CUIDARSE DE LOS LIBROS DE AUTOAYUDA El autor concede que el auge de los libros de autoayuda está enraizado en la necesidad que tiene el ciudadano moderno de encontrar respuestas a muchos de sus padecimientos neuróticos, aunque no es muy adepto a ellos. – Los libros de autoayuda están muy desprestigiados; sin embargo, se venden cada día más… – Eso se debe a que cada día estamos más neuróticos y la gente tiene hambre de guías. Tengo que decir que, en general, no me gustan los libros de autoayuda. Me parecen, en un 99 por ciento, colecciones de palabras bonitas. No son efectivos en absoluto e incluso algunos, resultan contraproducentes. – ¿Por qué? – Porque sostienen principios que pueden causar más malestar. Por caso, un libro muy vendido como El secreto, de Rhonda Byrne, que te recomienda que desees mucho las cosas, pues eso, de alguna manera mágica e inexplicable, te hará conseguirlas. Nosotros, los psicólogos, sabemos que eso es mentira. Incluso, hasta malo. Hay que desear las cosas con moderación, porque de otro modo te obsesionas y te haces un desgraciado si no las consigues. Y si las consigues, también, porque las cosas obtenidas te van a defraudar, nunca van a estar a la altura de ese gran deseo que las estimuló. Muchos libros de autoayuda no están basados en investigaciones reales. – ¿Qué es la psicología cognitiva? – Una ciencia para la que existen más de 2000 estudios publicados en revistas científicas que avalan su eficacia. En mi caso y en España, estoy muy cerca de pensadores y divulgadores como Mario Alonso Puig y Enrique Rojas. Realmente, la psicología cognitiva está teniendo un gran auge, gracias a que funciona. – ¿La psicología cognitiva tiene algunos puntos de contacto con la Gestalt? – – Sí, algunos. La mayor coincidencia es que ambas combaten la súper exigencia. La Gestalt le da voz al niño interior, que no es tan exigente. Ese es un punto que también defendemos nosotros. Ahogar esa voz que nos dice: – Tengo que ser esto, debo ser lo otro. http://www.sinembargo.mx/26-03-2013/570028 ]]>
“Perseguir demasiado la seguridad no es bueno”, dice el psicólogo Rafael Santandreu
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