
Quiebra, la realidad de pequeños comercios
La contingencia sanitaria generada por el coronavirus COVID-19, además de los problemas de salud y los riesgos de la enfermedad, ha dejado una crisis económica que ha afectado los bolsillos de todos los potosinos, por lo que algunos comerciantes en pequeño han decidido cerrar sus establecimientos de manera definitiva. Agencias de viajes, tiendas de ropa, florerías y ferreterías han sido algunos de los negocios que se declararon en bancarrota al no poder solventar los gastos de un arrendamiento ni la cobertura de los salarios de sus empelados, además de las perdidas por la mercancía rezagada o los servicios caducados.
Apoyos del gobierno, difíciles de obtener
A pesar de que los tres niveles de gobierno han ofrecido apoyos tanto a los comercios en pequeño como a las grandes empresas, las reglas de operación establecidas para algunos de estos negocios son «difíciles» de cumplir para poder acceder a los incentivos, sin embargo en algunos de los casos la bolsa financiera disponible no es suficiente para apoyar a todos los establecimientos que se han visto perjudicados.
¿Venta o renta?
Una oportunidad de ingresos que surge ante esta situación económica es la venta de locales comerciales, ya que está el caso de aquellos dueños de estos inmuebles que han optado por la venta de su patrimonio ante la necesidad de dinero para el sustento de sus familias, sin embargo la venta o renta de algún inmueble se ha visto complicada por la falta de flujo económico en los bolsillos de las familias y los emprendedores.
Trabajar horas extras, una opción
Algunos comerciantes, como Severino Ruiz, han tenido que incrementar el número de horas de trabajo para lograr cubrir las necesidades básicas de su familia, ya que las jornadas de ocho horas se han vuelto insuficientes para poder vender lo que «vendía en un día normal», antes de la pandemia.
Nueva Normalidad limita actividades
Adoptando el esquema de «Nueva Normalidad», algunos comercios sí han reactivado sus ventas, no obstante el desempleo y la crisis financiera no han permitido que sus ventas se normalicen, ya que además de que deben invertir en la compra de insumos para sus trabajadores y clientes, para prevenir cualquier riesgo de contagio de COVID-19, tienen que realizar los pagos fijos como renta, teléfono, agua, luz y los inevitables impuestos.
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