Luis Miguel, el adolescente migrante que no desea ser mara

El 12 de junio, dejó su hogar en Honduras y junto con su cuñado, que no llega a los 30 años de edad, emprendió el camino al norte para tratar de llegar a Estados Unidos y conseguir un empleo

Regresar a Honduras no es una opción, pues allá lo esperan los maras para tratar de reclutarlo y ese no es el camino que desea seguir, afirma Luis Miguel, un adolescente que a sus 18 años de edad busca mejor suerte en Estados Unidos.

El 12 de junio Luis Miguel dejó su hogar en Honduras y junto con su cuñado, que no llega a los 30 años de edad, emprendió el camino al norte para tratar de llegar a Estados Unidos y conseguir un empleo, la economía fue uno de los factores que lo impulsó a dejar su país, pero, sobre todo, la violencia originada por las maras, que ya intentaron reclutarlo.

El camino no ha sido fácil, narra que en Pénjamo, Tabasco vio cerca su muerte, “nos golpearon, casi nos matan, nos quitaron todo”, él y su cuñado lograron salvarse de los delincuentes, pero más adelante volvieron a toparse con maleantes que quisieron asaltarlos, “el tren nos dejó botados, tuvimos miedo porque ya nos habían asaltado y si uno no lleva nada, lo golpean, lo secuestran, caminamos al pueblo y nos venían siguiendo en moto, entramos a la iglesia, hablamos con el padre y nos dio dónde quedarnos, en la noche llegaron los maleantes a la iglesia pero gracias a Dios no nos vieron”.

Los migrantes no sólo han tenido que sortear a los delincuentes, sino también al Instituto Nacional de Migración (INM), al Ejército, la Marina y la Guardia Nacional, quienes han recurrido a tácticas poco ortodoxas: “a veces, cuando el tren va en marcha, avientan abejas y toca tirarse (arrojarse del tren en movimiento); agarran los panales, las revuelven en bolsas negras y las tiran en los trenes, al no soportar las abejas picándolo a uno toca tirarse del tren. No les importa que uno se pueda matar o que vengan niños”. Luis Miguel recuerda que lo picó una abeja en la frente y tuvo hinchazón dos días.

En el trayecto ya vio un caso fatal: en Salto de Agua, Chiapas, una joven de unos 17 años se cayó del tren y la máquina partió su cuerpo… A pesar de lo que ha vivido, el adolescente no ha pensado en regresar a su país: “salí con un sueño de ayudar a mi familia y quiero llegar a Estados Unidos para ayudar a mi madre, a mi padre, a mis hermanitos. Regresar no quiero porque hay mucha mara. Le pedimos a Dios que nos dé fuerza para seguir adelante y llegar a cumplir nuestro sueño”.

El Sol de San Luis

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