La Cábala: De tomas y dacas

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La cultura de la legalidad y la transparencia está bien para llenarse la boca en discursos, pero no para el día a día de un Gobierno tan necesitado de favores, olvidos, avales y consensos que sólo sabe comprar con empleos, recursos, privilegios y obras.

El llamado Mando Único detuvo al diputado panista Manuel Aguilar Acuña el miércoles por la tarde. Del asunto se supo por versiones de policías; para la noche, ya era una escandalera sin confirmación oficial ni una postura medianamente precautoria de su bancada. Pasadas las tres de la mañana del jueves, el hombre salió libre. Antes de las siete de la mañana, la Secretaría de Seguridad Pública del Estado emitió un boletín confirmando la detención por posesión de cartuchos y de un auto remarcado, e informó su soltura “con motivo del fuero del que goza”.

El hombre se puso a declarar que le sembraron todo, que era inocente como un cervatillo y fueron a sacarlo con violencia de su domicilio, un departamento en Aquismón, en donde incluso rompieron la puerta (de lo puerta destrozada hay testimonios). Su bancada, que no ató ni desató cuando pudo haberlo hecho con más eficiencia, se puso en la misma sintonía. Arremetieron con los medios por lo que no fueron capaces ellos mismos de contrastar cuando las versiones circulaban sin que hubiera una autoridad que lo aclarara.

Y sus correligionarios hasta divulgaron que el diputado puso una queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos, un dato inexacto porque si bien la CEDH acudió al llamado de un colaborador de Aguilar Acuña, éste extrañamente no quiso interponer queja esa noche y los datos quedaron en reserva.

El diputado local y ex alcalde de Tancanhuitz no es nuevo en estos escándalos relacionados de autos de procedencia dudosa, o francamente ilegal, porque ya antes catearon una propiedad suya y hallaron este tipo de vehículo. Se ufana de que lo soltaron por inocencia, que todo ha sido un montaje en su contra y de su partido, algo que no hace lógica porque el desempeño de él, y de la bancada panista en mayoría, ha sido de contemplación catatónica ante temas como la nula transparencia en el destino de la deuda; la opaca contratación para hacer miles de estufitas de leña y la contratación de parientes aquí y allá, desde el subsecretario de Gobierno que pone a su cuñado en Comunicaciones y Transportes al reparto de chambas en pareja en la Secretaría de Cultura. Con la pena, el PAN no está para darse por perseguido porque ni motivo ha dado, es adorable.

En algo sí tienen razón los enojados panistas, aunque dicho por lo bajito, porque implica disparar en redondo: “¿A poco El Kipy es el único?”. No, no lo es. También hay políticos priistas en la Huasteca con relaciones sospechosas e involucrados en incidentes borrosos con el Ejército y autoridades policiacas. También ha habido diputados tricolores con amistades y hasta parientes impresentables; es un saber de pláticas “en corto”, de familiares y amigos, en localidades como Tancanhuitz, Tanquián, Tamazunchale, Ébano y San Vicente. Un potosino se quedó frío cuando un comerciante en Xilitla le ofreció conseguirle con mucha seguridad el favor de un politicastro regional, porque, le explicó, “es el que nos cobra la cuota”.

De la total inocencia del diputado no están seguros ni sus propios compañeros, pero quien lo detuvo tampoco pudo salir a asegurar, de frente, con nombre y apellidos, que se le halló en flagrancia. Ni uno ni otro han podido generar credibilidad; por el contrario, lo único que queda es otra de esas historias en donde la aplicación de la ley es sujeto de negociación, de volado merenguero o toma y daca descarado. En cuanto al Congreso, todavía más vergonzoso que escurran el tema, que chiflen para arriba y entornen los ojitos, que el disimulo sea la única postura posible porque todos tienen la cola larga y no conviene desatar los pisotones.

Si el señor diputado Aguilar queda sujeto a un proceso, ya serán las habilidades acrobáticas de sus abogados las que lo liberen.

La defensa de la legalidad está bien para llenarse la boca en los discursos, pero no para el día a día en el gobierno. El erario es para “maicear”, sobornar, encubrir, favorecer y apuntalar todos los días.

El secretario de Finanzas, Jesús Conde Mejía, confirmó hace algunas semanas que los diputados prácticamente chantajean al Ejecutivo exigiendo asignaciones presupuestales para organizaciones asistenciales fraudulentas, de escaso beneficio para la comunidad, o con fines de mera promoción política. Y se les cumple el caprichito o el presupuesto no pasa.

La revelación vino a cuento por el viaje a Japón que realizaron legisladores, asistentes y hasta familiares de éstos, supuestamente invitados por una organización nipona que promueve valores, la misma que apareció en el presupuesto estatal de este año con una buena asignación de recursos, por lo que el tal viaje “por invitación” no fue otra cosa que turismo prepagado de nuestros astutos y extractivos legisladores.

El Ejecutivo no se atreve a plantarles cara a esa panda de extorsionadores con curul porque les tiene miedo y los necesita para que le avalen tenencias, replaqueos, alzas impositivas, préstamos y lo que se ofrezca. Nada es gratis, señores. Y ahí está a la vuelta otro caso que trae preocupados a varios operadores en Gobierno: un señor en el Congreso que exige para un amigo suyo, ex diputado local para más señas, la obra de la sala de juicios orales de Matehuala, la primera que operará en el estado en 2014, o el tema de la reforma en materia de impartición de justicia nomás no pasa en “su” comisión. Si la obra de marras se la asignan a una constructora ligada a un ex diputado local del PRI, que no se tenga duda, Gobierno cedió al chantaje.

La política es sólo un negocio. Y no muy limpio.

 

 

 

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