La sangre de un hombre ha salvado la vida de dos millones de bebés

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A simple vista, James Harrison es un hombre común. Ama a su hija y a sus nietos, colecciona estampillas y sale a dar paseos cerca de su casa en la costa central de Australia. Pero lo que lo hace extraordinario está debajo de la superficie, fluyendo en sus venas, para ser precisos.

Lo conocen como el hombre del brazo de oro y cada semana, durante los pasados 60 años, ha donado plasma de su brazo derecho. Las razones se remontan a un procedimiento médico importante al que se sometió cuando era niño.

“En 1951 me sometí a una operación para que me extirparan un pulmón. Tenía 14 años”, recuerda Harrison, quien ahora tiene 78 años.

“Cuando salí de la cirugía, un par de días después, mi padre me explicó lo que había ocurrido. Me dijo que recibí 13 unidades (litros) de sangre y que unos desconocidos habían salvado mi vida. Él había donado sangre, así que dijo que cuando tuviera edad suficiente, me volvería donador de sangre”.

Un problema letal

Poco después de que Harrison se volviera donador, los médicos lo mandaron llamar. Dijeron que su sangre podría ser la respuesta a un problema letal.

“En Australia, hasta alrededor de 1967, miles de bebés morían cada año; los médicos no sabían por qué y era horrible”, explica Jemma Falkenmire, del Servicio de Sangre de la Cruz Roja Australiana. “Las mujeres sufrían varios abortos y los bebés nacían con daños cerebrales”.

La causa era la enfermedad de Rhesus, un trastorno por el que la sangre de una mujer embarazada empieza a atacar las células de su bebé nonato. En el peor de los casos puede causar daño cerebral o la muerte a los bebés.

La enfermedad de Rhesus ocurre cuando una mujer embarazada tiene sangre con factor Rhesus negativo (Rh negativo) y el bebé que lleva en el vientre tiene sangre con factor Rhesus positivo (Rh positivo) por herencia de su padre. Si la madre quedó sensible a la sangre factor Rhesus positivo, cosa que ocurre usualmente en un embarazo previo con un bebé con sangre con factor Rhesus positivo, puede producir anticuerpos que destruyen las células sanguíneas “extrañas” del bebé.

Se descubrió que Harrison tenía un anticuerpo inusual en la sangre y en la década de 1960 colaboró con los médicos para usar los anticuerpos para desarrollar una inyección llamada Anti-D, que previene que las mujeres que tienen sangre con factor Rhesus negativo desarrollen anticuerpos RhD durante el embarazo.

“Australia fue uno de los primeros países en descubrir un donador que tenía este anticuerpo, así que en ese entonces fue bastante revolucionario”, explica Falkenmire.

Un regalo precioso

La sangre de Harrison es preciosa. Se atribuye a él y al Anti-D el haber salvado la vida de más de dos millones de bebés, según el Servicio de Sangre de la Cruz Roja Australiana: dos millones de vidas salvadas por la sangre de un hombre.

“Cada bolsa de sangre es preciosa, pero la sangre de James es particularmente extraordinaria”, dice Falkenmire. “Su sangre se usa para fabricar un medicamento salvavidas que se administra a las madres cuya sangre podría atacar a sus bebés nonatos. Cada lote de Anti-D que se ha fabricado en Australia proviene de la sangre de James”.

“Más del 17% de las mujeres de Australia están en riesgo, así que James ha ayudado a salvar muchas vidas”.

Una de esas vidas fue la del pequeño Samuel, quien tiene apenas cinco semanas de vida. Su madre, Kristy Pastor, recibió la inyección de Anti-D por primera vez en su segundo embarazo. Lleva los anticuerpos de Harrison en su sangre, así que el pequeño Samuel es su cuarto bebé y está sano.

“Me dijeron simplemente que necesitaba la vacuna”, cuenta. “No lo pensé más, pero después investigué y me enteré de James y de lo maravilloso que es, de cuántas donaciones ha hecho y de que todo es gracias a él”.

“Estoy agradecida y creo que James es verdaderamente altruista al seguir donando para que podamos tener esta vacuna”.

Los médicos aún no están seguros de por qué Harrison tiene este tipo de sangre raro, pero creen que podría ser por las transfusiones que recibió cuando tenía 14 años, después de su cirugía. Es uno de las no más de 50 personas en Australia de las que se sabe que tienen el anticuerpo, según el Servicio de Sangre de la Cruz Roja Australiana.

“Creo que James es irreemplazable”, dice Falkenmire.

“No creo que nadie pueda hacer lo que él ha hecho, pero ciertamente necesitamos que alguien ocupe su lugar”, agregó. “Tendrá que retirarse en un par de años y supongo que tenemos la esperanza de que haya gente que done, gente que también… tenga este anticuerpo y se vuelvan salvadores al igual que él; solo podemos esperar que haya gente lo suficientemente generosa para hacerlo y lo haga desinteresadamente, como él”.

Se considera que Harrison es un héroe nacional y ha ganado varios premios. Ha donado su plasma más de mil veces, pero sin importar cuántas veces haya donado sangre, hay algo que nunca cambiará: “Nunca he mirado cuando la aguja entra en mi brazo”, dice.

“Miro el techo o a las enfermeras, tal vez charlo un poco con ellas, pero nunca he visto la aguja entrar a mi brazo. No soporto ver sangre y simplemente no soporto el dolor”.

 

 

Con información de: CNN

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