El fenómeno se ha visto en otros tiempos, pero en los nuestros se multiplica.
Las redes sociales han hecho que el gran público se entere de las excentricidades de los líderes sindicales, funcionarios públicos, sus hijos y hasta sus yernos y sobrinos.
En otra época fueron rumores, hoy son hechos contundentes que además se confirman con imágenes. Que, dicen, valen más que mil palabras.
Antes, las locuras típicas de nuevos ricos y fortunas de miles de millones formadas en seis años, y hasta en tres, eran rumores y anécdotas que se escribieron tarde en las crónicas históricas. Ahora tenemos testigos en el momento y el fenómeno de la hija del líder petrolero luciendo sus perros viajeros, yates y botellas de fastuosos vinos, nadie vino a contarlo. Lo publicó en Facebook.
En otros tiempos se rumoraba que López Mateos paseaba en su Alfa Romeo por Reforma. Pero, si acaso, lo vimos muchos años después de muerto el expresidente cuando algunos cronistas lo consignan. Tampoco las excentricidades del hijo músico de Díaz Ordaz, ni las fiestas ruidosas y llenas de celebridades de Miguel Alemán en Acapulco. Hasta el “caserón del perro” nos parece pequeño ante el Bellagio de Zacatecas o los animales exóticos del rancho de Tijuana.
Ahora, en esta época de Facebook y Twitter, vemos a los “inocentes” –y presumidos– hijos de los magnates hechos en menos de un sexenio luciendo lo que sí tiene precio y surge la generación de mireyes, de juniors, de ladys y de lords hijos de algunos padres que reciben sueldos de 25 mil pesos, oficiales.
O vemos a la hija de un funcionario que con una llamada puede cerrar un restaurante y destruir un patrimonio porque no le dieron la mesa que esperaba.
Vemos también, aunque no en redes pero sí en fotos publicadas en medios, las carísimas ropas de la líder sindical que, consignado en imágenes, suma 1 millón de dólares al año en una de las tiendas más caras de Estados Unidos. Y sin ningún pudor La Maestra posaba para los fotoperiodistas con atuendos que sumados a los accesorios, pasaban los 50 mil dólares. Y había cambio de outfit para cada discurso.
Otra nueva rica desde que el PAN llegó a Los Pinos le abría las puertas a Quién y a Hola! para lucir su rancho o su cabaña, sus bolsas y sus trajes que pagaban con fondos del erario porque, decían, eso estaba autorizado. Igual que las toallas, la vajilla y el concierto de Elton John en su castillo.
YouTube también nos mantiene informados y circula audios de un exgobernador que, bastante borracho, presume de los miles de pares de zapatos y sus vueltas al shopping en Rodeo Drive y Miami comprando ropa que reparte en sus muchas propiedades y no se le acaba, dice.
También observamos cómo el hijo de otro exgobernador compra, como cacahuates, más de tres condominios en Miami. Todo se consigna y después nos acusan en lo que resulta que el pecado está en decirlo, no en hacerlo, ya que ninguna prueba dice lo contrario a lo consignado.
Vivimos en la época de las redes y en la época del cinismo. La época de las denuncias, de la prensa libre y la exhibición y las excentricidades. La época de los excesos y la época de muchos nuevos ricos mientras las paraestatales y los sindicatos, quiebran. Igual que las finanzas de los estados que elevan su deuda y elevan también los saldos de las chequeras y las inversiones de quienes las manejan. Aquí, una muestra de los excesos de una época. De los excesos del cinismo y de la más espléndida impunidad a lo que se puede comprobar, y que todos saben.
Les Petites Deschamps
Paulina y José Carlos Deschamps
Crecieron pensando que el dinero se daba en árboles. Y su casa era unenorme huerto… o un campo petrolero, porque la chequera ilimitada de Carlos Romero Deschamps siempre estaba abierta para sus hijos Paulina y José Carlos.
La niña viajaba por el mundo y combatía el homesick acompañándose con sus tres perros buldog. En la alegría brindaba con un Vega Sicilia de 10 mil pesos y siempre lucía impecable con accesorios de acuerdo a los 24 mil pesos mensuales que ganaba su papá, “el dueño de Pemex”.
Todas esas pequeñas extravagancias, los viajes, los brindis, aviones privados y mucho estilo, las lucía Pau en Facebook. Y también su Birkin, de Hermés, de 12 mil dólares.
Su hermano José Carlos también disfrutaba el sueldo de su papá y compró, en Miami, un Ferrari Enzo cuyo precio puede variar entre 2 y 7 millones de dólares. De colección y de color negro, clásico, el suyo pudo ser la más económica de las versiones.
Pero también invirtió en algunas propiedades y se fue a una inmobiliaria de su ciudad favorita a comprar dos departamentos: una buena idea de 7 millones de dólares, en South Beach. Parece poco para el presupuesto sin fin que el redituable sueldo de su poderoso padre puede comprarles. Lo mejor, de lo mejor. Y así privatizaron, sin necesidad de la compleja reforma, una buena parte del presupuesto de Pemex. Totalmente práctico.
Madame Bulgari
Marta Sahagún
La modesta esposa de un veterinario, que luchaba por superarse vendiendo quesos, un día tuvo cerca a un prometedor político de Guanajuato. La ambición llegó y “Vamos, Marta” fue su frase motivadora.
http://www.reporteindigo.com/reporte/mexico/ellos-los-nobles-0