En el que probablemente es el momento de máxima tensión de la historia de la eurozona, los griegos se enfrentan este domingo a un referendo clave no sólo para su país sino para Europa.
Los ciudadanos deberán aprobar o rechazar la propuesta de acuerdo de los acreedores a cambio del desembolso de un nuevo rescate de la economía del país europeo -pese a que ese paquete ya expiró en la medianoche del martes-.
Pero a nadie le es ajeno que lo que hay en juego es mucho más que un “sí” o un “no” a nuevas medidas de austeridad.
La votación se produce en medio de una escalada de declaraciones entre el gobierno izquierdista de Alexis Tsipras y sus socios europeos.
En las últimas horas, el ministro de Finanzas griego, Yanis Varoufakis, cuyo gobierno aboga por el “no” a las medidas de Europa, acusó a los acreedores de Atenas de “terrorismo”.
Por su parte, Bruselas considera al gobierno de Tsipras “irresponsable” por llevar al país a lo que consideran el borde de un abismo.
Territorio desconocido
En declaraciones al diario español El Mundo, Varufakis aseguró que desde hacía cinco meses “existía un plan para acabar con un gobierno que no aceptaba dejarse chantajear” y para humillar a los griegos y afirmó que si gana el “sí” en la votación dimitirá.
“¿Por qué nos han forzado a cerrar los bancos? Para insuflar el miedo en la gente. Y cuando se trata de extender el terror, a ese fenómeno se le llama terrorismo. Pero confío en que el miedo no gane”, sostuvo.
Por su parte, los políticos europeos han llevado a cabo en los últimos días una intensa campaña para que los griegos voten “sí” este domingo.
El presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, acusó en declaraciones al dominical Welt am Sonntag al gobierno de Tsipras de llevar al país a un callejón sin salida y advirtió de las consecuencias negativas que, a su juicio, tendría un eventual “no” a los planes europeos.
“Sin dinero nuevo, no es posible pagar salarios, el sistema de salud ya no funciona, el abastecimiento eléctrico y el transporte público colapsan y ya no se pueden importar bienes necesarios, porque nadie los puede pagar”, advirtió.
Las dos posturas han sido defendidas en las calles de diferentes ciudades europeas con manifestaciones a favor del “sí” y del “no”.
Lo que parece claro es que, decidan lo que decidan los griegos, su país entrará en territorio desconocido.
Tensión en las calles
Eso se nota en las calles de Atenas, donde en los días previos a la consulta y con los bancos cerrados y controles a los capitales desde hace casi una semana, todo el mundo parece nervioso, indica el editor de economía de la BBC, Robert Peston.
Según Peston, donde más tensión hay es entre los ejecutivos bancarios porque “saben mejor que nadie que lo que salga de las urnas es cuestión de vida y muerte para sus insitituciones y, por tanto, para la prosperidad del país”.
Así que los últimos sondeos de opinión, que muestran a la población dividida, les hacen tirarse de los pelos.
El escenario que se les presenta a los griegos pase lo que pase este domingo es de una inmensa incertidumbre.
Si gana el “sí” al acuerdo que proponen los acreedores europeos -cortes de pensiones, subidas de impuestos…-, quizás el Banco Central Europeo, cuyo consejo rector se reúne en la mañana del lunes, elevará ligeramente el límite de la línea de asistencia de liquidez de emergencia (ELA, por sus siglas en inglés).
Según indica Peston, eso no permitirá a los bancos retomar sus operaciones con normalidad de manera inmediata. Pero podría permitir subir ligeramente el límite de retiro bancario de 60 euros diarios (algo menos de US$67) y relajar de algún modo el bloqueo de las transferencias al extranjero.
¿Grecia se hunde o reflota?
“Eso permitiría a la economía griega salir del estancamiento total en el que entró el lunes pasado cuando los bancos amanecieron cerrados”, apunta Peston.
Aunque muchos dudan que el plan de los acreedores sea viable.
Esta decisión podría además decidir la continuidad del gobierno de Tsipras, quien ya dijo que en caso de victoria del “sí” respetará la decisión de los griegos pero no se quedará para implementar la propuesta del Eurogrupo.
En ese caso, el país podría quedar en manos de un gobierno de tecnócratas.
Si gana el “no”, en principio no parece haber posibilidades de que Europa vuelva a abrir el grifo de la línea de asistencia de liquidez, apunta Peston.
Aunque, según dijo Varufakis en su entrevista con El Mundo, la intención del gobierno es que Tsipras viaje a Europa para, legitimado por el resultado de las urnas, negociar unos mejores términos de rescate. En ese caso, dijo, los bancos abrirían el martes.
Pero para muchos, como apuntó la propia canciller alemana Angela Merkel, este domingo los griegos también votarán si quieren que su país siga siendo parte del euro o no.
Aunque de esa afirmación no hay ninguna certeza puesto que no existen precedentes ni leyes que así lo regulen.
Lo que muchos cuestionan además es si una eventual salida de Grecia del euro podría poner en riesgo a la misma Unión Europea, que ha puesto a la moneda común en el centro de su proyecto de integración.
Lo que está claro es que los griegos deben tomar una importante decisión este domingo.
Saber sus consecuencias, si hunden más o reflotan la economía de su país, es difícil, así como cuánto va a durar la situación de incertidumbre.
Fuente: BBC