Lecciones de la muerte

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Ha caído la noche sobre la avenida en donde se halla el bar, uno cualquiera en la parte que sea del mundo, cuando un hombre joven sale a la intemperie. Está visiblemente tomado, le han dicho que se vaya a casa, trata de caminar, cruza la calle y un auto lo golpea. El cuerpo se eleva, gira sobre sí mismo por encima del vehículo y cae estrepitosamente en el asfalto. Los transeúntes se aproximan, le rodean y una invisible perspectiva mira a un alma que se levanta y se va caminando sin saber que ya no se encuentra dentro de su cuerpo, que ha muerto.

De esa manera inicia el corto animado “Coda” dirigido por Alan Holy y ganador de más de veinte reconocimientos a nivel internacional. Y de ese modo, viéndolo, uno puede evocar todas las sensaciones que ha tenido en torno a la muerte, porque de tanto en tanto nos atrevemos a quitar el velo, necesario, cotidiano, el que se usa para salir a la calle, para trabajar y hacer lo de siempre sin que el miedo de morir nos coma.

Lo quitamos cuando alguien amado se va, porque no hay de otra, hasta que, parafraseando a Sabines, el amor de los que parten nos da olvido y uno no puede creer que pueda continuar, pero lo hace. O cuando por un accidente o enfermedad es nuestra propia carne la que se ve mellada y aunque en el sorteo de las circunstancias salgamos avante, sin poder creerlo, la Muerte se pasee como en el cuento, al pie de la cama, se aproxime y nos diga al oído: Aún no.

Somos tan poetas con ella, que no hay arte que no la haya soñado, la muerte es canción, es obra, es poema, es cuento, plática, es letra y nota, es causa para brindar, para llorar, para abrazarse, para restaurarse, es lección. En el corto, por ejemplo, el alma de ese joven (uno cualquiera del mundo) intenta negociar con ella: “Necesito más tiempo”, “quiero sentir el agua en mi cuerpo, quiero sentir el mar, “enséñame muchas cosas, para recordarlas, más, más, más”.

Y es que ¿Qué echaría de menos si fuera verdad que el alma persevera? Que se distrae como un turista perdido en la gran ciudad, que sabe que tiene que partir pero no ha tenido suficiente. Si de suerte nos tocara una Muerte paciente y maternal como esa, que pudiera detenerse en la labor para consolarnos por nuestra propia pérdida, probablemente no sería nada de toda esa marabunta por la que competimos o nos enfrentamos, tal vez serían las pequeñas cosas, las sensaciones, los sonidos, los sabores.

Algo, como el cuerpo de la cría encima y sus ojos viéndole en esa primera ocasión en que se conocieron, los besos de los amores significativos, el olor de los libros, la emoción de todas las músicas escuchadas a lo largo de la vida, el sorbo de café al amanecer, el frío, el dolor de estomago por reír demasiado, la sonrisa que producen las complicidades con los buenos amigos, el olor de la comida del hogar, la voz de la madre, la paz que deviene al orgasmo, los pies en calcetas afelpadas, los chocolates, la carrera de las lagrimas quemando sobre las mejillas, o quizá la luz que se filtra a través de las hojas de los árboles y el cómo se miran por dentro los párpados, el olor de la tierra mojada, pisar sobre hojas secas… y más y más y más.

Inclusive para la ira, la tristeza, o el disfraz, incluso para decir que estar vivos es una monserga, necesitamos eso, vivir. Para tener enemigos, para odiarse o desperdiciarse, para explicarse la muerte y su cercanía, aún así, aún sabiendo que hoy morirán muchos y mañana y después, romanceamos tanto con la muerte que luego erramos creyendo que del otro lado hay algo, que tendremos más tiempo para todas aquellas cosas de emoción y de materia que aún no hemos alcanzado. Ya mero vamos a descansar, ya pronto tendremos tiempo para visitar, para hacer eso que queríamos de verdad, para decir algo, para viajar, para cumplir aquel sueño.

Pensamos que tenemos tiempo, aunque no haya ninguna garantía ni siquiera de alcanzar a esta noche. ¿Qué haría hoy de no tenerlo? Porque algo hay después de este escalofrío y no se arma siempre de los grandes triunfos, tal vez, las pequeñas cosas, las sensaciones, los sonidos, los sabores… y más y más y más.

A más ver https://vimeo.com/131376602

Twitter: @Almagzur

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