Dos buzos acompañan a cada uno de los niños atrapados en una cueva de Tailandia, que llevan una máscara que les cubre toda la cara. / ATLAS
Tras el primer rescate de este domingo en la cueva de Tham Luang en Tailandia, hoy se ha reanudado una segunda jornada para que las personas que aún permanecen en el interior puedan ver la luz del día antes de que la amenaza de fuertes lluvias se haga realidad. ¿Pero qué ha pasado para que doce niños y su entrenador caminaran durante kilómetros por su interior, se vieran atrapados y sin poder salir?
¿Quiénes son los 12 niños?
Los chavales, de entre 11 y 16 años, forman parte de la academia de fútbol infantil Mu Pa (Jabalíes salvajes), del distrito de Mae Sai, al norte de Tailandia.
¿Están solos?
No. Se adentraron en la cueva con su entrenador, un hombre de 25 años de edad, el pasado 23 de junio.
¿Por qué entraron?
La turística cueva de Tham Luang es un conjunto de oquedades angostas y pasillos estrechos de 10 kilómetros bajo la montaña de Doi Nang Non, en la provincia tailandesa de Chiang Rai, adonde llegaron en sus bicicletas tras un entrenamiento.
Si es un lugar turístico ¿por qué se han visto atrapados?
A la entrada de la misma, hay un cartel que prohíbe entrar si es temporada de lluvias como lo es ahora. De momento lo que ha trascendido es que se perdieron en su interior por un chaparrón repentino y contínuo. La crecida del agua les impidió salir. Los chavales no sabían nadar.
¿Quién dio la voz de alarma?
La madre de uno de los niños alertó de la desaparición de su hijo que formaba parte del equipo de fútbol. Tras la denuncia se puso en marcha un operativo de búsqueda.
¿Durante cuántos días no se supo nada de su paradero?
Pasaron diez días sin noticia alguna de los chicos y su entrenador. Del 23 de junio al 2 de julio.
¿Cómo se dio con ellos?
Las bicicletas dejadas a la entrada de la cueva fueron clave. Un guarda del Departamento de Parques Nacionales alertó a las autoridades al dar con ellas.
A partir del hallazgo ¿que se hizo para sacarlos al exterior?
El Gobierno tailandés lideró la operación con ayuda de países como Australia, Estados Unidos, Japón y China así como de expertos internacionales en buceo y en espeleología.
Tres expertos buzos británicos se adentraron en la cueva, cuyos estrechos canales se hallaban inundados. El 2 de julio dieron con los 12 niños y su entrenador que aguardaban apiñados sobre una roca. Su estado era bueno pero estaban debilitados tras diez días sin ingerir alimento ni líquido alguno. La primera medida fue alimentarlos y medicarlos para que recuperaran sus fuerzas mientras se estudiaba la mejor forma de proceder al complicado rescate. Además, fueron provistos de luz artificial y les facilitaron teléfonos móviles para que hablaran con sus familias.
¿Cuántas personas trabajan en el rescate?
Los expertos forman parte de un equipo de más de 1.300 personas y luego hay vecinos de la zona, voluntarios, que preparan alimentos y ayudan a los rescatistas.
¿A qué distancia se hallan de la entrada de la cueva?
A 4 kilómetros.
¿Cuáles son las principales complicaciones?
La primera y fundamental es que los niños no saben bucear e incluso nadar. La segunda, la amenaza de lluvias intensas que puede dar al traste con el rescate.
¿Qué alternativas se barajan?
La opción de enseñarles a bucear en un tiempo récord, a través de estrechos canales y oscuros, se plantea difícil y más después de diez días de cansancio psicológico y estrés. Otra opción estudiada ha sido la de bombear el agua pero, como el manto de Penélope, al tiempo que se drenaba las lluvias impedían bajar el nivel del agua. Otra tercera y simultánea con la segunda perforar la roca para acelerar el drenaje. Se llegó a decir que permitiría salir a los chavales por su propio pie. Y una última, no hacer nada y esperar, con comida suficiente y otros suministros, al cese de lluvias pero eso suponía permanecer en el interior de la gruta otros cuatro meses.
¿Cuál es el método más seguro?
Una respuesta muy difícil de dar si se tiene en cuenta que uno de los expertos buceadores de la operación de rescate, un tailandés de 38 años de edad, falleció cuando llevaba víveres y materiales al grupo. Se le terminó el oxígeno. Fue un jarro de agua fría para todo un país (por no decir mundo) pendiente de las vidas de los chicos y de su entrenador. Un buzó tailandés que se había adentrado dijo que el agua era tan turbia que apenas veían bajo el agua a pesar de sus linternas.
¿Qué llevó a arrancar el operativo?
La operación de rescate arrancó al ser inminentes las lluvias del mozón. Se dispusieron dos expertos buceadores por niño. Así empezó el rescate este domingo que aún continúa y hay quién ha alertado de que podría prolongarse unos días. De hecho, ha habido que reemplazar tanques de oxígeno y trasladarlos al área del operativo y otros equipos.
¿De qué modo se desarrolla?
Cada niño era conducido por dos buzos que usaron cuerdas guías por diferentes tramos de los 4 kilómetros a atravesar, iluminados con linternas. Los buzos cargaban con la botella de oxígeno del niño al que se le había puesto una máscara.
¿Se sabe las identidades de los que ya ha salido?
No. Se les ha trasladado al hospital de Chiang Rai y no se han facilitados sus nombres para no crear más sufrimiento entre las familias, amigos y conocidos. “El cuarto jabalí salió de la cueva” es el críptico mensaje que dan los SEAL de la Marina tailandesa.