En febrero de este año Ram Rao Narayan Panchlenvar trató de envenenarse.
Después de que la lluvia destruyó su cosecha de algodón, perdió toda esperanza de obtener alguna ganancia de su granja en el estado de Maharashtra, en el oeste de India.
Este fue el tercer año consecutivo que perdió sus cultivos: primero fue por una sequía, luego dos años de lluvia inoportuna.
Ahora, con deudas de US$35.000 –dinero que pidió prestado para su granja y para pagar el casamiento de su hija- no tiene idea de cómo podrá reponerse económicamente.
Por el momento recoge el poco algodón que no fue destruido por el clima y ruega que las autoridades lo ayuden.
“El gobierno debería condonar los préstamos a granjeros y debería triplicar lo que nos pagan”, afirma.
“Estoy obligado a vender a cualquier precio que ofrezca el gobierno pero es demasiado bajo para mantenernos”, asegura.
“No me queda nada”
Mientras que Panchlenvar sobrevivió a su intento de matarse otros fueron menos afortunados.
En los últimos 20 años cerca de 300.000 granjeros se han suicidado, según la Oficina Nacional de Estadísticas del Crimen de India.
Las lluvias y el granizo que cayeron fuera de estación en las últimas semanas han aumentado esa tendencia.
En los primeros meses del año 257 granjeros en Maharashtra se han quitado la vida.
Janabai Ghodam conoce el dolor que esto produce de primera mano.
Su marido, Ramesh Ghodam, se suicidó hace dos meses porque tenía deudas de unos US$3.000 y no pudo superar sus preocupaciones monetarias cuando su cosecha fue destruida.
Hoy Janabai sobrevive realizando trabajos temporales en otras granjas, cuando los consigue.
“No me queda nada. Las tierras quedaron vacías y no puedo sembrar semillas nuevas. Estoy sola con mi hija y mi hijo y casi no hay comida en mi casa”, relató desesperada.
Su casa está a oscuras: hace dos meses que no puede pagar la cuenta eléctrica.
Sin futuro
Los agricultores de esta zona afirman que no hay futuro para granjeros como ellos.
El algodón es el principal cultivo aquí, pero con la caída de los precios globales y una menor demanda de China el futuro es poco promisorio.
“La agricultura requiere mucha inversión y da poco rédito”, resume Bhaskar Deovalvar, un granjero.
Según Deovalvar la mayoría de los granjeros tiene deudas con prestamistas locales que cobran intereses del 25%.
“Sin productividad y con constante presión de los bancos y los prestamistas no queda más opción para los granjeros que matarse”, dice.
Su esperanza es que su hijo más joven, que estudia Ciencia en una universidad a 20 kilómetros, consiga un trabajo en la ciudad cuando se gradúe.
“Raíces profundas”
El primer ministro indio, Narendra Modi, quien lleva un año en el cargo, dijo recientemente que “el suicidio de granjeros ha sido motivo de preocupación en el país durante varios años”.
“El problema es de larga data, es generalizado y tiene raíces profundas, y tenemos que encontrar soluciones en ese contexto”, afirmó.
“En este sentido debería haber una resolución colectiva. Tenemos la mente abierta para considerar toda sugerencia”, dijo.
El gobierno de Maharashtra señala que está tratando de ayudar a los granjeros y sus familias con descuentos en las facturas eléctricas y ayuda para pagar los intereses de los préstamos.
Pero admite que las medidas que tomó para tratar de conservar agua y prevenir sequías no están funcionando.
El Estado les paga unos US$1.500 a las familias de los granjeros que se quitaron la vida, para ayudarlos a sobrevivir.
Problema de salud mental
Para el psiquiatra Vikram Patel, profesor de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, el problema se debería encarar a través de la ayuda comunitaria, más que con asistencia económica.
El doctor Patel lidera un programa en la región para pobladores que sufren de depresión y quiere que el suicidio sea visto como un problema de salud pública.
“Creo que somos el único país del mundo que compensa a la gente cuando un familiar se mata”, afirma.
Para Patel no se trata simplemente de un problema social, sino uno asociado a condiciones de salud mental como la depresión y el alcoholismo.
Por eso el experto cree que deberían investigarse mejor los casos de suicidios.
Mientras que esto no solucionará los problemas de familias como la de Ramesh Ghodam, quizás sí sea un primer paso para poner fin al ciclo de desesperación y miseria que afecta a tantas comunidades rurales en India.
Fuente: BBC