El juez que lleva el caso de la niña Heidi, rechazó a la Procuraduría de Justicia la solicitud de orden de aprehensión por el delito de rapto, en contra del único sospechoso detenido, pues no entregaron suficientes evidencias para acreditar el ilícito.
Aunque el pasado fin de semana representantes del juzgado primero penal acudieron al Centro Estatal de Reinserción Social (Cereso), para notificarle al preso Guillermo de 40 años de edad, que el juez le decretó auto de formal prisión por el delito de ultrajes a la autoridad, que es por lo que se encuentra internado.
Todavía no hay nada que lo ligue al supuesto rapto de la niña Heidi de 6 años de edad, esto a pesar de la Procuraduría General de Justicia aseguró que el hombre la sustrajo de su domicilio en la colonia Del Campo, y se la llevó a una casa abandonada de la colonia Mirador, donde la tuvo en cautiverio por ocho días, y después la habría devuelto a sus parientes.
“No hubo elementos que acreditaran el rapto, por eso se negó la orden de aprehensión, y ya ellos (el personal de la PGJ) pueden apelar la decisión que se tomó y presentar las pruebas que sean necesarias, pero por lo pronto no se puede procesar al sospechoso por ese delito”, comentó el juez Jorge Eduardo Ríos Betancourt, titular del juzgado primero penal.
Mencionó que el delito de ultrajes a la autoridad no está tipificado como grave, y el imputado tiene derecho a recobrar su libertad pagando una fianza, fijándole una cantidad aproximada a los 15 mil pesos, que hasta el momento no la ha pagado y tampoco ha recibido a familiares que estén al tanto de su situación jurídica, por ello permanece encarcelado, y de acuerdo al Código Penal vigente en la entidad, en caso de encontrarse culpabilidad podría ser sentenciado de uno a tres años de prisión.
Añadió que en los próximos días el sospechoso será sometido a un examen psicológico.
“Evidencias irrelevantes”
El alegato principal de la PGJ es que Guillermo, sustrajo a Heidi de la casa de su abuela Leopolda Meraz, en la calle Mazatlán de la colonia Del Campo, la cargó y se la llevó hasta la colonia Mirador, donde la mantuvo en una vivienda abandonada que él usaba para pernoctar.
Dentro del inmueble fueron encontradas algunas huellas de la menor, una prenda de vestir (pantaleta), y el sospechoso tenía en su poder una medalla que era de la niña, así como una libreta en la que ella escribió a letra manuscrita varias palabras.
A pesar de que dichas evidencias demostraban que el individuo habría tenido en su poder a la menor, de acuerdo con el juez, no evidenciaban lo primordial que es la acusación del rapto, es decir, las autoridades ministeriales no demostraron que Guillermo entró a la casa y sacó a la niña por la fuerza, y por lo tanto, no se le puede fincar responsabilidad.