
Juana Hernández Patishta o Juanita era vendedora de artesanías en Playa del Carmen, tenía 16 años, desapareció el 28 de mayo y dos días después la hallaron muerta.
Fue asesinada y calcinada el mismo día que dio a luz.
El 28 de mayo pasado una mujer identificada como Juana vecina de la adolescente, le ofreció dinero a cambio de «ayudarla a mover unos muebles».
Juanita aceptó a ayudarle a Juana y entró al domicilio ubicado en la colonia Villas Riviera.
Ya no regresó a su casa, por lo que su familia comenzó a buscarla. Salieron a las calles a preguntar y en redes sociales pidieron compartir la fotografía de la joven para dar con su paradero.

Pasaron dos días para que obtuvieran información del paradero de Juanita, quien estaba embarazada.
El 30 de mayo hallaron el cuerpo de Juanita dentro de una bolsa de plástico. Estaba calcinada en un 50 por ciento, pero no hubo rastro de su bebé.

El 2 de junio, identificaron a Juana, la vecina que también estaba embarazada y que había citado a Juanita, pero del bebé de Juanita no sabían nada.
Videos y un testigo señalaron que una persona arrastró la bolsa con «algo dentro», la dejó donde hallaron el cuerpo de Juanita y después se alejó.

Mientras tanto, en un hospital un recién nacido luchaba por sobrevivir luego de que una persona lo dejara en estado crítico.
Un hombre aguardaba paciente a que los médicos le informaran sobre el pequeño. «Es de mi esposa, es mi hijo», afirmó a los doctores, pero era falso.
El hombre se refería a Juana C, pero el bebé no era de ella como él creía. El bebé era de Juanita, Juana Hernández Patishtan.
Juana asesinó a la joven por quedarse con su bebé, el cual extrajo de forma rudimentaria. Entonces Juanita murió desangrada en el patio del domicilio de Juana.
Todo había sido limpiado con cloro y cal.
En su patio, le prendió fuego al cuerpo y después lo envolvió en una cobija y lo sacó a rastras en la bolsa de plástico.

Durante meses simuló estar embarazada y por alguna extraña razón su pareja le creyó. Ella tiene otros 3 hijos pero se obsesionó con tener un cuarto, todo, según declaraciones ante las autoridades, para retener a su pareja.

Letra roja
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