Una simple prueba con vinagre es capaz de reducir el índice de cáncer cervical en las mujeres en cerca de un tercio y de esa manera evitar 73 mil muertes en el mundo cada año, aseguraron ayer los autores de un amplio estudio.
Los países ricos han conseguido reducir cerca de 80 por ciento de las muertes gracias a la implementación del uso regular de la citología vaginal, también conocida como Papanicolaou, que puede detectar la enfermedad en una faceta temprana y tratable.
Pero ésta sigue siendo la principal causa de muerte por cáncer entre mujeres en India y en otros países en desarrollo que no cuentan con el dinero, doctores, enfermeras o laboratorios necesarios para la detección generalizada y oportuna.
Con un costo sumamente bajo y una precisión comparable a la del Papanicolaou, la prueba del vinagre ofrece una solución a ese problema.
CÓMO FUNCIONA
La prueba es tan sencilla que personal de un dispensario médico de atención primaria puede realizarla. El examen consiste en frotar con un hisopo con vinagre el cuello del útero de la mujer, lo que hace que las células precancerígenas, si es que las hay, cambien su color a blanco. Los resultados se obtienen un minuto después de revisar el cérvix con una luz brillante.
Además del ahorro que se genera en los costos, los resultados inmediatos son una gran ventaja para las mujeres de las zonas rurales que de otra manera tendrían que viajar durante horas para que las examine un médico.
La prueba también puede ser muy útil en países como Estados Unidos, donde 40 por ciento de las mujeres no recibe tratamiento luego de un resultado anormal de su citología, destacó Electra Paskett, experta en cáncer ginecológico de la Universidad Estatal de Ohio.
“Tenemos un problema con el seguimiento”, dijo Paskett en el contexto de la conferencia anual de la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica en Chicago, donde fue presentado el estudio realizado en India.
“Lo más maravilloso en su programa es que aseguran el seguimiento, y su tasa de finalización fue fenomenal”, abundó Paskett.
EL ESTUDIO
La investigación aleatoria, con 150 mil mujeres que viven en barrios pobres de Bombay, halló que la prueba de vinagre era capaz de reducir las muertes por cáncer de cuello uterino en 31 por ciento mediante la detección y tratamiento temprano.
El estudio, que se extendió por 15 años, mostró que la prueba de vinagre además permite evitar un problema común de sobrediagnóstico.
La incidencia de cáncer de cuello uterino es esencialmente la misma entre las mujeres examinadas cada dos años y aquellas que sencillamente aprendieron cómo identificar las señales de advertencia.
“Esperamos que los resultados tengan un profundo efecto en la reducción del cáncer cervical en India y en todo el mundo”, dijo el principal autor de la investigación, Surendra Srinivas Shastri, profesor de Oncología Preventiva en el Tata Memorial Hospital de Bombay.
“Éste es el primer estudio para identificar una estrategia de cribado del cáncer cervical que reduce la mortalidad y es factible implementar a gran escala en India y en otros países en desarrollo”, afirmó Surendra.
En la última década, las tasas de mortalidad por cáncer de cuello uterino en India han disminuido de 28 a 11 por cada 100 mil mujeres, pero la enfermedad todavía se considera el cáncer más mortífero entre la población femenina. En general, este tipo de carcinomas causa 12 por ciento de las muertes entre las indias.
Una vez que el programa de pruebas de vinagre se implemente en su totalidad, puede prevenir 22 mil muertes por cáncer de cuello uterino en ese país cada año, y hasta 73 mil a escala global, concluyeron los autores del estudio.
CASO CLÍNICO
Usha Devi, una de las mujeres que participó en el estudio, dijo que le salvó la vida.
“Muchas mujeres se negaron a ser examinadas y algunas de ellas murieron posteriormente de cáncer”, indicó Devi.
Es madre de cuatro hijos y nunca se había sometido a un examen ginecológico. Había sangrado durante varios años, esperanzada en que el problema se solucionaría con paciencia y oraciones.
“Todo el mundo dijo que desaparecería y cada vez que pensaba en ir al médico, o no tenía dinero o pasaba otra cosa”, contó la mujer.
Un día encontró una carta firmada por enfermeras que trataban de convencer a las mujeres para que se sumaran al estudio.
Devi supo que tenía un caso avanzado de cáncer cervical y el estudio pagó la operación para extirparle el útero y el cuello uterino.
http://www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/2f663cf0e10569cb6fc1e8daf65ea12f