El fotoperiodista Rubén Espinosa era de los más fervientes defensores de la libertad de prensa en Veracruz y también uno de quienes exigían la investigación de los asesinatos de reporteros en ese estado. Pretendía volver a Xalapa, pues decía que “no se vale que uno esté seguro y deje a los compañeros en peligro”
MÉXICO, D.F. (proceso).- Rubén Espinosa Becerril llegó a la Ciudad de México el pasado 9 de junio en busca de un lugar más seguro que Veracruz, donde a últimas fechas había sido amenazado por hombres armados. No era el primer periodista exiliado de esa entidad; antes habían huido otros 30, buscando refugio en otros países o en la inmensidad de la capital.
Pero esa ilusión terminó el 31 de julio, cuando el fotorreportero fue ejecutado junto con su amiga, la activista social Nadia Vera, Yesenia Quiroz, Mile Virginia Martín y Olivia Alejandra Negrete.
Originario de esta capital, Rubén decidió no quedarse con su familia para no ponerla en riesgo y anunció que mientras estuviera exiliado viviría con amigos y conocidos. Su meta era regresar a Xalapa pues, decía, “no se vale que uno esté seguro y deje a los compañeros en peligro”.
Desde sus primeros días en el Distrito Federal, el fotoperiodista de 31 años explicó públicamente su situación. Se dirigió a la organización Artículo 19 para denunciar el acoso; en entrevistas con medios nacionales e internacionales habló de las amenazas en su contra y también de la difícil situación de los periodistas y de los ciudadanos en Veracruz donde, dijo, “no hay estado de derecho”.
En una de esas entrevistas –el 9 de julio en el programa de la organización Periodistas de a Pie en el canal de internet Rompeviento–, Rubén reveló que desde el 6 de junio comenzaron a vigilarlo y a perseguirlo en Xalapa.
A partir de ese día, el colaborador de Proceso y de la agencia Cuartoscuro, quien no cubría temas de narcotráfico ni policiacos, sino movimientos sociales, detectó que lo perseguían y así se lo comunicó a sus compañeros más cercanos y de mayor confianza.
Rubén hizo pública esta situación en las redes sociales y avisó que se iría del estado el 8 de junio; lo hizo sólo para tratar de engañar a sus perseguidores, pues en realidad su plan era salir de Veracruz el día 9.
“Para mí esto ha sido muy difícil por cuestión mental, emocional y económica… Me da mucho coraje, tristeza, dolor y rabia que una persona decida el rumbo de mi vida”, manifestó en la entrevista realizada en las instalaciones de Rompeviento el primer día de su exilio en la Ciudad de México.
Fuente: Proceso