Nepotismo en la Conade: subdirector contrata por honorarios a su sobrino

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 El subdirector de Calidad para el Deporte de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte, Israel Benítez Morteo, tiene a su sobrino Ricardo Salazar Benítez trabajando en la propia Conade como uno más de los prestadores de servicios contratados a través del Capítulo 3000.

Proceso publicó en el número 2226 (30 de junio) que los prestadores de servicios que cobran por honorarios en el Capítulo 3000 no han recibido lo correspondiente a los meses de abril, mayo y junio; no tienen contratos y están desesperados por la falta de pago.

Uno de los pocos que sí ha cobrado es Ricardo Salazar Benítez, quien el 16 de mayo recibió un depósito de 24 mil 477 pesos (31 mil pesos menos impuestos) por concepto de “proveer el servicio de gestión administrativa para el albergue en Villas Tlalpan, llevando a cabo acciones coordinadas con el área metodológica y administrativa del área de alto rendimiento”.

Además de haber metido a un familiar directo a trabajar en Conade, la información sobre el servicio que presta es falsa.


Ricardo Salazar Benítez no está adscrito a la subdirección de Calidad para el Deporte, que es el área donde se desempeñan quienes están contratados a través del capítulo 3000. El familiar de Israel Benítez está en la dirección de Eventos Deportivos que depende de la subdirección de Cultura Física. De hecho, viajó comisionado durante un mes para participar en algunos de los eventos de la Olimpiada Nacional 2019.

El subdirector de Cultura Física de la Conade es Óscar Juanz Rousell, quien es cuñado de Israel Benítez. La hermana de Juanz, de nombre Julieta, está casada con Benítez.

Benítez y Juanz son un par de ex atletas veracruzanos, contemporáneos a la directora de la Conade, Ana Gabriela Guevara. Ricardo Salazar Sáenz también es veracruzano, originario de Xalapa, donde hasta antes de convertirse en servidor público vivía su tío Israel.

Además de Israel Benítez, el director de Alto Rendimiento, Arturo Contreras Bonilla, también le dio empleo a su hijo Arturo Contreras Escobar en la subdirección de Cultura Física, justamente en la dirección de eventos tal como lo publicó Proceso en el número 2224 (“Ana Guevara en el carril de la corrupción”).

Contreras Escobar también viajó a la Olimpiada Nacional.

Después de la publicación, el hijo del aún servidor público no volvió a aparecer en las oficinas de la Conade.

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