Se va de México por inseguridad; vuelve y lo matan

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En 2006 el ex secretario de Turismo de Jalisco fue uno de los primeros de lo que pasaría a ser una ola de mexicanos millonarios que deciden salir del país por la inseguridad

José de Jesús Gallegos Alvarez, un mexicano que se hizo rico en el negocio de la construcción, había vivido siete años en los suburbios de Houston, donde construyó una mansión a su gusto rodeada de una fosa con agua de un azul resplandeciente.

Falleció a principios de marzo bajo una lluvia de balas milímetro 9, asesinado apenas ocho días después de haber regresado a su país para servir como ministro de turismo del estado de Jalisco.

Dos sicarios persiguieron y balearon a este hombre de 47 años, padre de tres hijos, cuando era transportado en una camioneta del gobierno. Las autoridades mexicanas dijeron que el asesinato del 9 de marzo estuvo probablemente vinculado con actividades “comerciales privadas” y no con su papel de secretario de turismo de Jalisco, estado donde se encuentran Puerto Vallarta y Guadalajara, la segunda ciudad más grande de México.

Como secretario de Turismo, Gallegos hubiera desempeñado un papel clave en la toma de decisiones que pueden generar fortunas, o hacerlas desaparecer, en el rubro de la construcción de hoteles, muelles y otros proyectos en cotizados terrenos de la costa del Pacífico, indicó George Trayson, profesor del College of William and Mary y experto en México y su política.

Pero los proyectos de desarrollo económico de México tienden a tener un lado oscuro, indicó Grayson al Houston Chronicle (http://bit.ly/103Esit). Los secretarios de Turismo, señaló, “a menudo negocian con constructores de mucho dinero. Y muchos de esos constructores son figuras enigmáticas, porque se lava mucho dinero” en esas iniciativas.

Las autoridades estatales mexicanas siguen investigando el asesinato y buscando posibles conexiones con las actividades financieras del finado, quien desde el 2006 vivía cerca de The Woodlands, según registros locales y declaraciones difundidas por las autoridades de Jalisco.

Individuo elegante que se peinaba el cabello hacia atrás, Gallegos tuvo un ascenso meteórico tras completar estudios en una universidad jesuita de Guadalajara y trabajar como ingeniero y funcionario del gobierno.

El portal de su empresa muestra imágenes de los numerosos proyectos de construcción en que estuvo involucrado, acompañadas por un fondo musical de ritmos latinos. En el portal se presenta a sí mismo como un visionario que construyó muchos de los complejos de hoteles y condominios inspirados en los mayas que abundan en las playas desde el Golfo de California hasta Tulum.

Alex Featherstone, hablando en nombre de la embajada de Estados Unidos en la Ciudad de México, se negó a decir si las autoridades estadounidenses estaban cooperando. “En términos generales, no comentamos asuntos que están siendo investigados”, expresó.

En marzo del 2006 Gallegos dejó de fungir como ejecutivo de Mayan Resorts, una cadena de grandes hoteles mexicanos, y se fue de México. Mayan Resorts no tuvo más tratos con él a partir del 2006, según dijo en un comunicado emitido luego del asesinato.

Gallegos, no obstante, conservó intereses en otros resorts y condominios de lujo de México a través de su propia compañía, Jegal Project and Construction Management.

Estos proyectos incluyeron un rascacielos en el elegante suburbio Zapopan de Guadalajara que le alquiló un espacio a una concesionaria de Ferrari y un complejo de Puerto Vallarta que aloja el polémico casino de la ciudad, de acuerdo con el portal de su empresa, artículos periodísticos y una entrevista con un ex socio suyo.

Sus negocios en Texas fueron de mucha menor escala, según documentos públicos.

En diciembre del 2006, Gallegos comenzó a crear una serie de corporaciones y sociedades en Texas, incluida una llamada Jegal Corporation, y a comprar propiedades en efectivo en Magnolia y Tomball, de acuerdo con archivos estatales y del condado.

Gallegos se instaló con su esposa e hijos en una calle sin salida en Magnolia, pegada a The Woodlands, que está protegida por cámaras. Allí construyó una mansión de 1.2 millones de dólares, accesible solo a través de un puente sobre un lago artificial, en una propiedad arbolada de 4 hectáreas.

Una familiar que se encontraba en la mansión se encogió de hombros cuando alguien le preguntó recientemente si las autoridades estadounidenses podían ayudar a resolver el asesinato. La mujer, que no quiso identificarse, solo atinó a decir: “Preferiríamos que dejasen las cosas como están”.

Felipe Rodríguez, otro empresario e ingeniero mexicano expatriado que vive en Tomball, trabajó con Gallegos por años en la construcción de hoteles en México y luego en negocios inmobiliarios en Houston. Dice que su amigo gozaba de una excelente reputación en el mundo de la construcción.

Sostuvo que las versiones de la prensa mexicana de que el asesinato de Gallegos tal vez estuvo vinculado con el lavado de dinero es probablemente un intento de las autoridades mexicanas de desviar la atención en vista de que no han podido resolver el asesinato de un alto funcionario.

“Están tratando de desacreditarlo lo más que puedan”, afirmó Rodríguez. “Pero era una buena persona. Me duele que se haya ido, y más todavía la forma en que nos dejó. No está bien que a uno lo maten así”.

En el 2006 Gallegos fue uno de los primeros de lo que pasaría a ser una ola de mexicanos millonarios que deciden radicarse en la región de The Woodlands en forma temporal o permanente para escaparle a la violencia, la extorsión y otros problemas de su patria.

Igual que tantos otros, se supone que la familia de Gallegos recibió amenazas, según versiones de la prensa mexicana, aunque Rodríguez dijo que Gallegos viajaba seguido a México y no parecía estar asustado.

Gallegos tenía suficiente dinero como para poder pedir una visa para inversionistas con un millón de dólares. Sin embargo, las autoridades del servicio de inmigración no quisieron comentar su status migratorio.

Gallegos creó una serie de corporaciones en Texas que ocultaban sus negocios inmobiliarios detrás de una cadena de iniciales inocuas y de nombres genéricos de corporaciones, según registros estatales y del condado que revisó el Chronicle.

Compró y vendió terrenos en Magnolia, donde construyó la mansión familiar, según registros del condado de Montgomery. En los negocios que involucraron a Rodríguez, Gallegos compró y vendió dos grandes extensiones de terrenos boscosos en Tomball que fueron parte de un rancho histórico.

En uno de esos terrenos construyó un sitio de fiestas tipo Fantasy Island llamado La Tranquila Ranch, con su propia laguna, caballos y un centro de recepción que combina elementos de una hacienda de la era colonial española con los últimos adelantos y comodidades de un sitio de caza clásico.

Por varios años, el sitio de fiestas figuró como sede de la empresa de Gallegos en Estados Unidos, según los archivos, aunque Rodríguez dice que Gallegos no estuvo involucrado en el negocio de las fiestas.

Gallegos ya había usado un nombre similar, La Tranquila Resort and Spa, en otro de sus proyectos, un hotel, spa y complejo de golf de lujo en punta de Mita, en la costa del Pacífico al norte de Puerto Vallarta, donde las habitaciones cuestan un mínimo de 400 dólares la noche.

La salida de Gallegos de México coincidió con una ola de cambios políticos a nivel nacional y en Jalisco, un estado próspero.

Tal vez regresó en marzo pensando que su relación con el nuevo gobernador del estado lo protegería, opinó Howard Campbella, profesor de antropología de la Universidad de Texas de El Paso y experto en México y el crimen organizado.

No fue así y Gallegos duró poco más de una semana en el nuevo cargo.
Con información de: http://www.animalpolitico.com/2013/05/se-va-de-mexico-por-inseguridad-vuelve-y-lo-matan/?utm_source=rss&utm_medium=rss&utm_campaign=se-va-de-mexico-por-inseguridad-vuelve-y-lo-matan#axzz2TP55OVRS

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