Por: Aldo Patlán
Corría el año 2010, Marvel anunciaba el sueño de todos los ñoños, ¡Por fin! Los Avengers llegarían a la gran pantalla, claro la primer duda fue ¿Quién será el director? La respuesta de Marvel, una sorpresa: “Joss Whedon”.
Ahora, tú eras un poco más familiar para aquellos que fueron adolescentes en los 90’s, pues habías hecho “Buffy The Vampire Slayer”, serie que yo no había visto, por lo cual me resultaste un completo desconocido, y mis dudas aumentaron cuando leí tu ficha técnica y vi qué solo habías hecho tv y una película derivada de uno de tus shows.
Mis dudas y mi temor aumentaron, ¿Y si no te quedaba bien? ¿Y si no tenías lenguaje de cine? Pero como todos, también tengo mi amigo chavo ruco, quién vivió el boom de Buffy en los 90’s y quién conocía muy muy de cerca tu obra, él desde qué Stan y Avi dijeron tu nombre en Wonder-Con, brinco de emoción y lo celebro. Entonces llegó el 27 de abril del 2012, el día que te conocí, el día que vi tú obra, y entonces, yo también brinqué de emoción.
Desde el primer momento de Avengers me enganchaste, pero fue con aquel hermoso plano secuencia durante la batalla de NY con lo que tu cine me enamoro y me fascino, hizo que el ñoño que vive dentro de mi te considerara como una deidad. Me hiciste salir del cine: Emocionado, ilusionado y con las ansias de ver más cosas del genio detrás de tan maravillosa película.
Una vez más, recurrí a mi amigo que te conocía de toda la vida, le pedí recomendaciones, y llegué con “Dr. Horrible’s Sing Along Blog”, un musical del cual no esperaba más que entretenimiento, y sí, de nuevo me sorprendiste. Pues encontré no solo un musical entretenido y maravillosamente hecho, encontré una historia profunda y bien desarrollada, una historia que te hacía sentir a más de un personaje y que terminó siendo una hermosa referente de las tragicomedias modernas.
Como niño que aprende a andar en bicicleta, seguí y seguí, buscando tu nombre en la internet, buscando más de tu obra, entonces leí (Con asombro y admiración) que estabas por estrenar una película, a menos de un año de habernos entregado la monumental Avengers, solo que esta vez era una película de bajo presupuesto, una del considerado cine “indie”, hecha en la comodidad de tu casa y entre amigos, una adaptación de Shakespeare, Much Ado About Nothing.
El maestro de la tragedia moderna adaptando al maestro de la tragedia clásica, sin duda un resultado maravilloso, un trabajo íntimo y profundo, que se desarrolla de manera natural y fluida siendo la comedia y el drama los ejes principales de la cinta, al igual que en toda tu obra, una sorpresa ver que podías brincar a placer entre el cine blockbuster y el cine (mal llamado) “de arte”, sin tener problema alguno y sin perder la esencia que te caracteriza.
Y entonces sí, ya habiendo revisado tu obra en cine, y después de ver dos películas maravillosas en las que estuviste como guionista, In your eyes y The Cabain in the woods, supe que estaba listo, el destino me había alcanzado y era hora de ver Buffy The Vimpire Slayer.
Comencé a ver la serie y debo admitir sin mucha expectativa, pero me fue enamorando poco a poco, nunca he sido seguidor de los vampiros o el terror, pero fue la manera en que diste humanidad a tus personajes lo que me engancho a la serie, la enorme diversidad que hay en una secundaria y en la adolescencia la retrataste de manera sublime, entonces comprendí porque habías logrado con tanta maestría ensamblar a los héroes más poderosos del planeta. El desarrollo de la serie, me encanto pues aún y con toda la acción que hay nunca perdiste de vista lo que querías contar, nos regalaste finales impactantes, momentos desgarradores y nos destrozaste a placer cada que llevabas a tus personajes al límite.
Por eso no me sorprendió ver lo que vi en Age of Ultron, la secuela de tus Avengers y tu despedida de Marvel. Hoy vengo de ver esa película, y por eso hoy te escribo, para agradecerte por entregar una película tan poderosa, tan entretenida y tan bien desarrollada, por tomarte el tiempo de hacer lo correcto para dejar satisfechos a miles de ñoños allá afuera y también a aquellos que disfrutamos del cine como tal, con o sin experiencia en el mundo de los cómics.
Cada generación tiene un autor, que se enfrentara a las películas sin corazón ni razón, él (o ella) comprenderá y dará el balance entre el lenguaje cinematográfico y el guion, sabrá cuando sacrificar un momento de acción por uno de gran peso dramático y mejor aún encontrará el equilibrio entre ambos. Tú eres ese autor.