Trece de catorce empresas de alimentos y bebidas han hecho caso omiso del acuerdo que firmaron hace 3 años con la Secretaria de Salud para autorregular la publicidad dirigida a la infancia, mientras la dependencia ignora recomendaciones de la Organización Mundial de Salud y de la Academia Nacional de Medicina para proteger a la infancia de esta publicidad que resulta obesigénica. El 10 de febrero del 2010, las principales empresas de alimentos se comprometieron ante SSa a no dirigir publicidad a los menores de 12 años en productos que no cumplan con criterios nutrimentales basados en evidencia científica y sean consistentes con lineamientos de nutrición aplicables”, sin embargo, de acuerdo a la Alianza por la Salud Alimentaria de las 14 empresas que suscribieron el acuerdo, 13 de ellas no han realizado ningún cambio a sus prácticas publicitarias dirigidas a la infancia, lo que ha provocado que continúen los malos hábitos alimentarios y se mantenga la incidencia de obesidad. Katia García, investigadora en salud alimentaria de la organización de la sociedad civil El poder del Consumidor, explicó que “el incumplimiento de esas trece empresas radica en que no han dado a conocer sus políticas individuales en materia de publicidad infantil y sus respectivos criterios nutricionales”, sin embargo, los especialistas coinciden en que “sus criterios no cumplen con los establecidos internacionalmente por la Organización Mundial de la Salud (OMS) ni por las autoridades mexicanas”. En conferencia de prensa los integrantes de la Alianza por la Salud Alimentaria dieron como ejemplo el caso de la empresa Kellogg’s, que en sus criterios nutricionales considera saludable una porción de cereal de 30 gramos que contiene un 40% de su peso en azúcar, es decir 12 gramos. “Esto demuestra como criterios que han establecido las empresas son totalmente permisivos para tener publicidad de alimentos que no son recomendables”, afirmó Katia Garcia. Otro ejemplo expuesto fue el de la empresa Coca Cola, misma que se comprometió a no realizar publicidad de sus bebidas azucaradas a menores de 12, en los hechos realiza estas campañas, presentándose imágenes de dos campañas realizadas en 2012: la de los superhéroes y la de Navidad. En el primer caso, son los niños de preescolar hasta 5° de primaria los que son más atraídos por estos personajes. En el caso de la campaña de Navidad, causa impacto en ese sector de la población infantil ver la imagen de Santa Claus bebiendo este refresco, o bien la publicidad de los osos polares; donde el oso adulto esté dando una Coca Cola a su hijo. También fueron mostradas imágenes de Kidzania donde los niños juegan a embotellar Coca Cola. Los integrantes de las organizaciones añadieron que el costo total de inversión en campañas publicitarias para únicamente 11 golosinas y sólo en televisión de enero a agosto del 2012, fue de 408 millones 776 mil 124 de pesos. “Tan sólo 3 marcas: Rocaleta, Pelón Pelo Rico y Kinder Sorpresa rebasaron -cada una- los 50 millones de pesos en campañas publicitarias acumulando un total de mas de 170 millones de pesos. En contraparte, esta cantidad supera lo destinado para la campaña de prevención de la obesidad por parte del gobierno federal en ese año“, aseguraron. La Alianza por la Salud Alimentaria señaló que la única empresa que ha realizado acciones para cumplir los acuerdos con la SSa, ha sido la empresa Bimbo, publicando criterios nutricionales mas acordes con las recomendaciones internacionales y, por ejemplo, se han retirado los “regalos” y el uso de personajes en la publicidad, además de que ya no publicita en horarios infantiles los productos que no cumplen con ciertos criterios, aunque se han registrado violaciones a sus propios compromisos en algunos espacios televisivos. Alejandro Calvillo, director de El Poder del Consumidor explicó que “el compromiso voluntario suscrito por algunas de las principales empresas de alimentos y bebidas es una muestra del fracaso de este tipo de iniciativas ya que no existen criterios comunes, se generan competencias desleales entre las empresas que se comprometen y las que no, no hay autoridad que haga cumplir ni sanciones que se apliquen. El resultado es que se mantienen las mismas prácticas”. Los integrantes de la Alianza insistieron en que los compromisos voluntarios y la autorregulación no sirven y, por el contrario, “sólo mantienen las prácticas que dañan los hábitos y la salud de los niños.” Recordaron que la OMS estableció desde mayo de 2010 que es obligación de los gobiernos “proteger a los niños y las niñas de este tipo de publicidad”. Por eso, dijeron, la responsabilidad recae en el gobierno, quien tiene la obligación de garantizar el derecho a la salud y a una alimentación saludable como lo establece la Constitución Política de México. Por su parte, Alma Meneses, de la Red por los Derechos de la Infancia (Redim) dijo que “Niñas, niños y adolescentes representan el 30% de la población de nuestro país, es decir, cerca de 40 millones de menores de edad. Desde la Red por los Derechos de la Infancia en México consideramos que recibir información precisa y fidedigna sobre los productos que se consumen es indispensable para ellas y ellos, para que cuenten con las herramientas que les permitan tomar decisiones en beneficio de su salud.” La integrante de Redim hizo un llamado al gobierno federal para regular esta publicidad que “engaña y manipula a la infancia a la vez que afecta su salud.” El 1° de enero de 2009 entró en vigor el Programa de Autorregulación de Publicidad de Alimentos y Bebidas no Alcohólicas dirigida al Público Infantil, conocido como el código PABI. Las organizaciones señalaron que este código carece de cualquier criterio nutricional para establecer qué productos son lo que pueden realizar publicidad para los niños y, además, no establece ningún control a los mecanismos de manipulación y engaño más recurridos por estas empresas en su publicidad como lo son los “regalos” en los productos y el uso de personajes populares. Recientemente, en el libro elaborado por la Academia Nacional de Medicina y avalado por la UNAM e instituciones de salud, La Obesidad en México, recomendaciones para una politica de Estado, se establece que es necesario regular la publicidad de alimentos y bebidas dirigida a la infancia, “ya que la autorregulación de esta publicidad no cumple con los mínimos recomendados por la Organización Mundial de la Salud”. La Redim y El Poder del Consumidor, miembros de la Alianza por la Salud Alimentaria, reiteraron que la protección de la infancia frente a la publicidad que daña sus hábitos alimentarios, es una obligación que está incumpliendo el Estado y, de manera especial, la Secretaria de Salud. Finalmente, la protección a la infancia contra la manipulación y el engaño publicitario, es una obligación que incumple la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) y la Secretaría de Gobernación (Segob).]]>
13 de 14 empresas no regulan publicidad dirigida a niños
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