Desde la mano izquierda: Violencia obstétrica

El pasado miércoles 14 de agosto, se llevó a cabo el Foro Interdisciplinario para Prevenir y Atender la Violencia Obstétrica convocado por los Colegios de Enfermería de San Luis Potosí, de la Profesión Médica del Estado, el Colegio Potosino de Profesionales de Trabajo Social y la Federación Latinoamericana de Sociedades de Obstetricia y Ginecología en colaboración con la Fiscalía General del Estado, el Instituto de las Mujeres del Estado y la Comisión Estatal de Derechos Humanos.

Era necesario originar un espacio en el que convergieran las distintas perspectivas acerca de este problema que afecta a la salud materna, sexual y reproductiva de las mujeres, como sabemos la Ley de Acceso a una Vida Libre de Violencia del Estado contempla desde el año 2015 un concepto acerca de esta forma de violencia definiéndola como todo abuso, acción u omisión intencional, negligente y dolosa que lleve a cabo el personal de salud, de manera directa o indirecta, que dañe, denigre, discrimine, o de un trato deshumanizado a las mujeres durante el embarazo, parto o puerperio; que tenga como consecuencia la pérdida de autonomía y capacidad de decidir libremente sobre su cuerpo y sexualidad.

Los actos que se consideran para esta violencia son por ejemplo las prácticas que no cuentan con el consentimiento informado de la mujer, la omisión de una atención oportuna y eficaz en urgencias obstétricas, el no propiciar el apego precoz del niño con la madre, sin causa médica justificada, alterar el proceso natural de parto de bajo riesgo mediante su patologización, abuso de medicación o uso de técnicas de aceleración, sin que ellas sean necesarias y practicar el parto vía cesárea sin autorización de la madre cuando existan condiciones para el parto natural.

Desde luego parte de la discusión fue precisamente la pertinencia de volver a la violencia obstétrica un delito, tomando en cuenta que en San Luis hubo una propuesta en ese sentido en julio de 2015 y que por segunda ocasión se presentó otra iniciativa el pasado mes de junio por el diputado Edson Quintanar, no obstante, al foro sólo asistieron tres diputados interesados en el tema: Beatriz Benavente, Martin Juárez Córdova y Angélica Mendoza Camacho.

Ya desde la primera propuesta de hace cuatro años escribimos aquí que conductas como la esterilización forzada o los actos de negligencia médica ya estaban previstos y sancionados en la Ley General de Salud, en la Ley de Salud del Estado y en el propio Código Penal por lo que la creación de un delito de esas características no iba a desincentivar las conductas de esta forma de violencia, pero sí a tensionar innecesariamente el vinculo entre las mujeres y el personal médico que las atiende durante el embarazo, el parto y el puerperio.

Indudablemente que la violencia obstétrica existe, que hasta ahora se han producido relaciones asimétricas entre las pacientes y sus médicos, que, aunado a los estereotipos y prejuicios de género, pero también a las carencias de recursos humanos y materiales de los nosocomios generan conductas paternalistas en las que ellas no son informadas de los procedimientos y no se promueve el parto respetado.

Pero esto no puede resolverlo la amenaza del derecho penal, en parte porque en un Estado democrático y de derecho su uso es la última opción ya antes está obligado a buscarse maneras más inteligentes de prevenir los problemas y también porque, aunque existiera una figura así eso no significa que verdaderamente el personal de salud perdiera su libertad por ello. Ciertamente hay un procedimiento distinto, al que ya no le ajusta la idea del populismo penal, de ser así que por el mero hecho de tipificar todo se arreglara, entidades como el Estado de México o Veracruz podrían garantizar el bienestar y la seguridad de las mujeres en su territorio.

Para hacer una política diferente, es necesario proponer acciones efectivas en lugar de considerar que sólo la amenaza punitiva resolverá problemas tan extendidos como la violencia de género, por eso es necesario ir a escuchar todas las voces, para originar conversaciones e invitar a un nuevo diálogo. A más ver.

Claudia Almaguer

Twitter: @Almagzur

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