10 años… gracias por el Violentómetro

La palabra Violentómetro no está en el diccionario, pero existe, se trata de un instrumento de origen mexicano creado exprofeso para identificar diversas manifestaciones de violencia y reconocer la situación de riesgo en la que se encuentra una víctima, fue elaborado en el año 2009 por la Unidad Politécnica de Gestión con Perspectiva de Genero del Instituto Politécnico Nacional y está cumpliendo ya 10 años.

Consiste en un material gráfico en forma de regla en la que se encuentran 27 conductas diferentes de la más “sutil” como las bromas hirientes a la más definitiva, el asesinato, en diferentes colores a modo de un semáforo y con tres alertas: “Ten cuidado, la violencia aumentará”, “Reacciona, no te dejes destruir”, “Necesitas ayuda profesional”.

Ha sido impreso en lenguas indígenas y se ha traducido para su uso en otros países. En México estamos familiarizadas con su presentación de regla o separador de libro, aunque también llegó a encontrarse en la envoltura de las tortillas porque su diseño funciona como una herramienta fundamental para el trabajo cotidiano de quienes nos dedicamos a la atención de la violencia pero también sirve para reconocerla individualmente.

Esta métrica de la violencia se produjo a la par de investigaciones que realizó el Instituto Politécnico en su población estudiantil para analizar sus relaciones de pareja en las que lograron identificar que los roles de género aprendidos en la familia y la comunidad eran reproducidos por las y los estudiantes y que las creencias tradicionales sobre el amor romántico disimulaban y legitimaban agresiones de toda índole.

Precisamente, a pesar de que en nuestro país la violencia de género es una constante en la vida de las mujeres todavía es un ejercicio sumamente complicado aprender a reconocerla y tener las condiciones de apoyo necesarias para hacer algo al respecto, no ayudan los estereotipos de género ni la permisibilidad social que compele a las mujeres a tolerar relaciones violentas por el “bien” de los hijos o la conservación de la familia.

Apenas en 2017 los resultados de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares, el instrumento más confiable hasta ahora para dimensionar este problema, señaló que de los 46.5 millones de mujeres de 15 años y más que residen en el país, se estima que 30.7 millones de ellas (66.1%) han padecido al menos un incidente de violencia emocional, económica, física, sexual o discriminación en los espacios escolar, laboral, comunitario, familiar y especialmente por parte de su esposo, pareja o novio.

Pero a pesar de que 43.9% de las mujeres que tienen o tuvieron una pareja han sido agredidas por ésta en algún momento, el porcentaje de las que han presentado una denuncia o han solicitado algún apoyo es ínfimo inclusive en agresiones extremas como la violencia física y sexual lo que puede deberse no sólo a la falta de respuestas eficaces y oportunas por parte del Estado sino además al sistema de creencias que seguimos conservando socialmente y que ocultan las verdaderas dimensiones de estas prácticas.

Así, justo cuando la violencia de género es uno de los más graves problemas de salud pública de México, pero también al ser causante de algunos de los delitos con mayor incidencia a nivel nacional, es decir, ante un monstruo cuyas dimensiones no se alcanzan a medir por ignorancia, por machismo o por mera indiferencia, en el país de las políticas públicas medianas, cómo no celebrar la decisión que tomaron en esa Unidad de Gestión del Politécnico hace ya diez años, compartir su Violentómetro y hacerlo público, poderlo imprimir libremente, ayudarnos a reconocer el problema caso por caso, mujer por mujer. Muchas, muchísimas gracias por ello.

A más ver.

Claudia Almaguer

Twitter: @Almagzur

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