba y creó una sociedad secreta de mujeres a las que llamaba “esclavas” quienes eran marcadas con sus iniciales. Algunas de ellas eran presionadas a tener relaciones sexuales con él, han dicho algunos testigos.

Aunque, según los testigos, se esperaba que las mujeres del grupo fueran monógamas con Raniere, él si podía tener sexo con distintas personas.

Daniela dijo que quedó fascinada con Nxivm en la preparatoria después de tomar una de las clases del grupo —llamada La Misión— en Monterrey, México. En la clase se enseñaba que Raniere había desarrollado una sofisticada fórmula matemática para predecir que el mundo se acabaría en 15 años.

Daniela dijo que renunció a una beca para una escuela en Suiza y se mudó al estado de Nueva York cuando tenía 16 años para ayudar a Raniere y a sus seguidores en sus supuestos esfuerzos de acabar con el hambre, mejorar a gran parte de la humanidad y detener la destrucción del planeta.

Tomó la decisión a pesar de que no se había encontrado con Raniere, que era una suerte de gurú conocido entre sus seguidores como “Vanguardia”. Pero se había hecho una imagen mental de él, a partir de las descripciones de otras personas.

Se hablaba mucho de él y con gran reverencia, declaró, y dijo que se le veía como algo parecido a un santo.

Con la aprobación de sus padres, que también tomaron cursos de Nxivm, Daniela dijo que trabajó directamente para Raniere recopilando resúmenes de textos densos y viajando entre México y Estados Unidos para cumplir con los requerimientos de su visa.

Una vez, cuando las autoridades le negaron la entrada a Estados Unidos, dijo que Raniere arregló que entrara al país de manera ilegal desde Canadá con ayuda de una integrante de Nxivm. Daniela dijo que frecuentaba la casa donde Raniere trabajaba y pasaba muchas horas con él observando sus interacciones con otros.

Describió una cruda atmósfera en la que hacía comentarios procaces sobre el cuerpo de las mujeres, se regodeaba con insinuaciones sexuales y se burlaba de las mujeres que comían demasiado, a veces gruñiendo como un cerdo. Contó que una vez, Raniere puso un pay como carnada en un refrigerador y montó una cámara de vigilancia para ver a quienes se lo comieran.

Según el testimonio de Daniela, estar “trabajando” tenía un doble sentido. Cuando Raniere estaba “trabajando” con una mujer se entendía que estaba teniendo sexo con ella, supuestamente para ayudar a su crecimiento personal.

Pero Raniere también mandaba a las mujeres que tenían habilidades de pacificación para calmar a sus parejas sexuales que se ponían celosas. Según Daniela, con frecuencia recurría a Pam Cafritz, su acompañante de mucho tiempo, y la llamaba la “desactivadora de bombas” que “neutralizaba a las demás”.

Daniela dijo que le hacía sexo oral regularmente a Raniere, algunas veces más de una vez al día. Según ella, a menudo eso sucedía mientras estaba sentado en una silla frente a un monitor conectado a una cámara de seguridad desde donde podía ver si alguien se acercaba a la casa.

En algún momento, dijo Daniela, se dio cuenta de que su hermana mayor, Marianna, también tenía una relación de índole sexual con Raniere. Contó que, en una ocasión, persuadió a ambas mujeres a irse a la cama con él. Pero, cuando empezó a besar a una y a tocar a la otra, ambas empezaron a llorar. Unos minutos más tarde Raniere se fue con Marianna, dijo Daniela.

Daniela afirmó que, en 2006, se enteró de que Raniere tenía una relación sexual con su hermana de 16 años, Camila, a quien llamaba “Virgen Camila”.

Dijo que le preguntó a Raniere si estaba teniendo sexo con Camila, pero también dijo que aunque estaba preocupada por su hermana, sentía algo de celos porque el líder no tuvo sexo con ella hasta que cumplió 18 años.

“Siento mucha vergüenza por esto”, testificó Daniela. “Me arrepiento profundamente de que en ese momento no saqué a mi hermana de ahí”.

Con información de: El Debate

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