
Los problemas por falta de equipamiento para protección contra el COVID-19, los acarrea el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para Trabajadores del Estado (ISSSTE) desde el inicio de la pandemia; con la conversión de los principales hospitales en centros de atención COVID.
En mayo le fue disuelto el contrato laboral a una enfermera y una más fue suspendida por el supuesto abandono de paciente con diagnóstico sospechoso de COVID, el cual finalmente falleció en el Hospital General de Zona, «Carlos Diez Gutiérrez» de la capital potosina.
De acuerdo con Estela Herrera Villaseñor, secretaria de Conflictos del Sindicato Nacional Auténtico Democrático de los Trabajadores del ISSSTE (SNADETISSSTE), este hecho destapó «la cloaca» de la falta de seguimiento a los protocolos para atención del COVID-19 en los que opera el Instituto desde que se detectaron los primeros casos en la entidad.
SEIS CAMAS-COVID Y DISMINUIDOS EN PERSONAL
Al inicio del brote de casos locales de coronavirus SARS-CoV-2, las instituciones de salud destinaron áreas específicas de sus instalaciones para la atención de pacientes confirmados y sospechosos a la enfermedad. En el caso del ISSSTE, se reservaron dos salas de las cuatro con las que cuenta el área de Medicina Interna, mientras se hacían remodelaciones en las áreas de Especialidades y Ginecología, en las cuales actualmente se atienden a los pacientes con sospecha de COVID.
En ese momento solo una hoja adherida en la puerta con la leyenda «AREA COVID», anunciaba la separación entre ambos espacios. No hay área de transición de por medio.
Por decreto presidencial, todas las personas mayores de 60 años y proclives a desarrollar sintomatología grave del COVID, fueron enviadas a confinamiento, por lo que el hospital vio disminuido hasta en un 70 por ciento a su personal por turno.
Con el personal restante se distribuyeron las tareas, para la atención tanto del área COVID como de Medicina Interna. Uno de los acuerdos fue designar a una persona de enfermería al área COVID para las jornadas de 8 horas.
En el caso de las jornadas acumuladas o nocturnas (de 11 a 12 horas), el arreglo fue dividir el turno entre dos personas para que cada una no pasara más de 6 horas al interior de la zona de riesgo, por la deshidratación que provoca el portar overol, dos batas, guantes, gorro, cubrecalzado, mascarilla N95, careta y otros elementos necesarios para la bioseguridad del personal.
UN DESPIDO INJUSTIFICADO
Blanca y su compañera, estaban asignadas a atender las áreas de Medicina Interna y COVID, en el turno en el que uno de los pacientes con probable diagnóstico de COVID agravó sus síntomas y finalmente falleció.
Desde el inicio del turno, de acuerdo con testimonios recabados, solo se les entregó un equipo completo de protección, al segundo le faltaba una mascarilla N95, fundamental para evitar el ingreso del virus por las vías respiratorias.
Fue cerca de las 5:00 de la mañana del 7 de mayo que el paciente mostró una mayor gravedad. Para ese punto de la jornada, la compañera de Blanca había cumplido las seis horas al interior del área COVID, por lo que no había nadie que le brindara atención.
Blanca, acudió a buscar a su supervisora (Nora Saldaña) para solicitar la mascarilla faltante con el objetivo de poder ingresar a observar al paciente, además le solicitó buscar al personal médico de guardia o disponible para atender al paciente, sin embargo no tuvo éxito.
El último recurso de Blanca, cerca de las 6 de la mañana, fue enviar un mensaje al médico residente «doctor, me urge que se nos presente porque el paciente se nos fue» solicitaba en texto, en respuesta el doctor le señaló «…yo tenía indicaciones de no darle maniobras (de resucitación) a ese paciente».
La hora de defunción del paciente fue registrada a las 5:40 de la mañana.
Para poder continuar con el procedimiento de manejo del cadáver, Blanca requería la certificación de un médico y completar el kit de bioseguridad, al que le faltaba desde el inicio del turno la mascarilla N95, pues así lo establece la Guía de Manejo de Cadáveres por COVID-19 (SARS-CoV-2) en México.
El paciente fue amortajado por otra de las compañeras de Blanca y llevado al mortuorio por un camillero que sí portaba un kit completo de protección.
Fue hasta el cambio de turno, que Blanca se enteró de que la persona encargada de Almacén dejó disponibles 20 kits armados, de acuerdo con declaraciones del propio encargado la supervisora contaba con llaves para poder sacar el material que se requería.
El 14 de mayo, Blanca y su compañera se enteraron de que les fue levantada un acta administrativa, por presunto abandono de paciente, ambas enfermeras fueron citadas el 19 de mayo para el desahogo de pruebas, el asunto quedó resuelto el día 29 de mayo: con Blanca se disolvió la relación laboral y su compañera fue cesada cinco días como sanción.
EL VIRUS QUE SE COLÓ DESDE ÁREAS NO COVID
De acuerdo con Estela Herrera Villaseñor, representante sindical de Blanca, el argumento para levantar el acta administrativa en contra de sus compañeras, fue que el paciente no tenía un diagnóstico confirmado de COVID, sin embargo presentaba al menos dos síntomas de la enfermedad, con los que, para los que el Lineamiento técnico de uso y manejo del equipo de protección personal ante la pandemia COVID-19, establece el uso de cubrebocas quirúrgico triple capa; respirador N95, FPP2 o equivalente; protección ocular (goggles o careta); gorro desechable (opcional); bata de manga larga impermeable desechable o de algodón y guantes (látex o nitrilo) desechables. Y a Blanca no le fue proporcionado dicho material desde el inicio de su turno.
Estela, la representante sindical, refiere que el temor al contagio es real, pues en otras áreas se detectaron a pacientes con síntomas de COVID-19, por ejemplo tan solo el 7 de junio se detectaron cinco pacientes con sintomatología respiratoria en el área de Cirugía. «Tenían fiebre y problemas respiratorios, estaban saturando a menos de 90 (comprobado con el oxímetro)».
Esta información se hizo de conocimiento a Cecilia Roso, directiva de guardia en ese momento, ella a su vez lo anotó en la Bitácora para que al siguiente día se le diera seguimiento a los pacientes. Tras una prueba, se confirmó el diagnóstico de coronavirus en dos de los cinco pacientes, mismos que fueron trasladados al área COVID-19, pero, previo a esto, estuvieron en contacto con otros pacientes y personal sin la protección necesaria para el manejo de este tipo de padecimientos.
Hasta el 8 de junio, el sindicato que representa Estela, tenía registrados a 30 trabajadores del ISSSTE entre personal de enfermería y médico, con diagnóstico confirmado de COVID-19 cifra que cree, aumentó los días posteriores.
NO HAY CONFIANZA EN LAS PRUEBAS RÁPIDAS
Estela agrega que para tener un control de la salud del personal la institución les realizó pruebas rápidas de detección de COVID, en estas pruebas hubo dos resultados positivos asintomáticos, no obstante más tarde una tercer enfermera, cuya prueba rápida obtuvo un resultado negativo a coronavirus, desarrolló síntomas respiratorios por lo que fue internada y se le realizó la prueba nasal, de la cual salió positiva.
Otra compañera falleció, el pasado jueves 11 de junio, tras haber estado internada con diagnóstico de COVID-19, sin que hubiera estado asignada al área de riesgo, pues prestaba servicios en el área hospitalaria. A ella le realizaron un homenaje y su fallecimiento propicio la reacción de sus compañeros a través de un paro, en el que solicitaron mayor protección al personal.
EL AMPARO
Previo al fallecimiento de su compañera enfermera, el 8 de junio, el SNADETISSSTE promovió un amparo ante autoridades judiciales, admitido en la misma fecha, con el objetivo de que se garantizara la entrega a todo el personal, de material de protección contra el contagio de COVID-19, además de pedir que el hospital se dedicara exclusivamente a la atención de pacientes con sospecha y confirmados de coronavirus SARS-CoV-2, como medida para evitar la propagación del virus en otro tipo de pacientes.
El amparo indirecto número 322/2020-6 señala la «Omisión de la aplicación de las medidas y acciones sanitarias de contención y prevención para efecto de evitar el contagio y propagación de enfermedades causadas por el COVID-19 de forma efectiva en el personal de salud, traducido en la falta de proporcionar los insumos, equipo e instrumental de protección médico y de enfermería necesarios para poder prestar atención médica y de enfermería a los pacientes infectados con el citado virus.
Se confirmó la omisión de minimizar el riesgo de accidentes y enfermedades por el ejercicio de la profesión de medicina y enfermería en el Hospital General del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores (ISSSTE).
Abstención de prestar el servicio de salud exclusivamente como hospital COVID-19, para garantizar que no existan riesgos de contagio tanto del personal de salud como de los derechohabientes al seguir operando materialmente como hospital mixto».
En esa misma fecha (8 de junio), le fue otorgada alos trabajadores promovemtes la suspensión de plano y les fue notificada el pasado martes 9 de junio, sin que las autoridades atendieran la resolución judicial, con la que se garantizaría la entrega de equipamiento de protección al personal que labora en la institución y la atención exclusiva a pacientes con sintomatología respiratoria y diagnóstico confirmado de COVID.
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