La verdadera preocupación…

OPINIÓN, OPINION

Por Lauro Ramos @lauroramosr 

Una de las principales advertencias de cara a las elecciones de este año, es sobre la poca participación y el poco interés de las generaciones más jóvenes en la vida pública y política del país. 

Y es que si observamos las cifras contenidas en los Estudios Muéstrales de Participación Ciudadana realizados por el INE, tanto en el 2018 como en el 2021, son las personas entre 19 y 29 años de edad, quienes menos acuden a las urnas a emitir su voto. Haciendo la excepción de las personas de 18 años, pues son quienes votan por primera vez, lo cual aumenta el nivel de participación.  


Distribución de voto por edad 2018

Distribución del voto por edad 2021


Estas estadísticas han ayudado a crear la idea generalizada de que a los jóvenes no nos interesa la política, o bien, que somos apáticos ante la situación y la vida pública de México, lo cual resulta alarmante, sobre todo si se considera que este rango de edad comprende el 26% (26.2 Millones) del gran total de electores registrados en el Padrón del INE 2024 siendo el demográfico más numeroso. 

Sin embargo, esta idea está parcialmente errada. La periodista y académica mexicana Viridiana Ríos en su columna titulada “La Generación Z no es apática” publicada por el diario Milenio el pasado 3 de abril, expone que de acuerdo a datos del centro de estudios Latinobarometro, el interés general de los jóvenes por la política es de un 37%, mientras que el resto de la población limita su interés a un 32% así mismo, replica que la frecuencia con la que los jóvenes hablan de política dentro de su cotidiano, en comparación con la de generaciones mayores, es de 21% y 23% respectivamente, siendo una diferencia poco significativa. 

Esto quiere decir que las generaciones más jóvenes del país, contrario a lo que se cree, si se interesan por los temas públicos y políticos; y la escasa actividad en las votaciones respondería más bien a una falta de identificación y de credibilidad en los candidatos e instituciones que participan de las elecciones. Por el contrario, la actividad política de los jóvenes se centra más en el activismo, tanto físico (marchas y protestas), como digital, siendo las redes sociales las protagonistas de esta materia, ya sea por medio de cuentas de denuncia, o de la creación de espacios que tienen como fin visibilizar algunas de las inquietudes más latentes entre nosotros, como lo son: medio ambiente, inclusión, género, derechos humanos entre muchas otras, es que hemos buscado la manera de hacer un impacto en nuestra sociedad.

Esta falta de identificación no resulta extraña, cuando pese a ser el sector más numeroso de posibles votantes, somos quienes menos representación tenemos en los distintos cargos públicos. 

En la actual legislatura LXV de la Cámara de Diputados Federal, son únicamente 15 (que equivalen al 3%) los legisladores que tenían entre 21 y 29 años cuando fueron electos, y si no hay ninguno entre los 18 y los 20, es porque no fue sino hasta junio del año pasado que el Diario Oficial de la Federación publicó la reforma en la que se permite que a partir de los 18 años, puede una persona ocupar un escaño en la Cámara de Diputados. *

En la misma reforma, disminuyó la edad para ser Secretario de Estado de 30 a 25 años, cabiendo mencionar, que con la llegada de AMLO a la presidencia en el 2018, se registró el gabinete más longevo de los últimos 25 años, promediando un total de 57, siendo Luisa María Alcalde la más joven, quien tenía 31 cuando ocupó la Secretaría de Trabajo y 35 cuando ascendió a ser Secretaria de Gobernación. 

Ahora bien, no es la falta de representación la única limitante para que los jóvenes nos sintamos motivados a votar, sino que también, la mayoría de los políticos actuales han fallado en sus intentos por empatizar y comunicar sus ideas a los más chicos. En el caso de las redes sociales, los contenidos que comparten más allá de generar empatía o gracia entre el electorado joven, pareciera que únicamente las utilizan porque alguien les dijo que lo hicieran, y no para realmente escuchar y atender las sugerencias y reclamos de los usuarios. 

Prueba de que un uso adecuado de redes sociales puede ayudar a conectar con buena parte del electorado, sería el de Marcelo Ebrard, quien mientras fue Canciller y posteriormente precandidato a la presidencia por Morena, utilizó las redes sociales no únicamente para empatizar, sino para escuchar a quienes interactúan con sus contenidos por medio de diálogos, transmisiones en vivo entre otras, llegando incluso a compartir un número de teléfono público para recibir comentarios de manera más directa. De acuerdo con HitPoint, Marcelo era considerado por las personas de entre 19 y 35 años, como el aspirante presidencial más competente para ocupar el cargo.

Caso aparte es el de Samuel García, quien con 36 años y una precampaña principalmente basada en redes, siendo precandidato, llegó a ser ubicado por más de una encuesta en el segundo lugar de la intención de voto por encima de Xóchitl Gálvez, situación que no se ha replicado con su sucesor en la contienda Jorge Maynez, quien enfrenta el fantasma de la falta de popularidad. 

Dicho esto, la verdadera preocupación no debería sobre la apatía de los jovenes por participar en la vida pública del país. Lo verdaderamente alarmante, debería de ser la poca disposición que se tiene en la actualidad de permitir que los jovenes tengamos una opinión efectiva dentro del ejercicio público.

Se deben de transformar los mecanismos de selección de candidatos y aspirantes a los cargos públicos, así como las estrategias de comunicación entre las instituciones y el electorado.

Esto en un futuro, no solamente haría que aumenten las probabilidades de voto entre los jóvenes, sino que también, haría justicia a los principios de pluralidad que un sistema democrático supone y fortalecería el diseño de políticas públicas verdaderamente incluyentes para nuestro país.

Yo personalmente, estoy convencido de que este punto llegará, no se cuando, pero llegará; ya que si hay algo que puede caracterizar a los jovenes, es la fuerte presencia de un espíritu de lucha y de esfuerzo para hacer escuchar nuestras voces. Ya verán.

Hasta el próximo lunes. 

*Datos proporcionados por un maestrante en Gobierno y Políticas Públicas por la UASLP. 

Compartir ésta nota:
Facebook
Twitter
LinkedIn
WhatsApp