Cada año 182 mil menores quedan expuestos al abuso sicológico por parte de sus padres; las separaciones crecieron 75% en los dos últimos años
La manipulación de alguno de los padres durante el proceso de divorcio es un problema que afecta a los niños y adolescentes mexicanos, en una sociedad donde la separación conyugal va al alza.
Estudios de la Comisión de Justicia en la Cámara de Diputados señalan que cada año alrededor de 182 mil pequeños quedan atrapados en el síndrome de alienación parental.
Se trata de un padecimiento que cotidianamente se observa en los juzgados del país y consiste en la manipulación sicológica del padre o la madre durante un proceso divorcio.
Anualmente, en promedio, se disuelven 91 mil matrimonios en México. La cifra aumentó 75% en los últimos dos años.
Esta situación daña a los niños y adolescentes y representa una violación de sus derechos humanos, advirtieron los diputados del PAN Karina Labastida Sotelo y José Alfredo Botello Montes.
Con la idea de mejorar la legislación en la materia de protección de los derechos de las niñas, niños y adolescentes, los legisladores han comenzado a cabildear en San Lázaro una reforma que castigue a quien genere ese daño sicológico en sus hijos.
El asunto es abordado desde la perspectiva que uno de los derechos reconocidos por los tratados internacionales y por el derecho mexicano es el de garantizar un desarrollo integral, sicosocial y afectivo, materializado en una vida libre de violencia.
“El síndrome es poco conocido en México, sin embargo está presente en casi la totalidad de los matrimonios que enfrentan un proceso de divorcio y en el que las principales víctimas son los hijos. Cada año, más de 91 mil matrimonios se disuelven mediante el divorcio, y en este sentido, tomando en consideración un promedio de dos hijos por pareja, más de 182 mil niñas, niños y adolescentes se ven afectados por la alienación parental”, expuso Labastida Sotelo.
La diputada del PAN calificó como “común” que en un proceso de separación se dé la manipulación alevosa de uno de los dos cónyuges para influir sicológicamente en los hijos, con la pretensión de generar una imagen negativa o resentimiento hacia el otro.
Detalló la legisladora que el problema no concluye con el divorcio ni resulta aislado.
“El síndrome de alienación parental es un tema de actualidad, de tanta cotidianidad, y que se presenta cuando un padre o madre manipula y programa a sus hijos y los pone en contra del otro progenitor; se trata de un fenómeno cada vez más frecuente, que acontece en muchas separaciones o divorcios en donde los más afectados son los hijos”, expuso.
El diputado Botello Montes dijo que si bien “el Estado no debe pretender regular la vida interna familiar ni trasgredir su autonomía, tampoco puede permitir que los problemas personales entre dos progenitores transgredan el desarrollo integral de un niño”.
Para Lucía Rodríguez Quintero, subdirectora del Programa sobre Asuntos de la Niñez y la Familia, de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), la alienación parental es un asunto que vulnera los derechos de la infancia.
Expuso la defensora que la Convención de los Derechos del Niño establece que el principal derecho que se vulnera con los actos de alienación es el derecho a convivir con ambos progenitores, independientemente de si existe o no un conflicto entre ellos.
Rodríguez Quintero detalló que cuatro estados de la República han definido en sus legislaciones el concepto de alienación parental: Aguascalientes, Morelos, Michoacán y Yucatán. Y se pronunció por la armonización de los códigos familiares en el país, en concordancia con los tratados internacionales ya firmados por México.
Maltrato en los hogares
Pero al margen de la condición conyugal de sus padres, 80% de los niños que sufren maltratado son víctimas en sus propios hogares.
Así lo reveló la Comisión de Derechos de la Niñez de la Cámara de Diputados, al exponer a través de su presidenta, la diputada del PRD Verónica Juárez Piña, la urgencia de realizar campañas y acciones legislativas que permitan atender de manera particular la violencia hacia la población infantil y adolescente.
Para la perredista, las respuestas legislativas y de política pública deben atender a las víctimas de maltrato infantil, pero también a quienes lo ejercen, “porque el fenómeno suele convertirse en un círculo vicioso: el niño que es violentado tiene más posibilidades de que al llegar a la edad adulta se convierta en agresor”.
Para la diputada Lucila Garfias Gutiérrez, de Nueva Alianza, el maltrato infantil debe ser materia de capacitación de los docentes, a fin de que no lo ejerzan, lo detecten y canalicen a los infantes que lo padecen.
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