Los dos peligrosos reos que escaparon de una prisión de máxima seguridad en Nueva York podrían portar un arma de fuego y estar heridos, de acuerdo con investigadores de la policía estatal.
Richard Matt y David Sweat, que se fugaron el 6 de junio de la cárcel de Clinton, al norte del estado, muy probablemente podrían haber hallado el arma en una cabaña en un campamento de cacería privado, en la que se refugiaron el pasado sábado, y en torno al cual se concentra la búsqueda, de acuerdo con The New York Times.
Agrega que aunque los investigadores no pueden asegurar que porten un arma, trabajan en el caso como si lo estuvieran, basados en parte este tipo de cabañas suelen contar al menos con un arma de fuego.
Las autoridades habían hallado restos de ADN de los reos en dicha cabaña, situada a 24 kilómetros del centro penitenciario del que escaparon, a través de agujeros y boquetes que hicieron en sus celdas y en los conductos de calefacción.
Sweat, de 35 años, cumplía cadena perpetua por asesinar a un policía, mientras que Matt, de 48, ingresó en prisión por torturar, asesinar y desmembrar a su jefe, por lo que cumplía de 25 años a cadena perpetua.
De acuerdo con los investigadores, durante la época de cacería los que utilizan las cabañas colocan una gran cantidad de armas y municiones y otras herramientas de las que no mantienen un inventario.
“No nos pueden decir qué está perdido y qué no lo está”, dijo el comandante Charles E. Guess, de la policía estatal, quien indicó además sobre los calcetines con restos de sangre hallados en la cabaña que una herida podría estar dificultando la huida de los fugitivos. “Afrontemos esto: un calcetín ensangrentado podría significar que alguien tenía una ampolla o algo mucho peor”, afirmó el mayor Charles.
Empleada tuvo sexo con reos
Mientras continúa la cacería de los fugitivos, una nueva prueba que sale a la luz pública revela que Joyce Mitchell, la empleada de la prisión arrestada y acusada de ayudar a escapar a Sweat y Matt, tuvo sexo con éstos así como con otros reos.
De acuerdo con investigadores del caso, Mitchell habría confesado sus relaciones sexuales con los fugitivos y haberles facilitado las herramientas usadas para escapar de la prisión de máxima seguridad, según informó el Daily News.
También se ha sabido que los meses previos a la fuga, Mitchell, que trabajaba como costurera en la cárcel, dio dulces a los guardias de seguridad a cambio de favores para los ahora prófugos.
Mitchell logró así que Matt y Sweat fueran colocados en celdas contiguas, y logró además que pasaran hamburguesas congeladas, fuera del detector de metales, en las que habría escondido herramientas que fueron usadas para hacer los boquetes.
Segundo empleado implicado
De otra parte, las autoridades estadunidenses presentarán cargos de fomentar el contrabando en prisión y otros delitos contra un guardia de la prisión de seguridad de la que se escaparon los dos reos. El guardia entregó a los prisioneros un paquete de carne congelada que contenía herramientas antes de que se fugaran.
Sin embargo, un abogado del agente de prisiones Gene Palmer dijo que su cliente no tenía conocimiento de que hubiera material de contrabando dentro de la carne. “Sí pasó la carne de hamburguesa. No debería haberlo hecho. Se disculpó por ello”, dijo el abogado defensor Andrew Brockway el miércoles por la noche. El letrado insistió en que Palmer no sabía que los presos intentaban escapar.
Palmer trabajaba en el correccional del condado de Clinton, en Dannemora, estado de Nueva York, de la que desaparecieron la noche del 6 de junio David Sweat y Richard Matt. El guardia estaba detenido el miércoles bajo fianza de 25 mil dólares, tras comparecer ante un juez en Plattsburgh para afrontar los cargos de fomentar contrabando en prisión, alterar pruebas físicas y mala conducta en su labor.
Palmer se declarará no culpable el jueves en su vista, indicó Brockway. Las autoridades dicen que los presos abrieron un hueco en la pared de acero en su celda, se arrastraron por una pasarela, perforaron una pared de ladrillos, hicieron agujeros para entrar y salir de una tubería de vapor y cortaron una cadena y un cerrojo en la tapa de un pozo de registro fuera de la prisión.
Sweat, de 35 años, cumplía condena perpetua sin posibilidad de libertad condicional por el asesinato de un policía. Matt, de 48, cumplía una condena de 25 años por el secuestro, tortura y descuartizamiento de su ex jefe.
Joyce Mitchell, otra empleada de la prisión, está detenida y acusada de ayudar a los asesinos al proporcionarles sierras, formones y otras herramientas. Se ha declarado no culpable y sigue detenida.
Mitchell dijo a los investigadores que había pasado de contrabando sierras, un destornillador y otras herramientas colocándolas dentro de la carne congelada de hamburguesa, indicó el fiscal del distrito del condado de Clinton, Andrew Wylie.
Después colocó la carne en un refrigerador en la sastrería de la prisión, donde ella trabajaba, y Palmer llevó la carne Sweat y Matt, que se alojaban en un módulo donde los presos podían preparar sus comidas. El guarda desconocía que hubiera herramientas en la carne, dijo el fiscal.
Palmer sigue cooperando con los investigadores que tratan de rastrear a los fugitivos, dijo Browckway. “Comprende que esto es una emergencia pública, y dará a las autoridades toda la información que tenga para ayudar a capturar al señor Sweat y el señor Matt”, dijo el abogado.
Palmer estaba suspendido de su empleo desde el martes. Su abogado dijo entonces a la televisora WPTZ de Plattsburgh que su defendido había sido completamente sincero durante varias horas de interrogatorio el sábado.
“Puedo confirmar al 100% que él no sabía que estuvieran planeando una fuga de la prisión”, afirmó Brockway. En tanto, equipos que buscaban a los prófugos el miércoles lidian con laderas empinadas, espesos bosques, insectos y la posibilidad de que los reclusos a la fuga desde hace 19 días estén armados.
Fuente: Milenio.