Una sesión en la que estuvieron presentes algunas de las mujeres que acompañaron en vida a Carlos, como Elena Poniatowska, quien fue contundente en su comentario: “Monsiváis amó a su país, amó a sus gatos, amó a sus escritos, pero no amó a las mujeres; ni una vez, ni un día, ni un ratito.
Muy cerca de llegar a los tres años de su partida (19 de junio), la figura de Carlos Monsiváis aún despierta pasiones, como se reflejó en la presentación de su más reciente libro, Misógino feminista, una recopilación de artículos con la temática de la condición de las mujeres, celebrada en el cine Lido del Centro Cultural Bella Época, donde hubo gente que ya no pudo acceder a la sala.
Un volumen que de alguna manera surge de un breve texto que aparecía al final de la revista Debate feminista, donde solían poner una ficha biográfica de sus colaboradores; cuando le preguntaron a Carlos Monsiváis cómo quería presentarse, se puso: “alterna su misoginia con una encendida defensa del feminismo”.
Sí, recuerda Marta Lamas, era un misógino muy atípico, “porque tenía amigas mujeres, venía a las marchas de las feministas, prestaba su capital simbólico para ayudarnos cuando necesitábamos dar una conferencia de prensa”, pero en especial porque su mirada siempre estuvo atenta a esos temas, como se refleja en el libro.
Una sesión en la que estuvieron presentes algunas de las mujeres que acompañaron en vida a Carlos, como Elena Poniatowska, quien fue contundente en su comentario: “Monsiváis amó a su país, amó a sus gatos, amó a sus escritos, pero no amó a las mujeres; ni una vez, ni un día, ni un ratito.
“A pesar del rechazo, las mujeres que somos llevadas de la mala lo amamos con pasión tormentosa y entre más rechazadas, más lo seguimos, y la reunión de mujeres es una prueba de ello.”
Luego de una lectura de textos a cargo de José Luis Ibáñez, Beatriz Sánchez Monsiváis, prima del cronista, reconoció la importancia de reunir estos textos, porque de alguna manera abre toda una perspectiva que no había visualizado.
“Carlos fue mi gurú y en este tema no fue la excepción: veía el feminismo de una manera integral, veía los alcances que tenía la sociedad tan patriarcal.”
Como compiladora de los textos, Marta Lamas aseguró que en el volumen lo mismo se encuentra una reflexión sobre cómo se construye la sensibilidad femenina, que un homenaje a las sufragistas del siglo XIX o las maestras rurales del XX. Se trata de un libro muy divertido y, al mismo tiempo, muy profundo.
“Aquí el eje fueron sus textos sobre feminismo y mujeres, pero su crítica también va en el campo de la literatura, del cine, de la política; trae dos reseñas muy importantes de libros, cinco personajes como Simone de Beauvoir, Susan Sontag, Frida Kahlo, Nancy Cárdenas y Rosario Castellanos.
“Además hablaba de cuestiones políticas, como la lucha por el aborto vinculada con la llegada del Papa a México, revisó cómo se construye la sensibilidad femenina. Es un libro muy vigente: esas expresiones del machismo que critica, y lo hace con una ironía, un sentido del humor y una erudición impresionante, las puedes encontrar en distintas partes de la República de hoy.”
De alguna manera, se trata de un libro dirigido a las nuevas generaciones, que se pueden llevar una sorpresa ante la vigencia de un pensamiento, de una crítica cultural, de una mirada sobre México, acerca de las mujeres y de los hombres, “de una radicalidad impresionante”.
Eso pareció quedar demostrado entre las mujeres, una gran mayoría jóvenes, que acudieron a la presentación de Misógino feminista, en la que tomaron la palabra quienes lo cobijaron durante muchos años: Lilia Rossbach, las hermanas Magdalena y Carmen Galindo, Raquel Serur y Sandra Lorenzano.
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