La publicación menciona que estos jóvenes “no están realizando la actividad propia de quien tiene un empleo, pero ello no significa necesariamente que estén haciendo nada, así como tampoco implica que quieran un empleo o que lo estén buscando”.
La primera crítica viene en el sentido de que se asume que “para la población joven sólo tiene sentido trabajar o estudiar, es decir, estar en la economía de mercado o estar preparándose para ello; de no ser así, tal pareciera que se tratara, en primer término, de recursos humanos desperdiciados”.
Y es que en la cifra de NiNis se compone en 79% de mujeres, que en su mayoría se dedican a las labores del hogar. “Para la OIT, las tareas domésticas que realizan los miembros de los hogares orientadas a atender las necesidades propias son, sin duda, trabajo, si bien no uno que esté contenido en la frontera de producción de la contabilidad nacional o trabajo económico”, dicen los investigadores.
Al interior de la ENOE, la PNEA se divide entre aquellos que están disponibles para trabajar, pero que no buscan activamente un empleo, y quienes no están disponibles por alguna otra causa; una de estas causas es la ocupación en el quehacer doméstico.
Si a la cifra inicial de NiNis se le resta a aquellos hombres y mujeres en nos disponibles en la PNEA y que explícitamente declararon realizar labores domésticas y no estar estudiando, el número es de sólo 2 millones 633 mil 397. Esto se debe a que alrededor del 90% de aquellos que se consideran no disponibles se dedican al quehacer del hogar.
Las más recientes estimaciones del trabajo no remunerado en México, disponibles para el 2011, arrojaron que el valor económico de las actividades relacionadas con las labores domésticas equivalieron a 21.6% del PIB, alrededor de 3.1 billones de pesos.
Un enfoque a debatirGerardo Leyva y Rodrigo Negrete critican, además, que esta aproximación de que los jóvenes sólo deben estudiar o trabajar no toma en cuenta las preferencias de quienes deciden o se ven en la necesidad de salir del ámbito educativo y no insertarse en el ámbito laboral.
Sin embargo, aceptan que hay ocasiones en las que esta situación podría no ser deseable, por lo que la cifra de NiNis es abordada bajo un “enfoque de derechos”, es decir, tomando en cuenta las leyes que establecen un mínimo por cumplir, en este caso, el de la escolaridad.
Tomando en cuenta la edad de los jóvenes y el nivel de escolaridad que se desearía para ese momento, se encuentra que sólo 984 mil 696 cumplen con el requisito establecido en la ley. Si éstos se restan a la cifra inicial de NiNis el número disminuye a 5 millones 902 mil 456.
Pero, “cuando al etiquetársele como NiNi decretamos que una mujer casada, mayor de 25 años, que tiene un hogar con niños, debería estar trabajando o estudiando el bachillerato, presupone que nosotros sabemos mejor que ella qué es lo que le conviene y a su familia”. Por ello la investigación hace una segunda aproximación al enfoque de derechos tomando en cuenta la definición de jóvenes de la Organización de las Naciones Unidas, la cual limita este grupo a los 24 años.
Así, eliminando a aquellas personas no disponibles que se dedican al hogar y que tienen 25 años o más, la cifra de NiNis alcanza los 4 millones 1 mil 855 jóvenes.
Los que no hacen absolutamente nada
“Lo interesante ahora es que la ENOE puede identificar todavía a un grupo o segmento que se declara no disponible para trabajar y que no desempeña labores del hogar: son los otros al final de toda una larga lista de filtros”, dicen Leyva y Negrete.
Si tomamos en cuenta que aquellos no disponibles se clasifican así por una razón de peso y que aquellos jóvenes desocupados sí hacen algo con su vida, pues se encuentran buscando activamente un empleo, estos “otros” son los verdaderos NiNis.
Esta cifra final engloba a tan solo 597 mil 334 jóvenes que “hasta donde la Encuesta nos permite profundizar, no están siendo útiles ni para sí mismos ni para los demás”. Sin embargo, el contraste hecho no termina aquí, ya que la ENOE da seguimiento a los encuestados durante 15 meses, lo que permite observar cambios en su comportamiento.
El artículo indica que en el segundo trimestre del 2010 solo 13.5% de aquellos jóvenes que no desempeñaban rol alguno en el mercado laboral o en sus hogares se mantuvieron en es esta condición un año después. “Es un hecho que la mayoría de los NiNis así tipificados cambian de estatus a lo largo de los trimestres”, afirman los investigadores.
Derechos y edades para generar políticas públicasLa cifra cercana a los 7 millones suele usarse para resaltar la falta de oferta educativa, así como oportunidades de empleo para los jóvenes. Así, se pretende que el número sea una guía para medir la efectividad de las políticas públicas generadas para atacar estos problemas.
Sin embargo, el texto elaborado al interior del INEGI pone en perspectiva la construcción de la cifra y cuestiona la legitimidad del gobierno para decir cómo debe ser el comportamiento de los jóvenes, imponiéndoles un rol meramente productivo y dejando de lado aspectos sociales no monetarios.
Una recomendación hecha por los investigadores para la generación de políticas públicas es aproximarse a los datos desde un enfoque de derechos y por edades. “Si el criterio de derechos se vuelve uno absoluto para el grupo de menores de edad, en realidad se deja atrás el concepto de NiNis. Es el desertar del sistema escolar lo que realmente importa aquí”, advierten.
En cuanto a los mayores de edad que no cumplieron con la escolaridad que por ley tienen derecho, es posible atacar la deserción en el tramo de la población más joven, pero que “conforme se avanza en edad es un criterio que tiene que relativizarse porque ya está de por medio una decisión adulta de cuáles son las prioridades en la vida”.
“Los autores nos inclinamos por la aproximación diferenciada según la edad y consideramos, en realidad, no sólo irrelevante sino como un distractor el que el término como tal de NiNis se aplique al grupo de 15 a 17, ya que el abandono del sistema educativo es una prioridad por arriba de si jóvenes no adultos se encuentran trabajando o no”, concluyen.
Los problemas del término
Dejando de lado las discusiones numéricas, los investigadores del INEGI critican que el término NiNi es usado como en término estadístico sin ser tal. “El término no ha sido, como tal, discutido de forma multilateral como otros conceptos estadísticos; hasta ahora, no ha figurado como tema de ninguna Conferencia Internacional de Estadísticos del Trabajo que la Organización Internacional del Trabajo convoca en Ginebra, Suiza, para definir qué es y qué no es trabajo, así como las distintas categorías que clasifican a la población por condición de actividad”.
“Lo que ha sucedido en este mundo hiperconectado es que el término ha prosperado más bien por contagio (…) También ha llegado a organismos internacionales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que, a su vez, lo refuerzan”, explican en el artículo.
“En suma, saldar una discusión en torno a los NiNis así como no puede eludir la cuestión de la existencia o inexistencia de oportunidades tampoco puede evadir si las decisiones que toman los jóvenes sobre qué hacer en este momento con su vida son legítimas o no y el hecho de que en la misma sociedad (e, incluso, en sus grupos más conscientes y vocales) hay visiones contradictorias sobre el significado de otros roles en la reproducción social que no pasan por el mercado: si deben ser vindicados o, por el contrario, reducidos a un mínimo en la vida de las personas”, advierten.
“Por último, en la definición de NiNis (cualquiera que se adopte) no hay que perder de vista la problemática de permanencia frente al de transitoriedad: ¿cuál es el periodo de observación que confirma que alguien que parece NiNi efectivamente lo es? Así, y mientras no se hayan tomado en cuenta todo este tipo de consideraciones, los datos que se quieran proporcionar sólo competirán por posicionarse en los medios con base en su cruda magnitud, sin tener Ni consistencia Ni sentido”, concluyen. http://www.dineroenimagen.com/2013-07-04/22579