México vive una “fiebre armamentista”. Las compras de armas militares a Estados Unidos podrían superar los mil millones de dólares tan sólo durante el mandato de Enrique Peña Nieto, aunque consultores privados creen que podría ser el doble, es decir, un gasto de 2 mil millones de dólares, dice hoy un despacho publicado por el diario estadounidense The Washington Post y firmado por su corresponsal Joshua Partlow.
Las compras también son un signo de la intensidad de la guerra contra los cárteles de la droga, ya que el Ejército mexicano lleva a cabo operaciones agresivas en curso en varios estados como Tamaulipas, en la frontera con Texas, y en Jalisco, en contra del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), el cual va ascendiendo, indica el medio extranjero.
Del lado norte del Río Bravo, las ventas militares a gobiernos extranjeros se ha convertido en una excepción a la regla, indica el diario. El Almirante William E. Gortney, del Comando Norte (Northcom), cuartel militar estadounidense que se ocupa de México, testificó ante el Congreso de su país a principios de este año que la “fiebre de compras” de México representaba un “aumento de 100 veces más que la realizada en años anteriores”.
Partlow narra cómo recientemente 27 vagones llenos de municiones cruzaron hacia el lado mexicano, una carga que contenía 30 millones de balas, seguido por flotas de helicópteros Black Hawk y miles de vehículos Humvees.
En total: mil millones de dólares en equipo militar estadounidense vendido a México en los últimos dos años, dijeron fuentes gubernamentales al diario, uno de los más prestigiados del mundo.
Consultores privados dicen que las ventas podrían ser incluso más: de hasta los dos mil millones, dice The Washington Post.
Las armas que ingresan a México podrían ser muchas más, sin embargo. Sólo el fabricante alemán de armas Heckler & Koch (H&K), acusado vender a México los fusiles que fueron empleados en la matanza de los 43 normalistas de Ayotzinapa el pasado 26 de septiembre en Iguala, Guerrero, suministró muchos más fusiles del tipo G36 a México de los que divulgó en su informe anual, de acuerdo con el semanario alemán Der Spiegel en una nota del pasado 6 de febrero. Según la revista, la empresa germana exportó unos 10 mil 100 fusiles de asalto a México, unos mil 500 más que los declarados.
Además están las ventas ilegales. Recientemente, dos miembros en activo de la Guardia Nacional del Ejército de Estados Unidos fueron arrestados en San Diego por vender armas de fuego, cartuchos de municiones en cajas selladas y chalecos blindados a integrantes de cárteles mexicanos. La detención de Jaime Casillas, de 22 años, y de Andrew Reyes, de 34, ocurrió después de una operación encubierta realizada por agentes del Buró de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF, por sus siglas en inglés) que duró ocho meses.
Esta fiebre de armas no ha sido desapercibida ni por los analistas ni por las víctimas. Familiares de los 43 desaparecidos de la Escuela Normal de Ayotzinapa, Guerrero, cuestionaron el Plan Mérida, que otorga fondos norteamericanos a México y Centroamérica para luchar contra el crimen organizado. “Estados Unidos manda las armas a México para combatir el narcotráfico, pero son utilizadas por la policía para reprimir a la población”, dijeron en su viaje por Texas.
LA FIEBRE
The Washington Post se pregunta cómo se puede explicar esta “fiebre de compras”. Responde con opiniones de estadounidenses y mexicanos familiarizados con el programa de ventas militares extranjeras. Aseguran al medio que el cambio en parte refleja una asociación de seguridad revivida entre los dos países.
También muestra un agresivo impulso de México para modernizar sus fuerzas armadas para encarar a los poderosos adversarios de los cárteles del narcotráfico.
El medio extranjero asegura que diversos funcionarios estadounidenses han elogiado estas ventas militares, en parte porque son muy raras. El Comandante Gortney, del Northcom, calificó la decisión de México de acercarse al Departamento de Defensa para la compra de equipos militares, como “sin precedentes” y que marcó un “hito histórico” en las relaciones entre ambos países.
The Washington Post dice que del lado mexicano siempre han visto “sospechosas las motivaciones gringas” y por ello, en el pasado, no han sido unos grandes compradores de equipo militar estadounidense. El diario recuerda la perdida de territorio que sufrió México en el siglo XIX.
Además dice que México ha confiado más en equipos proveídos por gobiernos europeos o en acuerdos comerciales privados.
“Al inicio del mandato del Presidente Enrique Peña Nieto, hace más de dos años, su gobierno sintió que Estados Unidos había ‘desparasitado’ profundamente su camino en la guerra contra las drogas, por lo que México detuvo muchos programas de seguridad.”
“Sabíamos que el Presidente llegó en realidad a querer centrarse en otras cosas aparte de la seguridad”, dijo un funcionario militar estadounidense al diario, que habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a hablar públicamente. “Se dio cuenta (Peña Nieto) de que realmente necesitaba poner atención y pagar un montón para la seguridad.”
El medio extranjero recuerda que a finales de 2013, México pidió a Estados Unidos si podría realizar un gran pedido de municiones de 5.56 milímetros, y la Embajada de EU ayudó a entregar trenes cargados de 6 millones de dólares en balas dentro de los 100 días siguientes, dijo el funcionario.
“Este gesto amable rompió el hielo. Ellos (los mexicanos) vieron la capacidad de respuesta de lo que podríamos hacer como socios en las ventas militares extranjeras. Y les gustó”, dijo el funcionario al diario estadounidense.
La venta abrió el camino para compras aún más grandes, dice elWashington Post, ya que llegaron más pedidos con dos docenas de helicópteros Blackhawk UH-60 para la Fuerza Aérea y la Armada de México, además de 2,200 vehículos Humvees.
“Desde que Peña Nieto llegó al poder a finales de 2012, México ha comprado cerca de 1.5 millones de dólares en equipo a través del programa de ventas militares del gobierno, pero ha adquirido más de dos mil millones más a través de empresas estadounidenses”, le dijo al medio, Iñigo Guevara Moyano, un consultor de defensa mexicana con sede en Washington.
“Todas estas compras han sido para sustituir los sistemas existentes que promediaron 30 a 40 años de edad y presupuestos drenados a través de los altos costos de mantenimiento y escasa disponibilidad”, dijo el consultor.
Señaló que los gastos de defensa también aumentaron considerablemente bajo el predecesor de Peña Nieto, Felipe Calderón, lo que refleja la “relación de militares a militares con vencimiento en el plano institucional, independientemente de quién esté en el poder”.
La compra también es un signo de la intensidad de la guerra contra los cárteles de la droga, dice el medio extranjero, que recuerda que el Ejército mexicano lleva a cabo operaciones agresivas en curso en varios estados como Tamaulipas, en la frontera con Texas, y Jalisco, en contra del Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), el cual va ascendiendo, indica el medio extranjero.
“Estas operaciones han llevado a un rápido incremento en los gastos de defensa de México en la mayor parte de la década pasada. Desde 2006, el gasto se ha triplicado, de 2.6 mil millones dólares a 7 mil 900 millones este año. A pesar del crecimiento, México gasta menos que muchos otros países del hemisferio, sólo 0.51 por ciento del Producto Interno Bruto, en comparación con un promedio latinoamericano de 1.31 por ciento”, dijo Guevara.
Además de las incursiones tácticas y operaciones en todo el país contra los cárteles de la droga, el Ejército mexicano está involucrado en todo tipo de misiones: programas de vacunación, de reforestación, y para asegurar urnas de votación en partes inestables del país, como lo hizo la semana pasada.
Aunado a esto, a veces los ricos cárteles del narcotráfico se encuentran mejor armados y equipados que las fuerzas de seguridad, dice The Washington Post que recuerda cómo recientemente sicarios del CJNG derribaron un helicóptero militar mexicano con una granada propulsada por un cohete.
“Las fuerzas armadas mexicanas, incluyendo el Ejército, son una de las fuerzas militares con más tareas por realizar en el mundo”, dijo Alejandro Hope, un analista de seguridad.
Algunos han sido críticos con las ventas militares de Estados Unidos, sobre todo en un clima donde las fuerzas de seguridad mexicanas regularmente han sido acusados de violaciones de derechos humanos. El diario recuerda dos casos: Tlatlaya y Ayotzinapa.
El medio extranjero cita una investigación que escribió John Lindsay-Poland para el Congreso Norteamericano sobre América Latina (NACLA), sobre que la “militarización masiva” es “una mala noticia para los muchos mexicanos devastados por los abusos de la policía y los soldados”.
“Estados Unidos debe desarrollar otras capacidades, además de la producción de armas y equipo militar, para encontrar un sano equilibrio del comercio y hacer frente a nuestros propios problemas”, escribió.
Pero otros ven este mantenimiento y modernización militar como necesario: “Es todo un proceso para corregir el desequilibrio. Tener Humvees no afectará la cantidad de respeto que tienen los militares por los derechos humanos”, le dijo el analista mexicano Hope al diario estadounidense.
Fuente: Sin Embargo.