Estudio respalda los beneficios de comer chocolate con leche

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Los beneficios a la salud del consumo de chocolate se han documentado desde hace ya varias décadas, cuando se supo que, en porciones moderadas, ayuda a las funciones cardiovasculares, favorece el buen humor e incluso se vinculó con la pérdida de peso. En un nuevo esfuerzo por conocer sus propiedades, investigadores de la Universidad de Aberdeen, en Escocia, encontraron que tanto el chocolate amargo como el preparado con leche, reducen el riesgo de enfermedades cardiacas.

El estudio publicado en la revista Heart encontró que las personas de mediana edad que consumían hasta 99 gramos diarios de este alimento, beneficiaron su salud cardiaca y se prevenían también de sufrir accidentes cerebrovasculares.

Investigaciones anteriores habían señalado ya los beneficios del chocolate amargo, el cual contiene menos grasa y azúcar que el preparado con leche, sin embargo, en este nuevo documento encontraron que la mayoría de los participantes en el estudio consumían el segundo tipo.

“Las personas que desean comer chocolate no deben preocuparse demasiado sobre su salud cardiovascular. No encontramos ningún efecto nocivo del chocolate, si quieren disfrutarlo de vez en cuando. La clave es la moderación”, dijo el coautor de la investigación y profesor de medicina de la vejez, Phyo Myint, en un comunicado de prensa citado por HealthDay.

Para llegar a estas conclusiones el equipo de Myint monitoreó las dietas e impactos a la salud de éstas en más de 21 mil hombres y mujeres adultos de Norfolk, Inglaterra.

Durante este periodo, los expertos observaron que el 14 por ciento de los participantes desarrollaron alguna enfermedad cardiaca o un accidente cerebrovascular (ACV), siendo los mayores consumidores de chocolate los menos propensos, con un riesgo un 14 por ciento más bajo de enfermedad cardiaca y 23 por ciento menor en el caso de ACV, en comparación con quienes no lo comían.

Pero los médicos quisieron ir un paso más allá, pues además de sus propios análisis, reunieron datos de otros nueve estudios hechos previamente, con lo que se juntó la información de más de 150 mil personas, dando resultados que elevaron las cifras benéficas.

Así, los nuevos hallazgos arrojaron que los consumidores asiduos de chocolate experimentaron una reducción del 29 por ciento en el riesgo de enfermedad cardiaca y del 21 para ACV, en comparación quienes no lo comían con frecuencia.

Los beneficios también se vieron en la mortalidad, pues la posibilidad de morir por alguna de estas causas vio una reducción del 45 por ciento.

Como generalmente ocurre en los estudio observacionales, no experimentales, no se pudo establecer una causa directa para este vínculo, pues existen otros factores que pudieron influir en los resultados, tales como la edad, actividad física y precisión de cada participante para informar sus hábitos alimenticios.

“Las personas que consumían mucho chocolate tienden a ser más jóvenes y físicamente más activas, tienden a tener menos diabetes y a ser menos obesas. Aunque controlamos esas cosas, no podemos estar del todo seguros de que las ajustamos adecuadamente”, dijo Myint.

Y sobre todo aclaró que estos resultados no deben usarse para que la gente deposite en el chocolate la responsabilidad de su salud cardiaca. “Es importante que forme parte de una dieta general equilibrada y saludable para el corazón. En última instancia, no hay una panacea que curará o prevendrá todo. Es un juego de probabilidades, y mientras más se apuesta a favor de uno mismo, mejores son las probabilidades”, aclaró el médico.

Asimismo señaló que en el estudio no se tomaron en cuenta niños ni jóvenes, por lo que el efecto en ellos se desconoce.

HealthDay citó al doctor, Mark Urman, cardiólogo preventivo del Instituto Cardiaco Cedars-Sinai, en Los Ángeles, cuando dijo que aún no se sabe con certeza qué parte o partes específicas del chocolate crean este beneficio, pues aunque se conoce que contiene grandes cantidades de flavonoides, compuestos orgánicos con propiedades antiinflamatorias, otros ingredientes, como ciertos ácidos grasos, también podrían jugar un papel.

Fuente: Sin Embargo.

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