El papa Francisco llegó ayer a Bolivia, donde instó a los gobiernos de esta nación y de Chile a buscar soluciones compartidas al conflicto por un acceso soberano al mar del país andino. A su llegada a El Alto, el Sumo Pontífice elogió la belleza del país y los esfuerzos que han realizado sus gobernantes para incluir a todas las minorías en las diferentes áreas.
Nada más bajar Francisco del avión, y en el marco de una ceremonia de bienvenida repleta de cantos y trajes típicos indígenas, el presidente Evo Morales le colocó en el cuello una bolsa artesanal andina, conocida como “chuspa” (que usan los indígenas para llevar hojas de coca y combatir el mal de altura). Si el Papa bebería mate de coca o mascaría la hoja había sido argumento de discusión incluso en las ruedas de prensa del portavoz vaticano, Federico Lombardi, previas a la gira por Latinoamérica.
El Alto se ubica a 4 mil metros sobre el nivel del mar y al Papa se le recomendó masticar hoja de coca para contrarrestar los efectos de la altura.
Francisco se dijo “alegre” por haber llegado a una nación “que se dice a sí misma pacifista, y que promueve la cultura de la paz y el derecho a la paz”. El Papa destacó que Bolivia está “dando pasos importantes para incluir a amplios sectores en la vida económica, social y política del país”.
En su discurso, que redujo de 15 a cinco minutos por consideración a la salud del Pontífice y a la afectación que pudiera sufrir por la altura, Evo aseveró que “quien traiciona a un pobre, traiciona a Cristo y al Papa”.
Más tarde, en un encuentro con diplomáticos, autoridades y religiosos en la Catedral Metropolitana de La Paz, dijo que “todos los temas, por más espinosos que sean, tienen soluciones compartidas. Tienen soluciones razonables, equitativas y duraderas”.
“Estoy pensando en el mar: diálogo es indispensable. Construir puentes en vez de levantar muros”, declaró.
Morales había dicho al Papa: “Usted ha llegado a una tierra de paz que busca justicia. Bienvenido a una parte de la patria grande a la que se le ha mutilado su derecho de acceso al mar mediante una invasión”, dijo.
Antes, Francisco y el mandatario tuvieron un encuentro privado el Palacio Quemado, donde intercambiaron regalos, entre ellos el Libro del Mar entregado por el mandatario.
Francisco comentó que lo suyo era “más sencillo” que lo que recibía del mandatario. Morales le entregó la máxima condecoración de Bolivia, el Cóndor de los Andes, y la distinción Luis Espinal, que fue creada para reconocer a quien profese una fe religiosa y se destaque por defender a los pobres, los marginados y los enfermos.
Además, le entregó el tallado de una cruz formada con la hoz y el martillo, que es una reproducción de una que hizo el sacerdote jesuita español Espinal, asesinado en 1980 por paramilitares por su compromiso con las luchas sociales en Bolivia, y a quien Francisco dedicó ayer un homenaje cerca del lugar donde hallaron su cadáver.
Francisco celebrará hoy una misa multitudinaria a los pies de la estatua del Cristo Redentor, uno de los principales referentes de la fe católica cruceña. Por la tarde, tendrá un encuentro con sacerdotes, religiosas y seminaristas y después acudirá con Morales a la clausura del II Encuentro Mundial de Movimientos Populares, en Santa Cruz. El viernes visitará la prisión de Palmasola, una de las más conflictivas del país y cuyos reclusos expondrán al Pontífice las principales carencias que padecen.
En su última actividad en Ecuador, Francisco llamó a sacerdotes y religiosos a cumplir su misión de servir de manera gratuita al pueblo, aun cuando estén cansados. “Cuiden la salud, pero sobre todo… no caigan en el alzheimer espiritual”.
Poco antes, el Papa visitó un asilo de ancianos, donde saludó con cariño a varios adultos mayores.
En Paraguay, una mujer y cuatro hombres, ex trabajadores de la construcción de la represa Itaipú, se mantenían con sus manos clavadas a tablones en el suelo para pedir al Papa, que llega el viernes a Asunción, que medie con el gobierno para conseguir los beneficios sociales que dicen que les adeudan.
Fuente: El Heraldo