
General Motors (GM) anunció ayer que la próxima semana suspenderá la producción de tres plantas en Estados Unidos, México y Canadá ante la escasez de semiprocesadores o chips fabricados en Taiwán y que afecta a todo el sector del automóvil.
Las plantas afectadas por la suspensión temporal son las de Fairfax (EU), San Luis Potosí (México) e Ingersoll (Canadá). En San Luis Potosí se producen los modelos Chevrolet Equinox, Chevrolet Trax y GMC Terrain mientras que en la planta canadiense se manufactura el Chevrolet Equinox.
En diciembre advirtieron del problema las marcas de semiprocesadores presentes en China e India, convertido ahora en un contratiempo global. Los chips son básicos para las unidades centrales electrónicas de los coches o para controlar su tracción. El déficit en producción afecta también a proveedores de la industria automotriz como Bosch, Continental o Valeo.
Uno de los factores del problema es la caída del mercado y de la producción que el sector automotriz sufrió el año pasado, lo que forzó a las armadoras a reducir inventarios, comandas y pedidos a sus fundidoras. El problema ha sido después normalizar la producción muy planificada porque acumular existencias es extremadamente caro.
GM señaló en un comunicado que está «evaluando el impacto global» de la falta de chips pero que su objetivo es «mantener la producción de los vehículos de mayor demanda, incluidas las camionetas de gran tamaño, SUV y Corvette».
La escasez de microprocesadores para el sector del automóvil está afectando a fabricantes de todo el mundo, como Honda, Nissan, Stellantis, Volkswagen y Daimler. Ford anunció a fines de enero que se vio obligada a eliminar dos turnos de trabajo en su planta de montaje de Chicago y antes debió suspender la producción por problemas por la misma razón en Louisville, Kansas City y Dearborn.
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