El estado actual de violencia que vive México no alcanza para comprender la realidad. Es la complejidad que presenta el transcurrir del tiempo. De lejos, dicen, se ve más claro y los hechos históricos se comprenden más allá de su contemporaneidad.
Muchas veces el arte ayuda y revela de ese modo su sustancia visionaria. Hay artistas geniales que han podido sin querer predecir una tragedia muchos años, incluso siglos, antes de que esa tragedia sobreviniera.
En el mundo de la literatura y el teatro, hay sobradas muestras de ese fenómeno: cuando el artista se vuelve un nigromante y nos ayuda desde el pasado remoto a entender el presente inmediato.
Esa es una de las grandes funciones de la creación artística: ofrecernos espejos múltiples por donde poder observar el mundo que nos circunda con nuevos ojos, con miradas más claras y reveladoras.
Es una de las obras menos difundidas del dramaturgo inglés, quien la dio a conocer en 1593 y la estrenó un año después en el teatro La Rosa, en Londres.
A menudo, la tragedia cuyo título original es Titus Andronicus, es criticada por lo sangriento de su trama y su difícil puesta en escena.
Toda la materia de la violencia humana: violaciones, asesinatos en un contexto de corrupción e impunidad, está allí. Y muestra de ello fue la polémica puesta de Lucy Bailey, en julio de 2014, que la presentó en el Globe Theatre de Londres, donde cientos de personas se desmayaron o abandonaron la sala.
“El baño de sangre de Shakespeare convertido en un placer sádico”, tituló The Guardian de aquella puesta resonante.
También la compañía catalana La Fura del Baus, se animó con una recreación titulada Degustación de Titus Andronicus, en 2010.
En la obra, que fue la primera tragedia escrita por William Shakespeare (1564-1616) hay 14 muertes, una violación, escenas de canibalismo y mutilaciones. La historia transcurre en una Roma decadente.
En 1999, la inglesa Julie Taymor hizo la versión cinematográfica Titus, con Anthony Hopkins en el papel de Andrónico.
La violencia y el abuso del poder son la sustancia de esta obra de teatro hoy clásica, estrenada el 10 de diciembre de 1896 en el Théâtre de L’Oeuvre, de París.
Alfred Jarry (1873-1907) fue un dramaturgo, poeta y novelista francés que integró Ubú Rey a su drama Ubú Encadenado, para contar la historia de un capitán de dragones del rey Wenceslao de Polonia.
Por inspiración de su mujer, grotesca parodia de Lady Macbeth, Ubú se deja tentar por la ambición del trono; durante una parada militar mata, con los conjurados, al soberano y a dos de sus hijos, en tanto que el príncipe heredero y su madre huyen y se refugian en una caverna.
Una vez proclamado rey, Ubú trata de sacar dinero de todas partes; despoja y mata a nobles y magistrados, impone contribuciones excesivas a los campesinos y concede al pueblo alguna dádiva de tanto en tanto para evitar disturbios.
Sanguinario, cruel, absurdo, vulgar y demagogo, Ubú es la metáfora del poder tal como lo conocemos incluso en la modernidad.
La obra se ha representado de varios modos en todo el mundo y todavía convoca gran interés.
En 1965, se estrenó la película Ubú Rey, dirigida por Jean-Christophe Averty, un poderoso documento visual que resulta vanguardista a pesar del tiempo transcurrido.
https://youtu.be/bQIJiIQjoRU
118 años más tarde, Declan Donnellan y Nick Ormerod ofrecerán en el Festival Internacional Cervantino 2015 una versión de esta obra que parodia al Macbeth de William Shakespeare.
Estrenada en 1950, la obra pertenece al llamado teatro del absurdo, creado por el dramaturgo rumano Eugene Ionesco (1909-1994) y fue un escándalo en su época. Hoy es convocada una y otra vez por grupos de teatro de todo el mundo.
La violencia de la incomunicación en una sociedad contemporánea en permanente crisis se expresa a través de personajes como el señor y la señora Smith, que charlan de forma incoherente, interrumpidos a menudo por la sirvienta de la casa.
Aparece también el Capitán de los Bomberos y el matrimonio Martin que sustituye a los Smith en un juego verbal ilógico donde no hay una cantante calva ni tampoco se produce un incendio.
Cualquier parecido con nuestra realidad actual no es mera coincidencia.
No hay peor violencia que la sorda porfía de la burocracia, aquella que planteaba el dilema de Hamlet en su célebre monólogo.
De burocracia y de abuso del poder trata esta novela que Franz Kafka (1883-1924) escribió en 1922 y que fue publicada en forma póstuma en 1926.
“Es una novela extraña, pero es la que más define el adjetivo “kafkiano”, al describir ese mundo monstruoso de la burocracia. El Castillo podría haber sido escrito la semana pasada. Franz Kafka describe cómo vivimos ahora. Para cada cosa que haces tienes que llenar formularios, presentar documentos, fichas…”, dijo recientemente el ilustrador argentino Fati, quien hizo un trabajo preciosista para la edición de lujo a cargo de Sexto Piso.
El laureado director austríaco Michael Haneke hizo una adaptación para el cine en 1997.
https://youtu.be/t_uaTtRR9d0
La genealogía de la violencia y sobre todo la raíz del mal en el continente latinoamericano construyen el ADN de la novela póstuma que dio fama mundial al escritor chileno Roberto Bolaño (1953-2003).
Para México es además un mapa de lo que en el sexenio pasado conocimos y padecimos como “La Guerra del Narco”, tragedia que ha dejado más de 100 mil muertos, un sinnúmero de desaparecidos y muchísimos “daños colaterales” que se hace muy difícil resolver.
En 2013, cuando se cumplieron 10 años de la muerte de su autor, 2666fue elegida la novela más influyente de la contemporaneidad, en un debate realizado en España y en el que participaron varios autores jóvenes, entre ellos el argentino Patricio Pron, quien dijo que la obra mencionada “sintetiza y pone punto final a varias de las tendencias dominantes en la novela del siglo, XX al tiempo que inaugura otras más propias del siguiente siglo”.
A cuatro profesores de literatura, Jean-Claude Pelletier (francés), Piero Morini (italiano), Manuel Espinoza (español) y Liz Norton (inglesa), los une su común fascinación por la obra de Beño von Archimboldi, un enigmático escritor alemán cuyo prestigio crece en todo el mundo.
La complicidad entre los cuatro adquiere pronto trazas de vodevil intelectual y cosmopolita -con ménage á trois incluido-, y desemboca en un disparatado peregrinaje a Santa Teresa (trasunto de Ciudad Juárez), en la frontera de México con Estados Unidos, donde hay quien dice que Archimboldi ha sido visto.
Ya en Santa Teresa, Pelletier y Espinoza se enteran de que la ciudad viene siendo desde años atrás escenario de una larga cadena de crímenes atroces. En los vertederos de la ciudad no cesan de aparecer los cadáveres de mujeres, muchas de ellas apenas adolescentes, con señales de haber sido salvajemente violadas y torturadas.
Fuente: Sin Embargo.