
Dulce desapareció después de que hombres desconocidos fueran por ella a su casa a finales de enero; aunque las primeras dos semanas mantuvo “comunicación” con su familia, hoy ignoran su paradero y en el Ministerio Público las revictimizan.
Dulce Gabriela Flores Suárez, de 17 años, es la menor de tres hijas, casi no salía de casa porque hizo una pausa en sus estudios y lo que más anhelaba era trabajar para poder ayudar a su madre.
Por esa razón, su familia sospecha que alguien la contactó por Facebook para ofrecerle empleo el 27 de enero, cuando la joven salió de su domicilio, pero temen que haya sido enganchada por tratantes.
Y es que las primeras dos semanas Dulce mensajeó con sus hermanas mediante esa red social; por lo que fue hasta 15 días después que su madre y sus hermanas presentaron la denuncia ante la FGJEM.
Sin embargo, en el Ministerio Público de Nezahualcóyotl-Palacio el personal las revictimizó al grado de amenazarlas con iniciarles una investigación por presentarse hasta esa fecha y ser “una mala madre”.
Sufren por búsqueda
“Estamos desesperadas porque ella no tenía amigas, era una niña de casa, no tenía relación con otras personas, fue muy raro, fueron por ella hasta el domicilio. No tenemos ni una pista de ella”, señaló una de sus hermanas.
En su último mensaje —el 12 de febrero—, cuando se emitió el boletín de búsqueda, Dulce mandó una foto en la que vestía ropa que no era la suya, diciendo que estaba bien. Su familia cree que alguien la presionó a hacerlo, pues se llevó toda su ropa y su documentación personal.
Los familiares acusaron que el desdén por su caso es tal que en el MP la carpeta de investigación ni siquiera tiene correctos los apellidos de la madre y ha sido la misma familia —a través de las redes sociales— la que ha realizado el rastreo.
“Cuando les dijimos que investigaran sus redes sociales, ellos (en el MP) nos dijeron que no pueden hacer eso”, reiteró la familiar.

El Universal
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