La noche en que fue asesinado Malcolm-Latiff Shabazz, nieto del activista estadounidense por los derechos civiles Malcolm X, había doble fiesta en la Plaza Garibaldi, en el centro de Ciudad de México: comenzaba el viernes y era la víspera del 10 de mayo, Día de las Madres en el país.
Cientos de personas caminaban por la plaza, famosa por sus mariachis y porque ha sido escenario de películas y refugio para cantantes, pintores, poetas y escritores.
Según las declaraciones de testigos ante la Procuraduría (fiscalía) General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), Malcolm y un amigo mexicano, Miguel Suárez Meza, caminaban entre las personas que querían contratar un conjunto de mariachi y llevar una serenata a su mamá, la tradicional forma mexicana de iniciar su festejo, cuando encontraron a dos mujeres jóvenes que decían ser turistas como ellos.
A los pocos minutos los cuatro estaban sentados en una mesa de The Palace Club, un bar improvisado dentro de un apartamento en el segundo piso de un ruinoso edificio, a unos cien metros de Garibaldi.
Las dos parejas bailaron y bebieron cerveza, pero cerca de las tres de la mañana la fiesta terminó cuando los meseros pretendieron cobrar una cuenta de más de US$1.200, según le contó Suárez Meza a la fiscalía.
Malcolm y Miguel discutieron con ellos. Era imposible que en un par de horas hubieran consumido tanto, decían. Los meseros respondieron que en el recibo estaba incluida la música que escucharon en un aparato de sonido, el derecho a sentarse, la propina y el costo de US$30 por cada cerveza que bebieron.
Los jóvenes se negaron a pagar y entonces un empleado del bar les apuntó con una pistola. Al estadounidense lo encerraron en una habitación junto a cinco personas que lo golpearon.
A Miguel le robaron un teléfono móvil y su cartera, pero en un descuido de los empleados escapó de The Palace Club. Regresó media hora después.
Costumbres
En Garibaldi la fiesta terminaba. Entre los mariachis que corrían a cumplir su contrato y los paseantes en busca de su automóvil, pocos repararon en el joven sangrante tirado en la acera a unos metros de la puerta del Palace.
Una escena frecuente en el lugar, le dice a BBC Mundo María, una mujer de unos 45 años que cuida vehículos estacionados frente a la Plaza.
“A cada rato en los antros (bares) golpean a la gente que no quiere pagar sus cuentotas. Los sacan a patadas, a veces hasta desmayados, y los tiran en la calle”, asegura.
Algunos vecinos han dicho que, en las últimas semanas, han ayudado a por lo menos ocho jóvenes golpeados en los distintos bares cercanos a Garibaldi.
“Lo hacen de madrugada, cuando han tomado mucho y hay poca vigilancia”, le cuenta a BBC Mundo un joven que vive a unas calles de la Plaza. A veces vende agua embotellada en el lugar y por eso pide que no se publique su nombre.
“La neta (verdad) no sabes con quién te puedes encontrar; en algunos antros trabaja gente muy mala, algunos han estado en la cárcel”, dice.
Con esos antecedentes, a pocos extrañó que en la madrugada del Día de las Madres llegara una ambulancia a recoger a Malcolm.
Minutos después, en el hospital público de Balbuena, el nieto del activista Malcolm X falleció. El informe médico detalló que fue golpeado en la cabeza, el estómago y el pecho “con un objeto romo”, tal vez un tubo o un bate de béisbol.
Nueva vida
Malcolm-Latiff llegó a México de vacaciones, al parecer invitado por su amigo Miguel Suárez, ex activista laboral en Estados Unidos. Tenían el plan de visitar algunas ruinas arqueológicas, como las pirámides de Teotihuacán, cerca de la capital mexicana.
Era parte de su nueva vida, señalan algunas publicaciones estadounidenses. Y es que el joven de 28 años había tenido algunos problemas legales durante su adolescencia, estuvo en prisión y se vinculó con una pandilla en Nueva York, donde vivía.
Cuando tenía 12 estuvo involucrado en un incendio que acabó con la muerte de su abuela, Betty Shabazz, la viuda de Malcolm X.
Condenado por homicidio culposo e incendio provocado, pasó un tiempo en un centro de detención juvenil.
Pero en los últimos años decidió iniciar una nueva vida. Un perfil publicado en 2003 por el diario estadounidense The New York Timesdice que Latiff quería seguir el camino de su abuelo, e incluso empezó a viajar y ofrecer charlas sobre las luchas que enfrenta su generación.
La noche en que murió había cenado con Miguel y otro amigo, quien llegó con su hija para acompañarlos. Luego los dejó en Garibaldi, donde caminaron un rato antes de entrar a The Palace Club.
Hasta ahora han sido detenidos dos de los probables agresores de Shabazz. La PGJDF busca a otros dos empleados del bar y a las mujeres que los llevaron allí.
Las chicas forman parte de uno de los varios grupos que se dedican a atraer clientes a los bares, no sólo de Garibaldi sino de otros sitios turísticos de la capital mexicana, afirmó el procurador Rodolfo Ríos Garza.
El líder de los comerciantes de Garibaldi, Raziel González, pidió una investigación “a fondo” del caso y demandó además que no persigan a todos los negocios de la plaza.
El dueño del bar no ha sido localizado. Los dos meseros a quienes se acusa de agredir al estadounidense fueron hallados porque presumieron en el vecindario que habían agredido “a un gringo”.
El cuerpo del nieto de Malcolm X permaneció en la morgue durante cuatro días, hasta que fue entregado a funcionarios de la embajada estadounidense.
Ninguno de sus familiares ha viajado a México para recogerlo.
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