“No era sólo un juego, hay dolo” en asesinato de niño en Chihuahua: Ostrosky

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“No fue nada más que ‘se nos pasó la mano’, hubo planeación para esconder el crimen”, dijo la especialista.

El asesinato del niño de seis años, Critopher Raymundo Vazquez Mora, en Chihuahua, a manos de otros cuatro niños, es un caso en el que “lo cosificaron, fue terrible, no nada más es jugar, lo ahogaron, le sacaron un ojo, le cortaron un cachete, lo entierran boca abajo, hay dolo, ni siquiera los narcos entierran a sus enemigos así, lo tapan y ponen un animal encima”, apuntó la especialista y autora de Mentes asesinas, Feggy Ostrosky.

En entrevista para Aristegui CNN, señaló que “a nivel individual me llama la atención porque el cerebro está equipado para tener empatía, las especies que dependen de otros y que son sociales, deben tener empatía, que es la capacidad de sentir el dolor del otro”.

“Aquí no hay nada de eso… hay niñas que están involucradas, las mujeres tienen aún más empatía que los hombres porque son las que cuidan a los críos. Aquí tenemos que es un niño de seis años que son los que más generan empatía… hay un problema muy serio que es un termómetro de esa sociedad”, expuso.

Es interesante “desde el punto de vista individual, sabemos que hay un rasgo de psicopatía, que es un transtorno de la personalidad, no es que estén locos, la psicopatía son estas personas que no tienen la capacidad de sentir el dolor de los demás, por cuestiones genéticas”. 

En este caso, “creo que se juntaron entre psicópatas y sociópatas, con un líder que les dijo vamos a hacer esto y los otros siguieron a uno o dos líderes”.

Explicó que “nacemos con un equipo biológico para poder defendernos, imagínate que no puedas defender a tus crías o tu territorio, entonces tenemos un cerebro que está equipado para ser agresivo, pero la violencia se aprende. Entonces esta historia de que estaban jugando y se les pasó la mano, no me checa en lo absoluto”.

Subrayó que “la violencia es producto de varios factores: individuales que tienen que ver con la personalidad y la genética; hay otros factores que tienen que ver con la familia, el siguiente factor tiene que ver con la escuela, otro factor tiene que ver con los medios, las redes sociales, y la parte a nivel del gobierno, tiene que darnos protección y cuidarnos, no está haciendo esto”.

“No hay suficientes líderes, los líderes que están son corruptos, una amplia mayoría, y entonces la integridad moral tiene que ver con todo esto”, indicó.

Y agregó que este caso “es de los crímenes que más me ha impactado”.

Por su parte, Elena Azaola, antropóloga e investigadora, señaló que “los niños de alguna manera, sus actitudes, juegos por decir así, incitan lo que ven en el contexto, en un caso como este no podemos quedarnos en lo que obvio y claro, que los niños están poniendo en juego de una manera aberrante y extrema, la narrativa que está todos los días a flor de piel, en la superficie, en los medios, en todas partes”.

Lo primero que tenemos que expresar “es el dolor por la pérdida de este niño pero también de alguna manera el dolor por la conducta de los otros niños que muestran claramente que hay cosas profundas que deberían indagarse con calma antes de caer en estigmatizar a estos niños, es muy probable que ellos estén viviendo en un contexto sumamente problemático y que están refeljando esto, de otro modo pues sabemos que hay otro niños que están expuestos a esa misma narrativa, afortunadamente no todos los niños actúan así”.

Por lo que se sabe “había antecedentes por una conducta problemática de los niños, como lo que refieren los vecinos, la crueldad con los animales, puede ser un antecedente que llama la atención y que está como un antecedente de una conducta violenta de seres que son capaces de cometer esta violencia hacia otros seres vivos”.

Enfatizó que “es importante que la comunidad y las autoridades del lugar, analicen de manera muy cuidadosa el caso para detectar los factores específicos que obraron en este caso, es difícil pedir que haya justicia, uno entiende que la familia quiera justicia, pero lo más importante es ver cuál es el origen de una conducta extrema como esta”.

Fuente: Aristegui

 

 

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