La región del Himalaya en la que se encuentra el Monte Everest se enfrenta a una drástica reducción, que puede llegar a ser una desaparición, de sus glaciares si las temperaturas siguen aumentando como se prevé durante el presente siglo. Los resultados de un estudio internacional reflejan un nuevo golpe del calentamiento global sobre una zona vital para mil millones de personas.
“Continuada y posiblemente acelerada, la pérdida de masa de los glaciares es probable dado el aumento previsto de las temperaturas”, afirma Joseph Shea, hidrólogo experto en glaciares del Centro Internacional para el Desarrollo Integral de las Montañas (ICIMOD), líder del estudio publicado esta semana en The Cryosphere, la revista de la Unión Europea de Geociencias.
El volumen de los glaciares de la cuenca del Dudh Koshi, en la región Hindu Kush, podría reducirse en un 70% en el caso más optimista y hasta en un 99% en la peor de las situaciones para el año 2100. “Los glaciares de la cuenca son más sensibles a las temperaturas de lo que nadie supuso antes”, añade el glaciólogo.
Los glaciares de esta cuenca abarcan unos 400 kilómetros cuadrados de superficie. Para estudiarlos, los investigadores prepararon diferentes escenarios basados en las temperaturas y precipitaciones de las últimas dos décadas y en cómo puede afectar la fusión de éstas con las emisiones de CO2 que el Panel Intergubernamental para el Cambio Climático considera probables para el futuro. Estas previsiones apuntan a un presente siglo cada vez más cálido.
La proyección de las emisiones se basa en dos vías: una en la que los países toman cartas en el asunto y reducen las emisiones (RCP 4.5) y otra en la que no se hace nada (RCP 8.5). De ahí que los resultados del estudio muestren una variación del 70 al 99% en relación a la pérdida del hielo en las montañas. “Incluso si tomamos medidas ahora, veremos todavía el declive”, señala Shea, que apunta que “no está claro que el proceso se pueda revertir”, si bien reconoce que seguirá habiendo zonas con nieve, sin deshielo, gracias a que se encuentran entre los picos más altos del planeta, lo que asegura nevadas en cotas altas.
De modo que cerca de las cimas del Everest, el Lhotse, el Nuptse o el Makalu (superiores a los 7.000 y los 8.000 metros) no se notaría tanto este deshielo como sí sucedería a los 5.000-6.000, donde se encuentra la principal masa glacial. Estas últimas, sólo quedarían heladas en invierno y no en la temporada cálida.
El grupo de científicos concluyó también que las masas heladas se derriten más rápido en posiciones más bajas debido a que el nivel de congelación -donde la temperatura media mensual es 0º- está subiendo en las montañas del Himalaya. “El nivel de congelación varía actualmente entre los 3.200 metros en enero y los 5.500 en agosto”, afirma el coautor del estudio Walter Immerzeel, de la Universidad de Utrecht, que explica que estos datos “podrían aumentar en 800-1.200 metros”, algo que “no sólo reduce las acumulaciones de nieve en los glaciares, sino que expone más del 90% de la zona glaciar al deshielo en los meses más cálidos”. En otras palabras: si se eleva el nivel de congelación aumenta el área expuesta al deshielo y disminuye la cantidad de acumulación de nieve.
Riesgo de inundaciones
Además, otra de las conclusiones del estudio es que si bien el aumento de precipitaciones (que en las alturas más altas se traduce en nevadas) podría ayudar a paliar esta pérdida de masa helada, según el informe una situación sólo “compensaría parcialmente” la otra. De hecho, Shea reconoce que es “insuficiente” para mitigar el ascenso de temperaturas.
Esto generaría un fuerte impacto sobre el terreno, ya que el deshielo acelerado puede crear lagos y aumentar los ya existentes. Una sobrecarga unida al riesgo de avalanchas y terremotos puede acabar rompiendo los diques, modificando los caudales y provocando inundaciones, con lo que eso supone para las comunidades locales, la agricultura y la generación de energía hidroeléctrica.
Ríos como el Ganges, el Indo o el Brahmaputra, y junto a ellos mil millones de personas, se nutren del agua que viene del Himalaya. Esta cordillera, donde viven los picos más altos, posee una de las mayores reservas de hielo del planeta (sólo superada por los polos) y en ella se encuentra un tercio del agua dulce de todo el globo.
La observación de la velocidad del deshielo en el Himalaya por el impacto del calentamiento global ha sido polémica en el pasado. En 2007 el Panel Intergubernamental del Cambio Climático de la ONU señaló que los glaciares de esta cordillera desaparecerían en 2035, una conclusión errónea que posteriormente obligó al grupo de científicos a emitir una disculpa y una rectificación, reconociendo que no tenía que haber incluido ese punto en el informe.
Hace dos años, un equipo de la Universidad de Milán determinó que en los últimos 50 años los glaciares alrededor del Everest se habían reducido un 13% con nieve en una posición 180 metros superior a 1960. Ese estudio señalaba que algunos glaciares son ahora la mitad de grandes que entonces.
En 2012, un análisis publicado en la revista Science reveló que los glaciares del Himalaya están perdiendo superficie, sí, pero a una velocidad menor de lo que se pensaba hasta entonces. Cada año, pierden una longitud de entre 15 y 20 metros, una superficie entre 0,1% y 0,6%, y un volumen de hielo desciende unos 40 centímetros anualmente.
En esta ocasión, el equipo de Shea ha advertido de que sus resultados son sólo una primera aproximación a una reacción de los glaciares ante el aumento de las temperaturas. “Nuestras estimaciones deben tomarse con mucha cautela porque quedan incertidumbres considerables”, afirma Patrick Wagnon, coautor del documento y glaciólogo del Instituto de Investigación por el Desarrollo en Grenoble, Francia.
Igualmente Shea apunta que otras partes de la cordillera del Himalaya no tienen por qué comportarse de la misma manera y puede que no sean tan vulnerables como el área analizado por su equipo pero, dice, podría servir de orientación para futuras investigaciones.
Fuente: El Mundo