Eran mujeres humildes al servicio de Dios y de las personas en Tierra Santa.
El domingo, en un acto con significado religioso y político, el papa Francisco canonizó a Marie Alphonsine Ghattas y a Mariam Baouardy como las dos primeras santas palestinas de los tiempos modernos.
Más de 2,000 palestinos se reunieron en la plaza de San Pedro para cantar, rezar y celebrar a sus santas. Ahí, escucharon a Francisco rendir tributo a la forma en que estas mujeres amaron a Dios.
‘Amor eterno’
“La hermana Mariam Baouardy experimentó esto en una forma destacable. Pobre y sin educación, ella fue capaz de aconsejar a otros y darles explicaciones teológicas de gran claridad, fruto de sus constantes conversaciones con el Espíritu Santo. Su docilidad la ayudó a encontrarse y amistar con el mundo musulmán”, dijo el papa.
“También la hermana Marie Alphonsine Danil Ghattas entendió claramente lo que significa irradiar amor a Dios… y ser testigo de la mansedumbre y la unidad. Ella nos muestra la importancia de hacerse responsable del otro, de vivir al servicio del otro”, dijo.
Y en Tierra Santa, los palestinos intentaron expresar lo que la canonización significa para ellos.
‘Luz al final del túnel’
“Como cristianos, este es un signo de esperanza, es la luz al final del túnel”, dijo el sacerdote Jamal Khader, el patriarca latino de Jerusalén. “Especialmente ahora en Medio Oriente, con todo lo que pasa, con toda la violencia. Celebramos la vida de dos santas que trabajaron humildemente para todos y quienes probaron ser verdaderas seguidoras de Jesucristo”.
El Vaticano quiere ser visto como parte del proceso de paz en Medio Oriente y el papa lo ha convertido en una prioridad. Se espera que Francisco tome acciones similares para los israelíes, comentó.
A pesar de lo politizado de las canonizaciones, también implicaban un significado espiritual profundo.
Visiones de la virgen
Marie Alphonsine Ghattas nació en Jerusalén en 1840 dentro de una familia cristiana. Se convirtió en monja y llevó una vida de servicio.
En Belén, dijo, comenzó a tener visiones de la virgen María que le decía que debía iniciar una nueva congregación para niñas árabes, llamada Hermanas del Rosario.
Ghattas trabajó duro y fundó el convento de las Hermanas del Rosario. Era el hogar de la monja, donado al convento para fomentar la educación y cultura de las personas en necesidad.
“Algunas veces Dios hace de estas personas vulnerables algo grande”, dijo la hermana Agatha, miembro de la congregación en Jerusalén.
Un corte en la garganta y un milago ocurre
Mariam Baouardy nació en Ibelín, una pequeña aldea en Galilea, también en la década de 1840. Fue la decimotercera hija de la familia y la única que sobrevivió más allá de la infancia.
Sus padres murieron cuando tenía tres años; fue criada por su tío.
En Alejandría, Egipto, uno de los sirvientes de su tío le dijo que se convirtiera al islam. Cuando ella se negó, el sirviente le cortó la garganta.
Y entonces, el milagro de Baouardy comenzó.
“Mariam se convirtió en mártir y fue al cielo”, dijo la hermana Fireal, del monasterio carmelita de Belén. “Ella vio la corona de gracia, a sus padres. Pero escuchó una voz que le decía que su vida no había terminado y debía volver a la Tierra”.
De acuerdo con la historia, una joven monja vestida de azul la curó, cuidó y la llevó a la iglesia. Baouardy creía que se trataba de la virgen María.
‘El viaje continúa’
La canonización de estas dos mujeres tiene un gran significado para los cristianos palestinos.
“Es un mensaje para el mundo entero de que los cristianos palestinos existen en esta tierra y que tienen una herencia de más de 2,000 años”, dijo Nashat Filmon, director de la Sociedad Bíblica de Palestina.
“Y el viaje continúa”.
Con información de: CNN