Los adeudos a corto plazo por pagos pendientes a proveedores y contratistas crecen y ya rondan los mil 400 millones de pesos, sin contar créditos bancarios: una herencia para el alcalde electo Enrique Alfaro
En la Guadalajara a la que arribará el próximo alcalde, Enrique Alfaro, de Movimiento Ciudadano, hay un severo problema financiero más allá de su gran deuda bancaria: sus pasivos a corto plazo que siguen creciendo.
Los pasivos a corto plazo son los adeudos que se generan por los pagos pendientes a proveedores de bienes y servicios, contratistas de obra pública, y rezagos en el entero de las contribuciones que el Ayuntamiento debe hacer a instituciones como Pensiones, por ejemplo.
Bajo el gobierno del actual alcalde, Ramiro Hernández, del PRI, estas deudas a corto plazo no se redujeron, por el contrario, han aumentado, y si esta tendencia se mantiene es muy probable que herede una condición financiera aún peor a la que él recibió.
En octubre de 2012, cuando Hernández tomaba la estafeta de la gestión que encabezó el hoy gobernador, Aristóteles Sandoval, esos pasivos inmediatos ascendían a mil 95 millones 641 mil 826 pesos, y al sumar los compromisos bancarios, la deuda total llegaba a 3 mil 762 millones 576 mil 79 pesos.
Estoico y formado en la vieja disciplina priista, Hernández nunca mostró una postura crítica ante la pesada losa que recibía, aunque estos pasivos circulantes –otro de sus nombres- pueden afectar gravemente a un gobierno municipal.
En febrero de 2013, por ejemplo, el Ayuntamiento reconoció que tenía fuera de funcionamiento el 70 por ciento del sistema de videovigilancia de la ciudad, la razón: no podía fondear su mantenimiento de no más de 5 millones de pesos (MDP).
Los números de Hernández muestran que no aplicó una contención del gasto para disminuir los adeudos más inminentes, o que siquiera los mantuviera en el nivel que los halló.
De acuerdo con sus reportes de situación financiera, hoy los pasivos a corto plazo ascienden a mil 377 millones 131 mil 176 pesos, esto es, se elevaron una cuarta parte más de lo que le fue heredado por el gobierno de Sandoval.
El Ayuntamiento con Hernández deja pagos pendientes a proveedores por 429.2 MDP; a contratistas de obras por 166.9 MDP y otras cuentas también ligadas a acciones constructivas por 271.6 MDP, además de 198.2 MDP por servicios personales (salarios), por citar los principales rezagos.
Cuando a los pasivos circulantes se suman los bancarios, esa misma losa que recibió el alcalde Hernández pesa ahora 3 mil 648 millones 993 mil 969 pesos, una cifra que es poco probable que presente modificaciones notables de aquí a que Alfaro asuma.
Según datos estatales, Hernández redujo en una décima parte la deuda bancaria, de 2 mil 666.9 MDP a 2 mil 387.8 MDP, aunque de poco servirá si los pagos más urgentes, siguen creciendo junto al gasto corriente.
En 2012 el gasto corriente (servicios personales y generales, más materiales) fue de 3 mil 880.4 MDP, con Hernández creció un 12 por ciento a 4 mil 356.4 MDP en 2014, indica la cuenta pública. Solo la nómina se elevó nueve por ciento, de 2 mil 640 MDP a 2 mil 872.1 MDP.
Si en 2014 Guadalajara ejerció en total 5 mil 259.8 MDP como presupuesto, más del 80 por ciento lo absorbió el gasto corriente.
Es decir, que 82 de cada 100 pesos que ejerce su Ayuntamiento se destina a nómina (2 mil 872.1 MDP), materiales (323.2MDP) y servicios generales (mil 161 MDP). Rubros que son difícilmente reductibles, y que dejan con maniobrabilidad apenas poco más de 903.3 MDP.
La deuda de la ciudad
Esa deuda a corto plazo, distinta a la bancaria, no es problema exclusivo de Guadalajara, sino de toda el Área Metropolitana.
Lo muestran los estados financieros más actualizados disponibles de sus ocho municipios: Zapopan, Tlaquepaque, Tonalá, Tlajomulco, El Salto, Juanacatlán e Ixtlahuacán de los Membrillos, con la capital.
En la metrópoli hay una deuda bancaria por 5 mil 619 millones 214 mil 827 pesos a marzo de 2015, según el Gobierno estatal, pero a esta se suman pasivos a corto plazo de los Ayuntamientos por 2 mil 226 millones 722 mil 46 pesos.
De esta forma, los próximos alcaldes recibirán una ciudad con adeudos por casi 8 mil MDP (7 mil 845 millones 936 mil 873 pesos). ¿Cómo se desglosan estos pasivos circulantes?
Los de Guadalajara ya se detallaron; en Zapopan, en cambio, el gobierno de Héctor Robles, del PRI, se ha rezagado en pagos por 375 millones 903 mil 272 pesos a proveedores y contratistas.
Estas cuentas no cubiertas por Robles, más créditos bancarios por mil 125 millones 16 mil 195 pesos, dan una deuda total que supera los mil 500 MDP. Otra pesada losa para la que deberá alistarse Pablo Lemus, próximo alcalde del PMC.
En Tlaquepaque hay pasivos a corto plazo de 140 millones 679 mil 351 pesos, a los que se suman los bancarios por 659 millones 398 mil 465 pesos.
Esto es, poco más de 800 MDP con los que lidiará el alcalde próximo de ese municipio, que en el recuento de los votos, hasta el viernes pasado, ponía arriba a la candidata de MC, María Elena Limón.
En Tonalá, en la gestión de Jorge Arana, del PRI (que volvió a ganar), además de los créditos bancarios por 966 millones 391 mil 787 pesos, hay pagos pendientes por 179 millones 367 mil 735 pesos: una deuda por mil 145.7 MDP.
Según la Secretaría de Planeación, Administración y Finanzas (Sepaf), con Arana, quien será diputado en la próxima legislatura, la deuda bancaria creció un 24 por ciento o una cuarta parte, pasó de 778.1 MDP a más de 966 MDP.
En Tlajomulco también hay pasivos circulantes, ahí son de 97 millones 50 mil 580 pesos, más su deuda bancaria por 226 millones 262 mil 769 pesos (sin contar arrendamientos), esto es, más de 323 millones 313 mil 349 pesos.
Fuente: Reporte Índigo.