Las autoridades federales no han concluido el peritaje sobre la explosión en el edificio B2 de Pemex, la cual, según anunció la PGR el 4 febrero, fue causada por acumulación de gas metano.
Cada último día de mes, un ramo de flores blancas es depositado ante el retrato de Eva Melchor Tavira que está adherido a la reja del complejo administrativo de Pemex. Puntualmente, una mujer ha llevado en febrero, marzo y abril la ofrenda para recordar a la especialista técnico de Recursos Humanos, una de las 37 personas que fallecieron por la explosión en el edificio B2.
“Es una familiar. Viene cada mes, apenas estuvo aquí; pone las flores y se está un rato mirando la foto”, comenta una vendedora cuyo puesto de discos está casi frente al altar que trabajadores y deudos formaron para recordar a los caídos.
Montado tres días después del incidente registrado el 31 de enero, el altar cercano a la puerta 22 ha resistido el tiempo y el clima. En los barrotes de la reja permanecen pegadas, en torno a un crucifijo de casi 1 metro de altura, cartulinas y hojas con mensajes de amor y fotografías, como la de Melchor Tavira, quien tenía casi 28 años en la paraestatal, o las del oficinista Óscar Manuel García Gómez; el taquimecanógrafo Enrique Marín Mercado, y la coordinadora especialista Laura González Sánchez.
“Incansable, leal, excelente amiga. Recientemente ascendida, próxima a jubilarse”, relata el cartel referente a Melchor Tavira.
De las víctimas fatales, una era jubilada; otra Dafne, una niña de 9 años, y 6 más contratistas. El resto eran 25 trabajadores sindicalizados y cuatro de confianza. Con tres décadas cumplidas de trayectoria, Concepción Salvador Millán era la que tenía mayor tiempo en Pemex, mientras que Irwing Martínez Pulido, padre de Dafne, el que menos, con 208 días laborando en el puesto clasificado como doméstico.
A casi 100 días de las explosiones, los cuales se cumplen el 11 de mayo, el altar es lo único que quiebra con el aspecto de normalidad en el exterior del complejo administrativo que alberga la Torre Ejecutiva y los edificios A, B1, B2, y C. Decenas de puestos con alimentos, relojes o jerseys de futbol saturan las banquetas de Bahía de San Hipólito, Bahía de Espíritu Santo y Bahía de Banderas, ante la demanda que representan los 13 mil empleados. Vendedores de agencias automotrices ofrecen modelos Lincoln o Seat afuera de la puerta 14.
La apariencia de normalidad, no obstante, se rompe al observarse que el edificio B2 permanece cercado por vallas blancas y desocupados el sótano, planta baja y 13 pisos que alojaban a unos mil 800 empleados de Refinación, Gas, Petroquímica, Recursos Humanos, Tecnologías de la Información, y Jurídico.
Al menos hasta la tercera semana de abril, entonces a casi tres meses del incidente, las autoridades federales no habían concluido el peritaje sobre la explosión, la cual la PGR anunció el 4 febrero que fue causada por acumulación de gas metano en el sótano 2 del edificio.
“Aun se están realizando los peritajes correspondientes por parte de las autoridades competentes”, respondió la paraestatal el 17 de abril a un ciudadano que solicitó, vía transparencia, el resultado de los estudios, la razón y origen de la explosión, y los lugares por donde supuestamente salió el gas que ocasionó el estallido.
Esto, a pesar que el 8 de marzo, el Procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, adelantó que “ya no falta mucho” para concluir los peritajes y la presentación del dictamen final. No obstante, los detalles de la investigación serán públicos hasta febrero de 2025, porque la PGR y Pemex los clasificaron por 12 años.
Un servidor público de la PGR consultado señaló que tenía conocimiento de que el edificio B2 ya no estaba resguardado ministerialmente, aunque en el lugar es visible que continúa la presencia de policías federales ministeriales. El acceso al área afectada es vigilada por un elemento de las Fuerzas Armadas, además de que la Policía Federal también presta apoyo, incluso en materia de Protección Civil.
Distintos trabajadores del complejo sondeados mencionaron que parte de los empleados que laboraban en el inmueble siniestrado hasta las 15:46 horas del 31 de enero han sido reubicados periódicamente en otros edificios del complejo.
“Fueron regresando, (los reubicaron) en las áreas donde hay espacio, en la Torre, en el B1 u otra parte”, manifestó una oficinista que prefirió no ser identificada.
La última comunicación oficial de Pemex en torno al incidente fue el 15 de abril, cuando informó que el edificio B1 volvía a ser reutilizado por mil 226 trabajadores de Pemex Gas y Petroquímica Básica, y las direcciones de Administración, de Operación y de Tecnologías de la Información, luego de que la PGR lo liberó tras mantenerlo sujeto a peritajes porque conecta mediante un túnel con el B2. Cuatro días antes, la paraestatal anunció que un empleado herido había sido dado de alta del Hospital Central Norte en Azcapotzalco, y, que de los 52 lesionados internados en nosocomios, sólo continuaba hospitalizada Marisela Germán Ruiz Guzmán en el Centro de Neurorehabilitación Ángeles.
Debido a la restricción de acceso al B2, la paraestatal todavía no recuperaba en abril la totalidad de los archivos de las 7 unidades administrativas y direcciones de organismos subsidiarios con oficinas en el edificio.
“No se ha podido identificar puntualmente los archivos que se encontraban en dichos inmuebles al momento del incidente”, agregó en su respuesta Pemex, que ya tramitó la adquisición de 16 detectores portátiles de gases combustibles y 11 fijos que prevé instalar en los edificios de calderas.
Aunque la paraestatal se hizo cargo de los gastos funerarios, al 18 de abril no había otorgado indemnizaciones a los familiares de los 29 empleados fallecidos porque la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje todavía no establecía el monto total a pagar. Hasta entonces, se habían entregado 13 millones 506 mil pesos, en total, a deudos por concepto de póliza integral de vida.
“Qué podemos decir, la vida sigue, tiene que seguir, pero el recuerdo de lo que pasó y la muerte de ellos queda, está presente. Conocía a varios de los que están aquí”, manifiesta Mario, un trabajador que, tras acabar su jornada, se detuvo frente al altar.
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