
“El líder, el padre, el héroe es el que arbitra, instituye derechos, destituye garantías y traza la línea demarcatoria entre el bien y el mal, ellos y nosotros, el campo popular y la oligarquía, los ángeles y los demonios”.
Pablo Ignacio Rossi
Hace 30 años que en México se pasó de tener una autoridad electoral y subordinada al partido hegemónico en el poder, a un país con plena independencia del árbitro electoral, consolidando así una transición democrática.
Hoy esa libertad del Organismo Constitucional Electoral está en peligro. Hace algunos días que el grupo de diputados federales del partido en el gobierno trataron de boicotear el proceso de selección de candidatos para integrar a los nuevos consejeros del Instituto Nacional Electoral.
La intención es cooptar al árbitro electoral, y en caso de que no lo logren su intención es manchar la imagen para así poder declarar que hubo fraude si las elecciones no salen a su contentillo.
Cada una de las elecciones que se han disputado desde su creación se han celebrado sin mayores incidentes por parte del INE y las autoridades locales respectivas. Por lo tanto, el INE ha consolidado el liderazgo y adecuado funcionamiento institucional que le legó el IFE.
Así, el INE tiene el gran reto de enfrentar las descalificaciones sistemáticas desde el grupo oficial, y radicalizarse en caso de que las tendencias no favorezcan el control que actualmente tienen con la mayoría en el Congreso de la Unión.
Descalificar es fácil, construir es difícil, para fortalecer la democracia debemos garantizar un ente honesto, justo e imparcial con la ayuda de todos los ciudadanos.
Sin lugar a duda todos tenemos pasiones y es digno defenderlas, lo que debemos aprender es a convivir con las diferencias, respetarlas y racionalizarlas, para juntos poder avanzar, de otra manera lo único que se ocasiona es una crisis.
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