EL RADAR
Por Jesús Aguilar
1. Que ninguna autoridad, ni la familiar, ni las de los órdenes de gobierno está siendo efectivo para regular el profundo calado que hoy subsiste en el manejo de los nuevos “dioses” llamados influencers, que los padres de familia tendríamos que gestionar diferente el contexto abierto en el que nuestros hijos deifican figuras abiertamente proclives a machacar en sus preferencias conductas sexistas, exaltadoras de la narco-cultura, del consumo de drogas y del abuso del poder y la misoginia.
2. Que con humildad y no con la mezquindad que se puede resbalar en la soberbia de los triunfos electorales, las autoridades municipal y estatal deberían mostrar que pueden tener visión de estado y no de estúpido revanchismo haciendo lo justo para esta situación
3. Que la doble moral de muchos de los papás que pudimos permitir que nuestros hijos estén ahí no se puede disolver en reclamos a los funcionarios públicos que tienen su propia responsabilidad en este tema, un agudo exámen de consciencia y un análisis en la manera en la que nos comunicamos asertivamente con los más jovenes sobre lo que viven y reciben en sus pantallas personales, sus hábitos de consumo digital y la permisividad para “normalizar” lo que ya rebasó hace mucho todos los codigos y filtros de pertinencia.
4. Que no se puede evadir la autoridad municipal en su omisión sobre el manejo del #Rich que era el espacio que a todas luces y con absoluta permisividad admitía el desfile de adolescentes y menores de edad. ¿Alguien puede decir que no había un ejercicio criminal de vista gorda y absoluto desparpajo del funcionariado público?
5. Que es hora de legilsar y revisar con lupa y a todas luces lo que está sucediendo en la vida nocturna de San Luis, incluyendo la consideración de espacios de recepción de jóvenes menores de edad que pudiesen contar con espacios seguros, con barras libres de alcohol, bien regulados y con el aval gubernamental correspondiente.
6. Que los “nuevos artistas” con más de 35 millones de reproducciones de canciones como “PUTAS Y MÖET”, también deben ser observados y regulados, la discusión sobre la pertinencia de los narco corridos y corridos tumbados también debe regresar.
7. Que las nuevas generaciones deben tener esto como un antes y después en sus hábitos de consumo personal, el desenfreno con el que se “entregan” a figuras de barro, que en este caso vienen sobrecargados de un efecto cultural y personal de boomerang.
8. Que Ulises González no se va a poder escudar en presta nombres siempre, que él y sus compinches deben asumir su responsabilidad sobre los hechos del viernes 7 de junio y la historia previa de omisiones criminales, irresponsabilidades y faltas jurídicas y legales.
9. Que hay mucha gente en las esferas de los gobiernos que debe poner sus barbas a remojar. Algunos tendrán que asumir que deberían dejar sus puestos con vergüenza como mínimo, otros deberían de estar tras las rejas ya.
10. Que además de los más de 16 heridos y los dos jóvenes muertos, hay más de 700 familias cuyos hijos estuvieron viviendo la muerte pasar, que seguramente tendrán graves secuelas de ansiedad, crisis nerviosas y de inseguridad personal. Los padres deberiamos tener un tremendo coctél de emociones negativas, ira, frustración, culpa, miedo y no estaríamos tomando con compasión y objetividad las acciones necesarias para ejercer un profundo replanteamiento de lo que finalmente originó que nuestros hijos menores ensalcen a una figura como Kevin Moreno y despúes con nuestra anuencia se pongan en riesgo al buscar su acercamiento.