El ‘sicario’ que llevamos dentro

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‘Asesino de muertos’, la primera novela de Juan Carlos Aldir, cuenta cómo un joven ‘común y corriente’ cede hasta convertirse en asesino   Temblando y con un agujero en el estómago, Esteban se pregunta: “¿Será posible que acercarse a una mujer que te gusta y matar a un muerto sean emociones para las que tu cuerpo reacciona de manera similar?”. La respuesta va y viene en “Asesino de muertos”, novela de Juan Carlos Aldir que responde a lo que muchos mexicanos se preguntan a diario: ¿cómo puede dormir tranquilo si se dedica a matar? ¿no pensará en la familia de sus víctimas? ¿por unos cuantos billetes es capaz de asesinar a cualquiera?, entre otros cuestionamientos que surgen en una sociedad sumergida en la violencia. La historia de Esteban –personaje principal y sicario– está contada desde los antros, las calles, las escenas del crimen y también desde las entrañas del asesino. Una trama que no cuenta la vida “pública” de un “matón” o “malito” –como les llaman en el norte–, sino que permite al lector “tocar al ser humano más que al delincuente que vemos en las noticias”, cuenta Aldir en entrevista telefónica. No con afán de justificar, pero sí bajo la reflexión de que “todos en algún momento extremo somos capaces de hacer casi cualquier cosa”, añade el autor. El padre de Esteban está enfermo y necesita dinero para la atención. Él, trabaja en un antro y su jefe le hace una propuesta para “entrarle al negocio” de los sicarios. Pero la transformación no sucede así de fácil. Como el ser humano “común y corriente” que es, el personaje se enfrenta a sus miedos, se pone nervioso, le remuerde la conciencia y también lidia con otros sentimientos más nobles, como el amor. Justificación para matar Esteban –acompañado de personajes como Elisa, su hermana que “se dedica al modelaje” pero en realidad se prostituye, y de Reinaldo, su jefe y mentor en el oficio– se justifica pensando que sus “encargos” de cualquier forma iban a morir. “Justamente por eso se llama ‘Asesino de muertos’, porque a él le señalan a quién tiene que matar y el se autoconvence pensando que esa persona de cualquier forma habrá de morir y que él no le hará más daño del que ya le iban a hacer, y que tampoco está tan mal que se lleve ese dinero”, explica el autor. “El problema viene cuando, conforme avanza la novela, debe enfrentarse a una situación semejante pero en donde tendría que hacerlo sobre una persona con la cual tiene un vínculo emocional”, agrega. Por situaciones como ésta la historia se desarrolla en medio de dilemas, de la crisis ética y moral y de la degradación que enfrenta una sociedad. “El origen de todos estos problemas viene no de que de pronto un día, de la nada, llegaron no sé cuántos miles de narcos a matar gente, sino que este es un ambiente y una atmósfera de violencia que hemos ido construyendo como sociedad a lo largo de muchos años”, concluye Aldir. La reflexión no solo gira en torno a la decisión y los efectos de ser sicario. El lector también puede llevar estos cuestionamientos a su vida diaria, aunque no recurra a algo tan extremo como el homicidio. “Yo me pongo a pensar: bueno y si yo hubiera nacido exactamente en ese entorno con esos padres, en esa circunstancia no habría podido ser posible que yo también lo hiciera”, comparte el autor.   http://www.reporteindigo.com/reporte/mexico/el-sicario-que-llevamos-dentro]]>

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