“Se me quedó la piel de la gente en las manos”

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Iván García Orozco, de 33 años, fue uno de los primeros paramédicos que llegó a la “zona cero” de San Pedro Xalostoc, donde la madrugada del 7 de mayo explotó una pipa de gas que ocasionó la muerte de 27 personas.

En 13 años de servicio en el cuerpo de bomberos de Ecatepec, es el accidente que más le ha impactado. Aún estaba en su casa cuando se enteró de la explosión. Se puso el equipo especial para atender ese tipo de emergencias y se dirigió al sitio del percance.

Arribó por la autopista México-Pachuca, en la misma dirección de donde venía la unidad que transportaba el carburante y colocó su vehículo sobre la vía para impedir que circularan los vehículos por el peligro al que se exponían.

Cuando llegó al lugar observó que todo estaba en llamas. “Eran como 300 metros a la redonda donde había fuego, de un lado de la autopista y del otro también”, recordó.

Una Urvan de pasajeros estaba arriba del muro de contención de la autopista, de la unidad salían despavoridos sus ocupantes que corrieron sobre la vía hacia donde estaba la pipa de la que se desprendió la “salchicha”.

Escuchó gritos de dolor de la gente que estaba en sus casas y que quería salir, pero no pudo. Vio como algunos de los residentes se arrojaban a un canal de aguas negras que corre bajo la autopista México-Pachuca para tratar de apagar las llamas de su cuerpo.

“Vi la casa incendiada donde cayó el contenedor de la pipa y a 200 metros de distancia sobre la autopista estaba la otra parte de la pipa, ahí me di cuenta que era una unidad de doble remolque”, contó.

Agregó: “Lo que más me sorprendió fue ver a la gente de la casa de tres pisos que quería salir. Una persona estaba en la puerta, pero ahí quedó muerta”.

Como fue de los primeros rescatistas que arribó, inició el protocolo de emergencias de Protección Civil de Ecatepec. Ayudó a los vecinos a saltar del lado de la comunidad de San Pedro Xalostoc hacia la autopista.

“Se me quedó la piel de la gente en las manos”, narró el rescatista.

RECIBEN AYUDA DE TODAS PARTES

Las ambulancias llegaron de todos lados y sacaban a los heridos, todos con quemaduras, hacia los hospitales para su atención.

Una de las imágenes que más lo trastornó fue la de un bebé que sacaron de la vivienda donde murieron 14 personas. “Fue el último de los cuerpos y se dieron cuenta de que estaba ahí porque trajeron una máquina que removió los escombros, el cuerpo del bebé estaba calcinado y desmembrado”, expresó García Orozco.

Han pasado 27 días del siniestro y los rescatistas también sufren. Iván confesó que algunos de sus compañeros han llorado por la tragedia que les tocó vivir.

 

 

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