Diferentes expertos e informes del país advierten de que este tipo de violencia, al cometerse muchas veces en el entorno familiar, no se denuncia ni visibiliza.
Forzar sexualmente a una mujer para hacerla heterosexual. Esta práctica, conocida como «violación correctiva», es por desgracia una realidad en diferentes países. Uno de ellos es Perú, como así lo han denunciado diferentes informes y expertos del país, de acuerdo al artículo publicado en BBC Mundo.
El «Informe anual sobre los derechos humanos de personas transexuales, lesbianas, gays y bisexuales en el Perú 2014-2015» de la Red Peruana TLGB recoge los testimonios de diferentes mujeres, víctimas sobre esta realidad.
Una realidad que sufrió «C», una mujer lesbiana. Cuenta que cuando estaba sola en la habitación de su casa llegó un amigo de la familia. Alguien «a quien tratábamos como si fuera un pariente y (al que) le tenía confianza», explica. La puerta estaba abierta, así que entró y la forzó. «Quería “curarme” a la fuerza. Lo entendía así, pues me decía que no estaba bien “ser como eres” y que “una mujer que llora por otra, no es correcto”». No quiso saber nada más de él y trató de olvidar. Pero «en febrero se materializaron todos mis miedos: estaba embarazada».
Un caso similar es descrito por Marxy Condori, del Movimiento Lesbia de Arequipa en el libro «Hey, soy gay». La activista cuenta que una amiga lesbiana fue violada por su tío «para hacerla mujer». «La mamá le decía que no denunciara porque era su tío. Y nosotros le decíamos que si no denunciaba podía volver a pasar, que su familia no podría presionarla». Y no es un caso aislado.
Violencia del entorno familiar
En el libro «Estado de violencia: diagnóstico de la situación de las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, intersexuales y queer en la Lima metropolitana», se indica que de cada diez lesbianas, 4,3 han sufrido violencia familiar, un 22% de manera sistemática. Una violencia en la que se hizo uso, en el 75% de los casos, de laheterosexualidad obligatoria como mecanismo de control.
El estudio, realizado por el colectivo «No Tengo Miedo» en 2014, informa además del uso del «control emocional, económico e incluso de la amenaza de violencia sexual y muerte (…)» para «corregir o curar» la homosexualidad.
Las mujeres homosexuales que se han visto sometidas a este tipo de prácticas con el objetivo de forzarlas a la heterosexualidad no se ven reflejadas en las encuestas sobre violencia en el país.
Pero los expertos, tanto del gobierno como de la sociedad civil, aseguran que no son casos aislados.«Lamentablemente es una práctica quetiene cierta recurrencia», reconoce Margarita Díaz Picasso, la directora general de Igualdad de Género y No Discriminación del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables de Perú, a BBC Mundo.
Los casos «no están documentados, no es usual la denuncia, pero los he escuchado desde 2005», dice por su parte María Isabel Cedano, directora de la organización Estudio para la Defensa de Derechos de la Mujer (Demus), una activista con 25 años de experiencia, 10 de ellos en el ámbito del feminismo.
Los expertos consultados por BBC Mundo afirman que el hecho de que la violencia venga de un entorno conocido dificulta la denuncia.
Resultado de la «presión del patriarcado»
Estas prácticas «son el resultado de la violencia de un paraguas grande, del sistema de presión del patriarcado», remarca Maribel Reyes, la secretaria nacional de una de las organizaciones detrás del estudio, la Red Peruana TLGB, a BBC Mundo.
Una violencia que se manifiesta de diversas formas, desde insultos, pasando por la agresión física, hasta las amenazas de este tipo, aclara. «El propio término, violación correctiva, ha nacido de ese enfoque de presión que dice que hay que castigar todo lo que se salga de la norma establecida: la mujer heterosexual y sumisa a la sombra de un hombre», prosigue. Por eso, «no creo que los que someten a mujeres lesbianas a estos procesos crean que van a cambiar su orientación sexual, sino que lo hacen a modo de castigo».
Crímenes sin tipificar
Y es que Perú no cuenta con una política nacional contra la discriminación por la orientación sexual y la identidad de género. Ni tampoco tiene tipificados los crímenes de odio hacia la población LGTBI, aunque ha habido iniciativas parlamentarias para cambiar esa realidad y organizaciones como Amnistía Internacional llevan años luchando para ello.
El congresista Carlos Bruce (Perú Posible), también corredactor de la iniciativa de ley sobre la unión civil, presentó en 2009 el Proyecto de Ley Contra los Crímenes de Odio. En 2013 volvió a plantear el borrador, modificado y sin el término «crímenes de odio».
Pero cuando finalmente se aprobó la Ley Contra Acciones Criminales Originadas por Motivos de Discriminación, el congresista denunció que había sido recortada y que excluía a la comunidad LGTBI.
«Como Estado estamos trabajando con la diversidad en general y teniendo en cuenta el eje LGTBI. Además, estamos a las puertas de que se apruebe unos lineamientos de violencia», responde a esto Olga Bardales, del Programa Nacional contra la Violencia Familiar y Sexual, del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables.
«Es una obligación para el Estado trabajar con la población vulnerable, pero es un proceso». E insiste en que para eso necesitan la ayuda de la sociedad civil, las organizaciones feministas, LGTBI, y las que luchan contra la violencia familiar y sexual, las que a falta de estadísticas se han encargado hasta ahora de recopilar testimonios.
En esa línea, Picasso, la directora general de Igualdad de Género y No Discriminación, insiste en que recoger datos y sistematizar las vivencias de las víctimas es una prioridad. Y para ello están diseñando un protocolo para atender casos de violencia hacia lesbianas y resto de miembros de la comunidad LGTBI.
Fuente: BBC Mundo