Desde la mano izquierda: Lo que no hay

Era necesario hacer algo para frenar las cifras de feminicidios, aunque no hay en esa ley penal algo que se denomine así, en todo caso se sabe que se trata de asesinatos violentos en donde la víctima es una mujer y que son motivados por misoginia. Además, también existe la noción de que los agresores son conocidos casi siempre parejas o exparejas de la víctima. Entonces, ¿Qué hacer para minimizar la ocurrencia de estos crímenes? Desde luego como en otros lugares se ha recurrido a la estadística y la investigación, el resultado de ello son las cifras, en 2006 hubo 135 feminicidios, en 2007 fueron 166 etcétera. Un total de 1582 hasta el 2017 según la policía.

Ante el reconocimiento de que las prácticas de violencia de género y el feminicidio están relacionados el análisis es integral, por ello las autoridades son conscientes de que las 225 mil mujeres víctimas de violencia física o sexual que se estiman cada año pueden estar en riesgo de ser asesinadas.

Así también tienen claro que la violencia contra las mujeres es el principal obstáculo para la igualdad de género, podrían haber usado el sentido común, ponerse en los zapatos de las víctimas y darse cuenta de que es algo complicado buscar trabajo, o estudiar, hacerse de un patrimonio o participar en el ámbito público cuando se reciben palizas y humillaciones constantes, cuando se está algo más pendiente de que no te maten. Pero aún siendo lógico se han tomado las medidas necesarias para que no quepa duda.

Recién han presentado varios compromisos: van a reforzar la condena por los delitos que involucran prácticas de violencia y mejorarán la protección a las víctimas, a sensibilizar a la comunidad, a movilizar a las organizaciones sindicales y patronales para combatir la violencia de género, a crear una aplicación para proteger a las mujeres que son acosadas en redes sociales y a integrar presupuestos para la igualdad en toda la administración.

Particularmente para prevenir los feminicidios la autoridad ha manifestado ante los medios que es su prioridad absoluta generalizar el uso del brazalete electrónico para evitar que los agresores de mujeres se acerquen a sus víctimas y quienes intenten oponerse puedan ser acusados por obstruir a la justicia.

Uno de los vecinos de este lugar anda por las mismas, ha contabilizado 1000 feminicidios desde el 2003 y ahora 1 de cada 5 jueces han pedido (así por voluntad propia) inscribirse en un curso de perspectiva de género, hay allí una gran concienciación acerca de que estos delitos no pueden ser abordados como cualquier otro, están sensibilizados y quieren prepararse para coadyuvar a que las víctimas salgan de las dinámicas violentas y también sus hijos e hijas, tomando en cuenta los 28 niños y niñas asesinados por violencia de género que se han contado desde 2013.

Debido a ello ambos sitios, Francia y España respectivamente, pueden llamar a las víctimas a que denuncien, hay una estructura preparada para ello que con estas acciones se verá fortalecida, hay personas que no sólo tienen la formación que les da su carrera, profesional y académica, sino que se están preparando para ser expertas en el tratamiento a la violencia. Hay medidas de prevención pensadas a partir de la medición coherente y realista del problema, por eso se invierte en distintas cosas y hay conciencia de que la violencia y la desigualdad están relacionadas del mismo modo en que las prácticas de agresión contra las mujeres son el inicio y que en el extremo del espectro está el feminicidio.

Siendo como es la violencia de género, una pandemia que afecta a todos los países sin importar su riqueza o su desarrollo, la realización de estrategias y de acciones no necesariamente depende del dinero, sino de la voluntad política. Sabemos que en México los números de feminicidios y de violencia son mucho mayores, apenas en San Luis Potosí la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2016 indica que de las mujeres en la entidad que han enfrentado violencia por parte de esposo o novio, a lo largo de su relación de pareja (374 mil), en el 67.2% de los casos se trata de violencia severa y muy severa. Pero también sabemos que se hace muy poco al respecto.

El problema es que estamos eligiendo personas para gobernar y para decidir que tardan demasiado tiempo en hacer conciencia, que definitivamente no están interesadas en reconocer la violencia de género como tal e incluso se niegan a ello si eso no les significa un capital político.

Nos encontramos ante un enorme vacío en donde deberíamos encontrar una perspectiva de género ya construida y convencida de que las prácticas de la violencia constituyen uno de los más graves problemas de salud pública, de los delitos con mayor incidencia delictiva y el mayor impedimento para que las mujeres que aquí vivimos lo hagamos seguras y en igualdad tal y como hasta ahora sólo puede afirmarse desde la ley. Tenemos que elegir de otra manera. A más ver.

Claudia Almaguer

Twitter: @Almagzur

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