Peritaje psicológico detecta esquizofrenia a Anastasia

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La primera anotación que hizo la sicóloga Estela Nayeli Cota Arredondo, perito autorizado del Poder Judicial, sobre Anastasia Lechtchenko Masney, es que ésta le dijo que Yuliya no era su madre.

Según contó, desde hace dos años y a través de una discusión, Anastasia se enteró que Yuliya no era su madre biológica, sino su madrastra. Según la declaración, Yuliya le confesó que no la había concebido y que desearía la hubiesen abortado.

El UNIVERSAL tuvo acceso al peritaje sicológico que se le realizó a Anastasia al ser encarcelada en el penal de La Mesa, en Tijuana, acusada de asesinar y desmembrar a su madre Yuliya, de 45 años, y a Valeria, su hermana pequeña de 12 años.

El peritaje además indica que en la condición sicológica actual de Anastasia se detecta ansiedad, inseguridad, posible derrumbe, tendencias sicóticas, dispersión del pensamiento, así como perturbación del juicio, voluntad y afectividad.

La conclusión: “trastorno esquizofrénico de la personalidad, se sugiere intervención siquiátrica”. Este peritaje se llevó a cabo el pasado 24 de junio, sin embargo, ya existían precedentes de que Anastasia se encontraba mal de sus facultades mentales.

Fiscalía de Baja California ya lo sabía. Desde el día de su detención el 11de junio, el abogado de oficio asignado por el Ministerio Público al caso, Juan Alberto Rubio Almaraz, declaró a las 8:00 de la mañana que había notado inconsistencias en la declaración hecha por la joven.

Durante la primera revisión al expediente que llevó a cabo la actual defensora de Anastasia, Xóchitl De Labra, detectó que Rubio Almaraz expresó que la declaración de su entonces clienta “la rindió manifestando hechos incoherentes e irreales”.

Por lo que pidió “se considere para que esta Fiscalía ordene a peritos en materia de siquiatría forense, le apliquen los exámenes en conducta correspondientes para que se determine si la declarante se encontraba consiente y bien orientada en todas sus esferas al momento de los homicidios de la madre y la hermana”.

Lo que De Labra desconoce es por qué su entonces abogado alegó que la joven se encontraba perfecta de sus facultades mentales. No sería hasta que se le aplicó el protocolo de Estambul cuando un perito judicial asentó que Anastasia estaba enferma.

Perfil de Anastasia. Anastasia las llama “madrastra y hermanastra”. La joven también indicó a la sicóloga que ella no las mató, sino que al llegar a su casa encontró las bolsas con los restos de sus cuerpos mutilados.

¿Qué pasó por tu mente cuando viste las bolsas?, preguntó la perito a la joven. Anastasia, quien acababa de salir de un centro de rehabilitación, aseguró que temió que la culparan y pensó que necesitaba sacar los cuerpos de su casa para que no la acusaran.

Al momento de la evaluación se detectó alteración del pensamiento, ya que la joven de 17 años dijo que su mamá practicaba la brujería y que en el interior de la casa se escuchaban pasos y movimientos de objetos.

También indicó que Anastasia se inició en el consumo de drogas a los 16 años y que al momento de la entrevista denotaba impaciencia, somnolencia, cansancio con aplanamiento afectivo, sin ánimo, y mencionó que le estaban administrando tres medicamentos vía oral cada 12 horas.

Anastasia aún hace referencia a su madre y hermana como si estuvieran vivas. Sugiere un mal funcionamiento del yo y pensamientos propios de sicosis como perturbación del juicio, voluntad y afectividad.

Libertad, una posibilidad. Xóchitl De Labra no se aventura a afirmar que Anastasia podría salir en libertad e indicó que eso quedaría a criterio del juzgador, aunque explicó que según el código penal de Baja California, en su capitulo causas excluyentes del delito, se puede alegar la imputabilidad.

Se puede acusar imputabilidad cuando al momento de realizar el hecho, el acusado no hubiera tenido la capacidad de comprender el carácter ilícito o de conducirse de acuerdo con esa comprensión, en virtud de padecer enajenación mental, trastorno mental transitorio, desarrollo intelectual retardado o cualquier otro estado mental. En este caso el juzgador dispondrá del tratamiento que le sea aplicable, si deberá ser canalizado a un hospital de salud mental, o decretar libertad absoluta.

 

Fuente: Universal

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