De ego no, de vocación

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Hay ocasiones en que el ego nos rebasa, en que las cosas materiales, o los logros obtenidos al paso del tiempo tienden una trampa de auto percepción. Creemos saberlo todo, merecer un determinado reconocimiento, ser nombrados como referentes de nuestra labor cotidiana, ser aplaudidos y fotografiados desde aquí, un punto minúsculo del globo que asumimos como el todo.

Desde luego que en éste mínimo universo, algunos son y otros más creen serlo, pero muy poco se obtiene de un ego exacerbado, en primer lugar porque si ya todo se sabe no cabría más alternativa que vivir del cuento, se acabaría ahí la búsqueda por nuevas experiencias o conocimientos, haríamos por los demás no tanto para apoyarles sino para enriquecer la fama y la fama es una cosa efímera, siempre hay otra persona que renueva la atención y que nos hace perder los focos.

En segundo lugar porque comparados con el exterior, con esas otras partes del mundo en donde también se hacen cosas, donde existen otros que también son alguien, la perspectiva deja de tener sentido para el ego y solo somos uno o una entre siete mil millones. Y en tercer lugar porque esa autoalimentación perversa resulta ridícula ante a según qué acciones e inútil de cara a ciertos tipos de vocación y de sufrimiento.

Imagine, un llamado de tal calado que hace que una persona dejé de lado las comodidades adquiridas, su entorno, sus amistades, su familia y dirija su rumbo hacia un sitio en conflicto, o posterior a un desastre natural, a una zona de pobreza, a un campo de desplazados, para ayudar.

Ese es el caso por ejemplo del doctor Karch que ha sido parte del personal médico voluntario luego del terremoto en Nepal. Él cuenta que apenas al llegar lo primero que vio fue la devastación, escombros por todas partes y miles de personas sobre las calles tras haber perdido sus casas. Ya en acción, se le informó que una mujer de entre las que esperaban atención decía que su esposo continuaba en su pueblo, montaña abajo, un sitio que justo estaba siendo destruido por los deslizamientos de tierra, de ahí que Karch, junto con otras personas decidieran acudir para salvar la vida de ese hombre. Al llegar descubrieron que tenía una lesión en la espalda por lo que en aras de estabilizarlo había estado atado a una roca durante tres días, hasta que finalmente llegó aquel rescate.

Pero hay otras tantas historias sobre esto que en celebración al Día Mundial de Asistencia Humanitaria del 19 de Agosto se irán compartiendo sobre el orbe. Ahí está Oliver Perchovich que en Afganistán ha promovido la educación y el uso de la patineta como una forma de igualar las posibilidades entre niños y niñas; o Anwar Abujesh entrenador circense en el campo de refugiados Za´atari de Jordania, un asombrado de la capacidad de resiliencia que han tenido sus alumnos en estos dos años de trabajo.

Desde luego no hay que irse tan lejos para dar cuenta de personas verdaderamente extraordinarias en su labor altruista, seguramente que puede recordar a muchas personas que sin encontrarse al medio de tragedias tan enormes, son igualmente capaces de entregarse para apoyar desde su propia tierra, desde las funestas condiciones que luego nos parecen normales.

Gente que alivia el encierro de las prisiones llevando sus palabras, su alimento o sus oídos, o esa otra que procuran a las personas enfermas, olvidándose en ocasiones hasta de su propia salud, seres humanos que protegen al punto del huracán, en el incendio, en la pobreza, en el abandono y hasta en la muerte. Gente que está en donde se le necesita y gracias a la cual se pueden atravesar las situaciones más dolorosas de la condición humana.

Y es que de no haber fechas como la que ahora está por darse, seguro que muy poco sabríamos sobre ellas, ironía curiosa es porque justo resulta que quienes merecen los reflectores, nunca tienen tiempo para estar en ellos y si lo tienen lo mueven hacía aquellos que a diario socorren.

Un bueno punto para reflexionar, allí en donde el ego ande por demás inflamado y uno quiera ponerse a firmar autógrafos. Al fin y al cabo la fama, no nos devuelve la fe en la humanidad. A más ver. http://www.worldhumanitarianday.org/es

Para CSC con la admiración de una vida.

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