Viajamos por todo el mundo en busca de albercas con vistas que cortan la respiración, lugares donde la desconexión está garantizada.
Los termómetros no dejan de subir y no hay duda de que la tendencia no cesará en las próximas semanas. Frente a ello, soñar con las albercas más sensacionales del planeta, refresca y permite apartar la mente del mundanal y bochornoso ruido. Vistas a los volcanes Pitons de Santa Lucía, convivencia con cebras y ñus o palmeras infinitas y panorámicas al Pacífico, todo es posible desde la piscina adecuada. Para los más afortunados, sin destino aún cerrado, quedan adjuntas coordenadas de estos paraísos acuáticos alrededor del mundo.
Singita Sasakwa Lodge, Tanzania
La piscina semicircular de este lodge, ubicado en pleno centro de África, cuenta con el inigualable atractivo del paraíso natural que la acoge. El hotel, dedicado a proteger el ecosistema Serengeti Mara, tiene como nombre Singita, que significa “lugar de los milagros”. Está claro que en un entorno así todo es posible.
Las vistas desde la piscina, situada al lado del señorial edificio de finales del siglo pasado, pueden sorprendernos, mientras permanecemos sumergidos en el agua, con una cebra o un ñu, especies de fácil avistamiento en la zona.
Foto: Cortesía de Singita Sasakwa Lodge
Hotel Chocolat, Santa Lucia
La inmensa piscina de este resort cuenta con las mejores vistas sobre los Pitons, dos montañas de origen volcánico que flanquean la isla caribeña. Esta imborrable panorámica es el complemento perfecto para disfrutar de la experiencia relax del hotel, liderada por sus tratamientos con chocolate y sus lociones frescas elaboradas cada día por los artesanos del hotel.
Al estar diseñada en su totalidad en cuarzo negro, las aguas quedan ensombrecidas para ser el espejo perfecto de estos enormes picos que nacen en medio de la selva.
Foto: Cortesía de Hotel Chocolat
Oía Katikies Hotel, Grecia
Uno de los magníficos hoteles Kaitikies del archipiélago griego cuenta con esta espectacular cueva blanca en la que nace una piscina de aguas turquesas y cristalinas. En el abrupto acantilado sobre el mar Egeo, las grutas protegen del sol y las altas temperaturas.
La vista imponente de la puesta de sol en Santorini desde las profundidades de esta cueva nívea pueden suponer la mejor inmersión acuática de nuestra vida.
Foto: Cortesía Oía Katikies Hotel
Tierra atacama hotel & spa, Chile
El desierto de Atacama esconde entre sus montañas rocosas este exclusivo hotel conocido por su diseño interior, inspirado en la arquitectura local. Con vista hacia el Volcán Licancabur y a los paisajes del altiplano, la piscina está integrada perfectamente en el entorno, con formas sencillas y redondeadas.
Desde el agua, perder la vista en el horizonte a miles de kilómetros de distancia puede ser la manera perfecta de desconectar de todos los problemas.
Foto: Cortesía de Tierra atacama hotel & spa
The chedi, Oman
Sus 103 metros la sitúan como la más larga en kilómetros a la redonda. Con temperatura controlada y rodeada de grandes palmeras y las montañas de Al-Hajar, la piscina del hotel The Chedi es el prototipo soñado de vacaciones tropicales, en las que olvidarse definitivamente de todo.
Tiene su propia cabaña para probar propuestas de comida mediterránea y asiática, y cocktails diseñados por los barman del hotel.
Foto: Cortesía de The chedi
Como Shambahla Estate, Indonesia
Libre de químicos, con 25 metros de longitud y rodeada de otras zonas de aguas naturales, la piscina de Como Shambhala Estate es la cúspide de la hidroterapia natural.
En un claro de la selva inundado de luz, se erige, rodeado por el río Ayung, este balneario de lujo que cuenta además, con un equipo de maestros de yoga, médicos ayurvédicos y nutricionistas, para crear una experiencia saludable completa.
Foto: Cortesía de Como Shambahla Estate
Belmond Hotel Caruso, Italia
Una obra maestra de la arquitectura. Muchos definen así esta interminable piscina integrada en un antiguo palacio del siglo XI sobre los acantilados de la costa de Amalfi. Belmond Hotel Caruso es un gran balcón sobre el Mediterráneo situado en el punto más alto de la ciudad de Ravello. Su estética helénica incluye grandes columnas y una fachada derruida, ideal para sentir nuestro espíritu mediterránea a flor de piel.